Más allá de una excéntrica apariencia, con sus extremados trajes de piel de cocodrilo, botas de vaquero y maneras de hippy trasnochado, Alain Robert tiene menos de estrella del rock que de ejemplo de superación y de fuerza de voluntad. La fuerza de voluntad es el lema de la presente edición de la International Mountain Summit 2014, así que su testimonio fue más que adecuado para abrir el ciclo de Talks anoche, en un Forum Brixen abarrotado para conocer más de cerca al escalador conocido como el Spiderman francés.
Y Alain Robert no falló a su público. Derrochó carisma sobre el escenario y no escatimó detalles durante la presentación en la que repasó su carrera escalando edificios, que precisamente comenzó hace 20 años, cuando ascendió su primer edificio ‘serio’, el City Banks-Farmers Trust Company de Chicago (180 metros). Desde entonces, su currículum se ha nutrido con 140 ascensiones y 70 detenciones, ya que acostumbra a escalar sin permiso.
Entre esas ascensiones destacó como más especiales para él la de la Torre Sears (443 metros), también en Chicago en 1999, y la de las Torres Petronas (452 m) de Kuala Lumpur en 2009. De la primera dijo que es una fisura continua desde el suelo hasta arriba, sin apenas posibilidad de reposar; mientras que de la segunda señaló que fue su sueño durante más de diez años, desde que se construyeron en 1998 y que no pudo cumplir hasta 2009, después de ser detenido a media ascensión en dos intentos anteriores.
Además, también ha ascendido otras emblemáticas construcciones como el rascacielos Burj Khalifa (828 m) en Dubai (2011), el edificio Taipei 101 (508 m) en Taiwán (2004), la Torre Eiffel (300 m) de París, la Ópera de Sydney (1997) o el Empire State (381 m) de Nueva York (1994). Y ha protagonizado multitudinarias concentraciones como la de las 100.000 personas que se estima acudieron a verle escalar el edificio del Banco Nacional de Abu Dhabi (173 m) en 2003.
Inicios y roca
Pero aunque menos mediática y conocida, es quizás más interesante la historia de sus inicios y su experiencia previa en roca. Como anécdota, Alain Robert desveló que escaló su primer edificio cuando tenía 11 años, por la simple razón de que se había dejado las llaves en casa «y pensé que podía hacerlo, ya que sólo eran siete plantas y era muy fácil; sólo había que ir de balcón en balcón». Eso sí, le implicó su primera ‘detención’: «mis padres me castigaron dos semanas sin salir, pero yo ya me había quedado satisfecho y en paz conmigo mismo».
Nacido en la Borgoña hace 52 años, sus inicios en la escalada fueron con un amigo, en una zona sin tradición vertical. Cuando ese amigo se fue al servicio militar, Alain Robert empezó a escalar solo, abriendo vías que él consideraba de IIIº o IVº grado, aunque «en un viaje a Vercors, me di cuenta de que esas dificultades correspondían a 6a».
Llevó su actividad en roca hasta los solos integrales de 8a y 8b (según asegura, todavía es la persona que más solos integrales ha hecho de esas dificultades, un total de 15). Algunos tan impresionantes como la expuesta Polpot 7c+ (Verdon) o la aleatoria La nuit du lezard 8a+ (Buoux).
Discapacidad del 66% y vértigo
Pero lo que hace la figura de Alain Robert todavía más impresionante y admirable es lo relacionado con la superación y la fuerza de voluntad. Y es que su trayectoria no está exenta de momentos complicados. Antes de empezar a escalar edificios, en enero de 1982 y con 19 años, tuvo una grave caída desde unos 15 metros: «Después de haber escalado durante dos horas sin cuerda 25 vías de hasta 7a, el monitor de escalada de un grupo de niños me pidió que le ayudara a colocar las reuniones y las cuerdas; subí, las coloqué rápidamente y pensé que, con las cuerdas puestas, era una tontería bajar en solo integral, así que me dispuse a rapelar cuando cedió la reunión y la cuerda», recuerda.
En la caída, se fracturó las dos muñecas, los tobillos y la nariz. Tres operaciones después, volvió a escalar pasados sólo seis meses… Pero en septiembre de ese mismo año, volvió a sufrir una caída todavía grave, también rapelando, que lo dejó en coma durante cinco días, además de con fracturas de ambos antebrazos, codo, pelvis y nariz. El nervio del brazo quedó dañado, dejándolo paralizado parcialmente, y también sufrió edema cerebral y vértigo. Seis operaciones después, y con una discapacidad del 66% y vértigo crónico, no sólo fue capaz de volver a escalar sino de convertirse en el Spiderman francés y «un enigma médico, según el cirujano que me trató», apunta bosquejando una sonrisa pícara.