NOVEDAD EDITORIAL: 'MONTAÑAS DE AGUA'

Luis Miguel López Soriano: “Interpreto el paisaje con mi mano en pocas pinceladas”

‘Montañas de agua’ es un cuaderno de viajes clásico que recorre las grandes cordilleras de Asia. En su interior, 50 acuarelas que Luis Miguel López Soriano ha pintado con el agua de los mismos paisajes en los que se inspira.


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‘Montañas de agua’ es un cuaderno de viajes por el techo del mundo que empieza en Irán y acaba en el Tíbet. El alma del libro son 50 dibujos en acuarela acompañados de breves textos que hablan de las 14 montañas más altas de la tierra pero también de otras que, pese a su belleza, aún no tienen nombre. Luis Miguel López Soriano ha reunido todas estas postales a lo largo de los años, pues en sus expediciones como alpinista y cámara de altura siempre ha cargado con las acuarelas, un pequeño bloc, lápiz y pincel para usarlo en momentos de desconexión: “Siempre busco un momento para evadirme, conectar con el paisaje y centrarme en su relieve para transmitirlo en el papel”.


Es curioso que trabajes como cámara y editor, es decir, pegado a la tecnología, y que tu libro sea precisamente de dibujo a mano…
Sí, es el contraste entre el mundo tecnológico en el que trabajo y el dibujo, una herramienta que no se ha desarrollado desde hace siglos y que conserva el espíritu de plasmar el paisaje tradicional.

¿Qué aporta la acuarela que no de el vídeo o la fotografía?
El factor romántico. El nombre en inglés, watercolor (color de agua), refleja que es una técnica basada en el agua para poder esparcir la pintura, es decir, se puede integra el agua del paisaje en el dibujo. La acuarela también es una interpretación donde entra en juego el criterio y la sensibilidad de la persona que tiene el pincel. La fotografía y el vídeo dependen más de la tecnología, con una cámara eliges encuadre y luz, pero en la acuarela se acentúa mucho más todo eso. En pocas pinceladas interpretas el paisaje con tu mano.

«Es un un recorrido global por las grandes cordilleras de Asia»

¿Pintas al natural o haces fotos del paisaje y luego lo dibujas?
Al natural, salvo alguna vez en un sitio raro donde es difícil permanecer mucho tiempo. En ese caso cojo algún apunte en lápiz y luego lo acabo en el campo base. Cuando juegas con el agua tienes que plasmar el paisaje en pocos trazos de forma muy espontánea. El agua se escurre por el papel y la clave es hacerlo muy rápido sin dedicarle mucho rato, yo estoy dibujando entre una o dos horas máximo, por eso hay que buscar la esencia del paisaje. Hago un tipo de dibujo basado en apuntes rápidos, no hago retoques ni trabajo de estudio posterior.

El libro tiene 50 dibujos. ¿Cómo los has seleccionado?
Es un cuaderno de viaje geográfico que empieza en Irán y termina en el Tíbet. Entre medias se recorren las grandes cordilleras de Asia, desde el Pamir afgano pasando por el Karakórum desde su vertiente china, en Sinkiang, hasta los altos valles de Pakistán, la India y Nepal. El criterio de selección ha sido conseguir una representación de algunos de mis viajes realizando, a la vez, un recorrido global por las grandes cordilleras de Asia.

¿Todo son paisajes?
Todo es paisaje. A veces sale algún elemento humano pero de manera muy esquemática y pequeña, el protagonismo es el territorio. En el libro están recogidos los 14 ochomiles y también otras montañas que no tienen ni nombre, se mezcla lo más conocido de estas cordilleras con lo más remoto.

«Si hace mucho frío se congela el agua para pintar»

Cuando pintas, ¿qué es lo más difícil?
El mayor problema con el que me he cruzado es la temperatura, porque si hace mucho frío se congela el agua. Hay una pintura del Thamserku y Khantega (página 11 del libro), en el Valle del Khumbu, que hice mientras caían el sol y la temperatura de manera fuerte, por eso las pinceladas se me iban congelando. El agua es la base de la acuarela y el comportamiento que tiene con la temperatura es muy diferente según la temperatura.

¿Cómo son los textos del libro?
La esencia del libro es su forma de cuaderno de viaje clásico. He rescatado apuntes de mis primeros diarios, que eran libretas de papel, y de los últimos, que son textos de mi blog personal, que también es un diario pero digital. Otros apuntes son geográficos, histórico o etnográficos, me interesa mucho el factor humano que rodea la montaña. Hablo de las montañas desde todas las facetas, la deportiva pero también la humana, la histórica, las primeras exploraciones. Quería dar un conocimiento global de las grandes cordilleras.

Arranca en Irán, que a simple vista parece estar alejado de as grandes montañas…
Parece que está un poco desconectado del Pamir, Karakorum y el Himalaya pero tiene mucha relación cultural. Se nota en la religión y en la economía de montaña actuales, que vienen de la antigua cultura persa que se expandió hacia Asia central. Por eso lo puse Irán al comienzo del viaje para luego seguir por las grandes cordilleras.

«Mientras pintaba, nació en Madrid mi primera hija»

¿Hay alguna montaña más importante que el resto entre los 50 dibujos?
Uno de los viajes que me han parecido más interesante fue el que hice en Afganistán en 2005, cuando acababa de terminar la guerra con los talibán. Hicimos una ascensión a un seismil virgen y creo que fue una de las primeras actividades que se hizo en el país desde antes de la invasión rusa. Viajamos desde Kabul por tierra y parábamos en muchas poblaciones donde conocimos a gente que nos contaba que unos meses antes habían luchado en la guerra.

¿Cómo es Afganistán?
Es un país de contrastes. El paisaje estaba muy dominado por la guerra, me sorprendió la colección de chatarra de guerra en los márgenes de la carretera que data de la época rusa. La gente está acostumbrada a eso pero a la vez tiene una calidez impresionante. En una mano han tenido un kalashnikov y luego te recibe con un abrazo.

¿Alguna otra acuarela importante?
Hay una acuarela muy importante que es la del glaciar Baltoro con las Torres del Trango. Fui a una expedición al K2 con el programa Al filo de lo imposible y el día que hice el dibujo, mientras pintaba, nació en Madrid mi primera hija . Yo me enteré al día siguiente cuando llamó mi mujer al teléfono satélite de Sebastián Álvaro y me dijo que ya era padre, aunque yo no conozcí a Lucía hasta dos meses más tarde.

¿Y en el parto de tu segundo hijo estuviste?
Sí, pero al mes me tuve que ir a Nepal para rodar un documental. ¡El nacimiento se retrasaba y pensé que me lo perdía!

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