En otoño nuestra energía tienden a la baja. ¿Quién no ha experimentado un estado de fatiga inexplicable? ¿Quién no ha tenido la sensación de no poder más, de estar derrotado y no poder seguir adelante? ¿Existe una explicación científica a este hecho?
Posiblemente se trate del sumatorio de factores. Quizá la parada del verano y el relax vacacional y el tener que volver a arrancar con el trabajo y los estudios pudiera ser uno de los motivos. O la alteración de nuestro ciclo circadiano, modificado al hacerse el día más corto. O quizás la alimentación, al dejar de consumir tantas frutas y verduras frescas, ricas en vitaminas y minerales.
Para combatir la astenia otoñal contamos con un grupo de buenos amigos: los alimentos energizantes
¿Existen los alimentos energizantes?
Los milagros no existen. Aquellos alimentos o bebidas que se nos presentan con propiedades “energéticas”, a veces casi milagrosas, tienen detrás de sí una explicación que los hacen e capaces de levantarnos el ánimo en los momentos de decaimiento. Vamos a ver los productos que realmente funcionan.
Cafeína
Contenida en el té, café, chocolate, mate. Todas las bebidas que contienen cafeína tienen un marcado efecto estimulante en nuestro organismo al actuar sobre el sistema nervioso central. Tiene efecto hipertensor y ligeramente diurético.
El alimento cafeínico por excelencia es el café. En un café expreso hay entre 50 a 100 mg de cafeína. Le sigue el té. En una taza de té puede haber de 20 a 60 mg, dependiendo de la clase de té. Desde hace algunos años se han hecho muy populares bebidas estimulantes cuyo contenido en cafeína es muy alto y cuyo efecto se potencia con otros estimulantes como la taurina.
Gingseng
Se trata de un “adaptógeno” al que se le atribuyen muchas propiedades, algunas de ellas un tanto exageradas. Lo que sé es cierto es que actúa como estimulante.
El nombre científico del gingseng chino, el más concentrado en principios activos, es Panax gingseng, y panax, en latín, significa panacea (recordad aquello de la panacea universal, aquello que lo que cura todo). Se le atribuyen mejoras en el sistema inmunológico, en el metabolismo energético y en el sistema nervioso.
Chocolate
¿Quién no se ha comido una o varias porciones de chocolate para sobreponerse a un momento de decaimiento? ¿Realmente tenemos deseo de comer este alimento cuando nuestro estado de ánimo no es el mejor? El chocolate contiene cafeína y teobromina (una sustancia químicamente muy similar a la cafeína) que le otorgan propiedades estimulantes.
Y no hay que olvidar que normalmente el contenido de azúcar del chocolate es bastante elevado, lo que genera un efecto placentero rápido e intenso.
Es el alimento de los dioses, tal como indica el nombre científico Teobroma que denomina al cacao, la planta que produce las habas que tras la fermentación y un posterior tostado, sirven de materia prima para obtener el chocolate. En nuestra mochila no debería faltar nunca una tableta de chocolate, mejor si incluye frutos secos. Una porción de 100 gramos de chocolate contiene 500 Kcal más de 30 gramos de grasas, 60 gramos de carbohidratos y unos cinco gramos de proteína, acompañados de minerales como el hierro, potasio y magnesio.
Jalea Real
Se trata del mítico reconstituyente. Es el único alimento del que se nutre la abeja reina en las colmenas, y se trata de un suplemento muy interesante para incorporar en nuestra dieta, sobre todo en épocas de “bajón”.
Tiene una composición muy compleja, en la que destacaría una base de azúcares (miel), junto a lípidos, proteínas, sales y oligoelementos varios (hierro, cobre, fósforo, selenio…) y unas cuantas vitaminas (C, E, A y algunas del grupo B). Realmente, si se trata de jalea real de primera calidad, podemos hablar de un alimento con unas propiedades muy interesantes.
Un último consejo
Cuando nos encontramos más cansados o inapetentes de lo habitual, no sólo hay que pensar en la “astenia otoñal”. Merece la pena que revisemos nuestra alimentación diaria y nos cercioremos de que incluye suficientes alimentos ricos en vitaminas y minerales (frutas y verduras, frutos secos y semillas), carbohidratos (sobre todo de cereales integrales) y suficiente proteína (carne, huevos, pescado, lácteos…).
Si aún así seguimos cansados, puede que haya llegado el momento de pedir consejo a un dietista-nutricionista para que nos eche una mano.
Un mito peligroso
Las bebidas alcohólicas no estimulan. Ojo con el mito del barrilete de ron del perro San Bernardo. El alcohol (etanol) tiene un efecto vasodilatador periférico (hace perder calor corporal), nos deshidrata y actúa como relajante. Aunque pueda generar una sensación de euforia y desinhibirnos, no es un buen compañero de viaje de nuestras aventuras por la montaña.