Después de una intensa semana de preparativos y en medio de una ola de calor, todo indicaba que esta edición no iba a ser tan importante en cuanto al numero de competidores y al nivel de los mismos, ya que el Campeonato del Mundo marcó algunas bajas importantes, como la del campeón de las últimas ediciones Bruno Macías.
El viernes por la noche y después de la reunión técnica, nos dimos cuenta de lo equivocados que estábamos, puesto que más de 100 participantes llegaban a Rodellar, convirtiendo esta edición en la más importante en cuanto a participación se refiere. Entre ellos había nombres tan conocidos como Edu Marín, Víctor Esteller, el local Dani Moreno o los internacionales Felipe Camargo, Carlos Catari y Gabor Szekeky. En cuanto a la categoría femenina, nombres como Berta Martín y Andrea Szekely ponían el “glamour” necesario a esta octava edición.
Durante toda la jornada del sábado se llevaron a cabo las eliminatorias, y Berta Martín marcó la diferencia con sus adversarias, resolviendo todos los bloques y dejando tierra de por medio.
En la categoría masculina, el venezolano Carlos Catari se ponía a la cabeza y, una vez más, dejaba claras sus intenciones de ganar. Le seguía un Felipe Camargo que según sus propias palabras no pudo ir a China (Campeonato del Mundo) por “falta de plata”. Tras el brasileño, Edu Marín bajaba en la cotización como firme candidato al oro para esta prueba y ponía mas emoción a la final del domingo.
Por la noche y tras la competición de dinámicos, empezaron los problemas. La lluvia hizo acto de presencia y nos impidió seguir con la labor de equipamiento, por lo que tuvimos que tomar una decisión importante. Unos decidimos ir a descansar y esperar al día siguiente y otros prefirieron seguir con el ritmo de los últimos días y seguir trasnochando.
Tras dos horas de retraso esperando que el sol ejerciera su función, todo parecía estar dispuesto para dar el pistoletazo de salida a la gran final.
En la categoría femenina, desde el primer momento quedó claro que Berta Martín no tenía rival y resolvió cinco de los seis problemas propuestos, dos más que la segunda clasificada, Andrea Szekely. La tercera plaza fue para la venezolana Shirley Noriega.
La final masculina vino marcada por un diseño de los bloques un tanto diferente a lo que estamos acostumbrados. La altura de la estructura, la poca inclinación de la misma y la variedad de formas animaron a los equipadores (Citro y Cía.) a innovar un poco y salir del clásico “coger y tirar”. Los competidores disfrutaron de lo lindo haciendo las delicias del público. Aparte de escalar, los finalistas demostraron sus dotes de contorsionismo, de vuelo y, cómo no, de fuerza. Al final, Edu Marín volvió a conectar con la competición y demostró su calidad llevándose el broche de oro. La plata fue para Gabor Szekely, que junto a Edu, fueron los únicos en realizar el difícil dinámico de la presa móvil, un movimiento aparentemente imposible para algunos e increíblemente fácil para otros. La tercera plaza fue para Manu López. El francés demostró una vez más que la elegancia no esta reñida con la fuerza.