Iván Hernández nació en Ibi (Alicante) hace 37 años y actualmente reside en El Campello (también en Alicante). Es en la roca de las variadas escuelas y sectores alicantinos que ha contribuido a desarrollar donde ejercita su inalterable pasión por este deporte. Por allí empezó a escalar en los albores de la deportiva en los años ochenta, por allí encadenó su primer 8b en 1992 y llegó incluso al 8c+/9a cuatro años más tarde. El salto definitivo hasta el noveno grado también lo dio en su roca, aunque esperó quince años, hasta septiembre del año pasado.
Hablamos con él sobre su trayectoria y su modo de ver y vivir la escalada en la actualidad. No ha cambiado mucho desde los años noventa. Sigue escalando, escalando y escalando. Aunque lo matiza con algo fundamental: los compañeros y los amigos de escalada. Ellos son los responsables de que haya machacado tanto las vías duras de este rincón del país. A él quizás le hubiera gustado explorar otros horizontes, aunque no sin su gente.
¿Cuándo empezaste en esto de la escalada?
Empecé a escalar cuando tenía 13 años con un primo, sin ninguna idea de cómo se hacía aquello. Nos colgábamos por las paredes haciendo verdaderas locuras y temeridades, hasta que conocimos a gente del Centro Excursionista de Alicante. Ellos nos sacaron a hacer tapia. Fueron unos años de transición a la escalada deportiva, que fue la que realmente me enganchó y la que cumplía todos los requisitos para dejarme rendido e incluso K.O.
¿Cuánto tiempo le dedicas actualmente a escalar?
Intento escalar al menos cuatro días por semana, pero no siempre lo consigo, bien por trabajo o porque no puedo engañar a nadie (jeje) para ir a mis sectores, ya que hay que andar un poco y no hay vías para todos; frente a los sectores de toda la vida que son más cómodos para llegar y con mayor número de rutas de todos los grados. Por eso empecé, hace años, a realizar variantes en vías que ya había hecho, ya que así encontraba más gente para escalar.
¿Sigues un entrenamiento planificado?
No sigo ningún entrenamiento porque no me gusta que me dicten qué debo hacer en cada momento. Me gusta equipar, inventar las líneas y probarlas… ¿qué prisa hay para subir de grado? Cuanto más fuerte estés menos vías tendrás para hacer… jejeje.
¿Qué escuelas frecuentas más?
Suelo frecuentar las que más cerca tengo, Sella; aunque Alicante, en general, cuenta con un montón de zonas de escalada de distintos tipos de roca que no te deja aburrirte: psicobloc, búlder, desplomes cortos, desplomes de continuidad, chorreras infinitas, placas de todos los tipos, etc. Muchísima roca para abrir y, para bien o para mal, somos pocos por aquí abriendo nuevas rutas.
¿Qué vías de las que has escalado son una referencia para ti?
Una referencia son las encadenadas por varios escaladores y graduadas entre ellos. Antes viajaba más y comparaba más quizás; ahora, me dejo aconsejar más por los demás.
¿Cuáles son las últimas vías interesantes que has encadenado?
El sentido de la vida (8c/8c+), Espacio-Océano (8c+), Super Espacio-Océano (9a) y Maldita Postez (8b+/c).
Hace unos meses encadenaste tu primer noveno con Super Espacio-Océano, ¿cómo fue todo el proceso de elegir la línea, terminar de equiparla y encadenarla?
En Alicante, hay muchos sectores marginales en los que hay vías muy buenas, pero la gente, como en todos los sitios, se amontona en los lugares de siempre. El Wild Side (Sella) empezamos a equiparlo cuatro personas y no entendíamos cómo no iba más gente a escalar; con los años fue cambiando y ahora es la referencia. Esto me llevó a probar la combinación de dos vías que ya tenía encadenadas hace años y luego la enredé todavía más y le busqué otra salida más dura. O sea, que realmente no quería estar allí… jejejeje… quería ir a escalar a otros sectores pero la necesidad de escalar con gente me hizo, una vez más, estar debajo de aquel muro de toda la vida.
¿En qué estás ahora mismo? ¿Qué proyectos tienes?
Ahora mismo estoy equipando en el Coliseo y en el Anfiteatro, sectores muy buenos de Sella en los que salen vías magníficas.
¿Qué es la escalada para ti?
Lo es todo para mí, es lo mejor que existe y se ha podido inventar. Quizás, el hecho de que sea un deporte minoritario le da su toque supermágico.
Desde tu perspectiva como uno de los novenogradistas de más edad, ¿cómo has visto la progresión de este deporte?
La progresión ha sido lenta, porque ha habido años de estancamiento, pero en general era lógico dónde han llegado y dónde llegarán los próximos años. Es normal que la gente joven que empieza a escalar antes que a andar, con todos los medios que existen hoy en día (rocódromos, entrenadores, etc.) hagan el grado que hacen. En mi caso, también empecé joven, con trece años, y con dieciocho ya hacía 8b (en el 92), cada año subía el grado más o menos progresivamente hasta Ejecución radical (8c+/9a) que hice con 22 años (1996) y 8 meses de ensayos exclusivos. Luego, seguí disfrutando de la escalada ensayada pero moderándome un poco y siempre teniendo varias vías a la vez para ‘peguear’.