En este viaje, Jordi Pina, a través de diferentes caídas, nos permite conocer a los protagonistas, las circunstancias que llevaron al accidente, los complejos rescates y cómo continuó la vida de las personas implicadas.

Ahora sentimos curiosidad y queremos preguntarle sobre Metres avall. Cròniques de grans caigudes escalant a Montserrat , y muchas cosas más.
«Cada historia es una historia de personas que se enfrentaron a un accidente y reaccionaron lo mejor que pudieron con los recursos de que disponían en su momento. En realidad, son historias de amistad».
Jordi Pina
¿Caerse forma parte de la escalada?
¡Pienso que sí, pero la frecuencia de las caídas depende del tipo de escalada! En escalada deportiva o en búlder caerse es muy normal. En cambio, escalando vías clásicas caerse es potencialmente un accidente. Yo no escalo nunca deportiva y en 2022 he caído una sola vez escalando de primero. Hay amigos que les digo en broma que ellos se caen más veces en un día haciendo deportiva que yo en todo un año, ¡y es verdad!
Decidiste escribir Metres avall. Cròniques de grans caigudes escalant a Montserrat a causa de una caída de 30 metros en Montserrat ¿Dirías que esa caída te abrió los ojos?
Un poco sí. Nadie se quiere lastimar escalando, pero una vez te haces daño y ves lo lento que es curarse y la problemática que generas en tu entorno, empiezas a ver las cosas distintas que antes de accidentarte por primera vez. Evidentemente no deseo mal a nadie, pero un accidente a tiempo sin consecuencias graves creo que es un toque de atención que hace más bien que mal.
¿Qué es lo que más te ha impresionado de esta recopilación de relatos?
Sin lugar a dudas el lado humano de la escalada. Cada historia es una historia de personas que se enfrentaron a un accidente y reaccionaron lo mejor que pudieron con los recursos que disponían en su momento. En realidad, son historias de amistad.
¿Qué es lo que has aprendido? ¿qué ha sido lo más hermoso o gratificante?
¡Quizás te diría que me he dado cuenta de que los milagros existen! Lo más gratificante para mí ha sido poder poner en negro sobre blanco historias que iban camino de perderse. He entrevistado a gente muy mayor que tuvieron accidentes hace 40 o 50 años. Siempre comento que este libro no se hubiera podido escribir de aquí a 50 años… Un caso curioso es el del capítulo «60 metres. Val més dos ferits que un mort». Los protagonistas son Eduard Pagès y Ferran Ros y la crónica explica un accidente que tuvieron en 1979. Por desgracia, Eduard murió en 1997 en un accidente de tráfico y Ferran en 2010 de enfermedad. La historia estaba prácticamente perdida, pero la he podido reconstruir gracias a la predisposición de las dos viudas y a dos escaladores que presenciaron el accidente.
Antes nunca habías escrito ¿Cómo te animaste a escribir algo tan complejo?
Cuando me estaba recuperando de mi accidente me empecé a interesar por caídas largas que sucedieron en Montserrat. Por curiosidad las empecé a escribir para no perderlas pero, poco a poco, la cosa se fue haciendo grande. Llegó un momento en que pensé en hacer un artículo, pero mi mujer me comentó que el formato adecuado era un libro. Yo flipé… ¡¿Un libro?!
¿Crees que Montserrat es especial en esto de las caídas? ¿o si se cogiera cualquier otro macizo o pared en el que se practica la escalada aparecerían también un buen puñado de historias sobre caídas?
Creo que se pueden hacer libros análogos en otros sitios. Quizá lo interesante es que sean sitios con una altísima concentración de vías de escalada en un espacio reducido, así queda todo más concentrado y cobra más sentido. Montserrat es un macizo de diez kilómetros de largo y cinco de ancho y tiene unas 6000 vías abiertas. Un libro análogo creo que se podría hacer sobre el Pedraforca o Riglos. Si alguien se anima, ¡yo encantado de leerlo!
Los años 70 y 80 cobran protagonismo en estas historias de vuelos y aterrizajes…
Sí, cuando escribía el libro me fijé también que muchos accidentes sucedían en estas décadas. No te sabría decir el motivo concreto, seguramente es multifactorial. Se me ocurre que el Montserrat de los años 80 era un Montserrat con un fervor escalador muy grande, en cierta forma actuaba de válvula de escape de una juventud del área metropolitana de Barcelona, que estaba viviendo los primeros pasos de la democracia. Otro factor podría ser que se estaban empezando a escalar vías de dificultad elevada pero con medios todavía muy rudimentarios, como aparatos de asegurar que no eran autoblocantes ni para el segundo, sin casco y usando en muchos casos tacos de madera para proteger las fisuras.
¿Hay que dar las gracias a los árboles?
Sí, curiosamente en varios accidentes el accidentado tuvo un aterrizaje «suavizado» al caer encima de árboles en lugar de directamente al suelo. Hoy día algún amigo me ha comentado en broma, «¡mira Jordi, hay árboles a pie de vía, no hay de qué preocuparse!».
Según tu punto de vista ¿qué tienen en común todas las personas que han participado en el libro y que vivieron inmensas caídas?
La verdad es que tienen más de dispar que de común. He entrevistado desde personas muy mayores hasta jóvenes. Desde personas que todavía escalan hoy en día hasta gente que lo dejó hace 40 años, y me decían que mis preguntas les hacían revivir una vida pasada. Desde gente que vive donde nació hasta Pere Sunyer, protagonista del capítulo «30 metres. Para, para, para!», que hace años que vive en México. Hay protagonistas que el primer día que pudieron escalar fueron a hacer la vía donde se accidentaron y otros que me han dicho que «¡a aquella vía no vuelvo ni loco!».
Te diría que todos los accidentados tienen en común que tuvieron la suerte de salir vivos de accidentes donde lo normal habría sido matarse.
He leído que tu próximo proyecto girará en torno al solo integral.
Sí, siguiendo un poco el estilo de este libro, a mí me interesan las personas y sus historias que, si no se escriben, se perderán en el tiempo. El documental Free solo dio la vuelta al mundo y ganó el Óscar a la mejor película documental en el año 2019. La verdad es que es un documental muy bueno, pero para encontrar historias igual de épicas no es necesario cruzar el Atlántico, ¡aquí, al lado de casa, tenemos historias de primer nivel!
¿Qué es Montserrat para ti?
El paraíso a veinte minutos de casa.
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