La noche del 26 de mayo celebramos en El Montañero, en el mismo corazón de La Pedriza, la Gala de entrega de las Suelas ODT de la temporada 2022-23.
La Orden del Tumbao (ODT) entrega desde hace 15 años las Suelas que reconocen a los escaladores con mejores encadenamientos de cada temporada. La lista de premiados en estos años es absolutamente impresionante: Alfonso Subías, Ignacio Mulero, Carlos “Rana”, Carlos Ruano, Irene Noval, Iris Gutiérrez, David Núñez, Javi Guzmán, Angel Morente, Angel Alloza, Aitor Bárez, Roger Molina, Alfredo, Juanan, Javichu… Como no somos perfectos también es larga la lista de los que con enormes méritos nunca la han recibido, pero eso lo iremos arreglando (spoiler).
Este año la cosa prometía. La cantidad y calidad de las actividades en La Pedriza demuestran que esta escuela tan peculiar no pasa de moda. Nuevos encadenamientos de Art-Herencia, la llegada de las nuevas generaciones (¡novísimas!), el resurgir de la escalada en fisuras… le han puesto las cosas realmente difíciles al Comité de Sabios de la Orden que decide cada año a los ganadores.
La entrega de premios comenzó, después de la estupenda cena servida por Rodri y Roxana, con el discurso del Ilustre Miembro Ángel Alloza. Ángel habló un poquito de la historia de las suelas y resaltó que para otorgar una suela nos fijamos tanto en el mérito de las escaladas como en el estilo de las mismas. También recordó que ha habido buenas actividades este año, pero que también estamos viendo otras no tan buenas e incluso algunas inaceptables en La Pedriza, como los tallados y los cantos pegados con sika. Pero quiso hacer énfasis en que hay escaladores jóvenes que muestran una pasión por La Pedriza y unas formas de enfrentarse a sus desafíos con los que nos sentimos muy identificados. Y como se enrollaba el Gran Maestre le arrebató el micrófono y comenzó a entregar los premios.
La Suela de Hojalata de este año fue a Óscar Unzúe, por una temporada llena de … buenos momentos en los bares con los amigos. No ha sido el único en hacer méritos para el premio a “no haberse meneado” como los describe el Gran Maestre, pero sin duda ha sido uno de los mejores.

El Premio Navarrete, a la caída con toda la cuerda lista para chapar en la mano, fue para Iris Gutiérrez. Iris es una Suela de Oro con amplia experiencia en el vuelo sin motor que ha refinado su estilo en Correvuela hasta ejecutar un Navarrete perfecto, de 10. Justo antes de la entrega se proyectaron algunos de sus mejores vuelos y todos coincidieron en la justicia de este premio.

A continuación vino la primera sorpresa de la noche, con la entrega de un regalo del Comité de Sabios a Ángel Alloza por su escalada de Muerte Súbita en La Cabrera, tras tres años persiguiéndola.
La Suela de Plata fue para Mario Llosa. Su lista de encadenes de este año es alucinante con primeras ascensiones («Círculo Karateca» 8b+?), clásicas («Vicky», «Josua-Etienne»…), fisuras difíciles… Y con algo que para nosotros es más importante que los numeritos: una pasión por La Pedriza enorme y un estilo de escalada intachable
La Suela de Oro se la dimos a Armando Martínez, Súper Arman. Lo ha escalado prácticamente todo. Sin ruido. El estilo (¿hemos hablado ya del estilo?) llevado al límite. Esta suela es un reconocimiento a lo que la ODT considera un ejemplo para los que llevamos toda la vida y para los que vienen ahora empujando. ¡Hasta en el bar es un ejemplo!

Y la suela más especial de la noche, la Suela al Mérito Pedricero, fue para Carlos Díez, «El Mákina«. Carlos puede que sea poco conocido, pero ha abierto y sigue abriendo vías en solitario que están sin repetir. Le tuvimos que engañar para que viniera y le cayó el premio totalmente por sorpresa. Luis Santamaría le describió como la figura más importante de estos años en La Pedriza, junto Ignacio Mulero y Carlos Sierra “Rana” (añadió que todos los demás somos unos caganers). Carlos cogió el micro e hizo un breve discurso que nos emocionó a todos. De ésta igual se vuelve sociable, quién sabe…

Tras la cena El Punky de La Pedriza dio un concierto memorable. Temazos dedicados a la ODT, al Mákina, a los palitos de chapar, incluso a Darío Rodríguez… Media hora de punk en estado puro. Levantó al personal de sus sillas y se cargó una lámpara, ¿qué más se puede pedir?

En resumen, la cena fue un éxito como pocas veces. Hubo un poco de todo, amigos nuevos a los que ya consideramos de toda la vida, momentos emocionantes, temas para la reflexión … el futuro de la ODT y de las Suelas parece garantizado. Siempre que no nos carguemos La Pedriza, claro.

