Juan Vallejo se encuentra con Alberto Iñurrategi y Mikel Zabalza bajo el corredor Hornbein de la cara norte del Everest. La verdadera cara norte del Everest, dicen quienes conocen el lugar, ya que su aislamiento es radical, nada que ver con lo que ocurre habitualmente por la ruta normal que discurre por el collado norte y arista noreste. De camino han tenido la oportunidad de conocer a otros alpinistas e intercambiar impresiones sobre sus planes. Lo que ha sabido sobre la cara suroeste del Shisha Pangma le motivó para lanzar un SOS en su blog.
“También es una buena oportunidad para conocer gente y para intercambiar ideas con quienes se acercan como nosotros desde todos los lugares del mundo al Himalaya a escalar montañas. Ha sido precisamente en uno de estos cambios de impresiones con grupos que tenían la intención de intentar la cara suroeste del Shisha Pangma lo que nos ha dejado sin palabras ya que sin ningún tipo de pudor nos cuentan que tienen la sana intención de equipar con cuerdas fijas la ruta que tan brillantemente abrió en el año 1980 un grupo de británicos con Doug Scott a la cabeza en un impecable estilo alpino”.
Para Juan Vallejo el problema empezó “a partir de principios de este siglo cuando algunos grupos de desaprensivos abrieron la veda de la colocación de cuerdas en este pequeño santuario de la escalada alpina y con la excusa de que ya se había hecho, grupos posteriores también se apuntaron al carro de las cuerdas fijas, porteadores de altura etc. ¿Acaso no hay cada vez más lugares en el Himalaya donde se ha impuesto el uso indiscriminado de estas tácticas y cada vez menos sitios como el aquí menciono que aún guardan cierto aura de autenticidad y aventura? Hagamos un esfuerzo entre todos para mantenerlos así.
En descarga de los arriba mencionados diré que en su mayoría eran jóvenes (otros no tanto) y posiblemente desconocedores de todo esto que relato, o quizás no y prefieran mirar hacia otro lado”.
Para finalizar, es como poco escéptico sobre el futuro. “Con toda seguridad estas reflexiones caerán en el gran saco roto de la ética alpina pero quizás alguien quiera recogerlas y con ello ayuden preservar este reducto himaláyico de la escalada alpina para las próximas generaciones que es la cara Suroeste del Shisha Pangma”.