Iban escalando en ensamble, con buen tiempo y el corredor central de la norte del Taillón en buenas condiciones. Había buen espesor de nieve en general, y estaba compacta. Pero el pasado sábado 13 de enero tres experimentados alpinistas navarros, Luis María Picabea Zubieta Loro, de 33 años, Xabier Saralegi Alzate, de 32 años y Xabier Zubieta Erkizia, de 33, perdían la vida en una fatídica caída.
Los tres tenían bastante experiencia, y en el caso de Picabea algún que otro ochomil a sus espaldas. De hecho, el año pasado, por ejemplo, intentó el Shisha Pangma junto a Edurne Pasaban, que el sábado ascendía también el Taillón por encima de ellos junto a otro compañero. Al parecer, el segundo de cordada resbaló y arrastró en su caída a sus compañeros. El que iba primero intentó frenar la caída correctamente, anclando bien el piolet en la nieve (de hecho quedó allí clavado), pero le fue imposible aguantar el tirón, y fue arrastrado, llevándose consigo también al tercero de la cuerda.
Mala señal
Josune Bereziartu y Rikar Otegi también ascendieron la norte del Taillón el mismo día. También en ensamble, e incluso desviándose algo de la ruta para ir adelantando cordadas; había mucha gente en la vía. Cuando iban por mitad de la pared oyeron un grito, pero pensando que sería más de júbilo, siguieron hacia arriba. A la media hora vieron aparecer el helicóptero. «Nosotros pensábamos que, como pasa en los en Alpes, estaría simplemente controlando al haber tanta gente en la ruta», pero ya en la cima un guía catalán que había subido con un cliente hizo los primeros comentarios de que algo podría haber pasado.
Al bajar de la cima, ya en el parking, se encontraron con lo ocurrido. «Un chico de Vitoria que iba preguntando a los que bajaban por unos compañeros suyos que también habían entrado en la pared antes que él, que subió en solitario. Y al preguntarle por qué, nos contó lo ocurrido. Él estaba debajo de los tres, uno de ellos resbaló y arrastró a los otros dos, el primero intentó clavar los piolets pero no logró aguantar el fuerte tirón, de hecho el piolet se quedó allí clavado, y por poco no le habían arrastrado a él también».
Ensamble y buenas condiciones

¿Técnica imprudente? «Nosotros íbamos en ensamble, salvo en un par de resaltitos en los que metimos algún tornillo, y luego el primero clavaba los piolets y aseguraba al segundo», asegura Rikar. Y porque ambos se desviaron un poco más hacia el centro, para avanzar más rápido y pasar a las cordadas que les precedían». Pero fueron ensamblados la mayoría del tiempo, y conscientes de los riesgos, claro. «Subir en ensamble sin proteger es lo que tiene, que no te puedes caer. Si ocurre algo es muy difícil que el otro no te arrastre».
Tampoco había posibilidad de asegurarse constantemente. «A veces no te puedes asegurar donde quieres, pero así son estos lugares. Son fáciles, pero tampoco te puedes caer, aunque a nosotros nos pareció que había buenas condiciones. Un buen espesor de nieve, salvo en algún punto donde igual picabas en roca, pero ibas medio metro hacia un lado y ya clavabas en nieve de nuevo».
Rescatadores rescatados
Cosas del destino, sólo una semana antes, en otro punto del Pirineo, los tres alpinistas fallecidos el sábado fueron quienes hallaron el cuerpo sin vida de otro montañero navarro, Unai Etxepare, en el Anayet. Al recibir el aviso montañeros de Bera y Lesaka formaron un grupo y se plantaron en Candanchú para participar en el rescate.
Los tres formaban parte del equipo, y fue precisamente Xabier Saralegi quien encontró el cuerpo de Unai. Llamó por el móvil a sus compañeros y entre Saralegi, Xabier Zubieta y Loro Pikabea, además de otros montañeros, sacaron el cuerpo de allí. Sólo una semana después, el mismo y trágico final les esperó a ellos en la norte del Taillón, recrudeciendo así una semana trágica para el alpinismo navarro.
Fuente: diariovasco.com