Cuando realizamos largas caminatas por la montaña debemos prestar atención a la manera de distribuir el material que cargamos en la mochila. La colocación de los accesorios va a ser determinante para sentirnos cómodos a lo largo de tantos kilómetros. Como vemos en la infografía, el material debe guardar una jerarquía según su peso dentro de la mochila, ubicando los objetos más ligeros y pequeños en la parte superior y los más pesados y aparatosos en la zona inferior.

- En la parte superior debemos colocar los objetos más ligeros y pequeños; y cuyo uso no sea muy frecuente. En los bolsillos laterales material esencial al que recurramos con frecuencia, asegurándonos que el peso está repartido de manera uniforme entre ambos costados.
- En la zona media de la mochila debemos ubicar material más pesado como la comida o utensilios como linternas, cacerolas, botiquín, etc. Es importante que ningún objeto sea punzante, ya que es la zona de contacto con nuestra espalda.
- En la zona media pero en la parte posterior colocaremos material algo más ligero aunque también voluminoso: algo de ropa, comida y otras herramientas más sencillas.
- En la parte inferior ubicaremos objetos más grandes y blandos, como el saco de dormir, un plumas e incluso un calzado de repuesto.
El ajuste perfecto
Otro de los factores clave para sentirnos cómodos durante nuestras aventuras en la naturaleza es el ajuste que logremos con la mochila de senderismo que llevemos. A continuación te explicamos cómo conseguir ese ajuste perfecto para no sufrir dolores lumbares y mantener la comodidad durante toda nuestra jornada de montaña.

1. Afloja todo el sistema de correas de ajuste que integre la mochila para empezar de cero. Primero debemos cargar la mochila y, una vez esté distribuido el material, ajustaremos las correas de modo que logremos una simetría entre las dos mitades de nuestro cuerpo. La tensión debe ser la suficiente para que la mochila no rebote pero tampoco ahogue nuestra anatomía.

2. El cinturón que encontraremos a la altura de la pelvis debemos abrocharlo de modo que el engranaje quede en la zona central del cuerpo.

3. Reajusta las correas de la zona de los tirantes, de tal forma que el peso de la mochila se estabilice respecto al propio peso de nuestro cuerpo.

4. Ahora el abroche de las correas del hombro quedarán a la altura de nuestros omóplatos. Si no es así, reajusta la mochila de nuevo hasta llegar a esa alineación.

5. Reajusta las correas que conseguirán que nuestra mochila quede ceñida a nuestra espalda para lograr la estabilidad deseada y evitar lesiones lumbares.

6. Por último, cierra la correa pectoral para mejorar el control del peso y optimizar la estabilidad. Asegúrate de que no se producen desequilibrios entre ambos hemisferios del cuerpo.

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