Aventura y roca, roca y aventura. Ambos elementos bien mezclados en su justa medida. En eso se traduce Cutting the Line, 400 metros repartidos en diez largos que se levantan de la selva más profunda que puedas imaginar, a lo largo de la prominente proa del Monte Roraima, una especia de oasis de entre semejante sobredosis vegetal. Hasta allí se fueron Greg Child, Jared Ogden, y Mark Synnott el pasado mes de noviembre, unos (Jared y Mark) retomando sus pasos, y Gred a conocer tan atractivo y perdido mundo de roca.
Primero se hartaron de selva. Entre 70 y 80 kilómetros de techumbre vegetal, hasta llegar a la base del Roraima, y poder ver por fin el cielo siguiendo la línea de su espolón norte. Luego había que despachar el espolón rocoso, y a ser posible, todo lo libre que se dejara la pared. Sí, pasando de los pedales en la medida de lo posible. Y se dio bien: «Todo en libre, al menos en top rope, excepto el último largo, que iba por una cascada», asegura Synott. Él lo tiene claro: «una de las escaladas en libre más increíblemente hermosas que he hecho», sobre una línea desplomada de abajo arriba e inmersa en un mundo perdido.
Números e historia
La experiencia fue intensa, pero también cuantificable. Los números de Cutting the Line hablan de 400 metros, diez largos y dificultades de VI grado de pared, 5.12a (7a+) en libre y A2+ en el tramo final de artifo. Todo desplomado, en esta inmensa plataforma de roca que se levanta unos 2.700 metros sobre la espesura de la selva, y con saltos de agua regando muchos de sus muros. Una montaña de postal, que ya visitó en 1973 un peculiar y británico cuarteto: Mo Anthoine, Joe Brown, Hamish MacInnes y el genial Don Whillans.
Mas cercana es la primera visita antes reseñada de los propios Ogden y Synnott, quienes en 2003, y entonces con el escalador y realizador John Catto ya dejaron un Scorpion Wall de nueve tiradas y VI 5.11+ (6c+/7a) y A0, unos cien metros a la izquierda de la pionera ruta inglesa. Esta vez se fueron todavía más allá, y trazaron su Cutting the Line en la cara este de esta enorme tarta de roca enclavada en la selvática Guayana.
Fuente: climbing.com