El proyecto EuroVelo nació en 1995 inspirado en la red danesa de rutas ciclistas de la mano de la Federación Europea de Ciclistas (ECF). Curiosamente, se presentó oficialmente en Logroño en 1997. La red se diseñó en un primer momento basándose en rutas ya existentes, como nuestro Camino de Santiago Francés, o las rutas de los grandes ríos, como el Loire, el Danubio o el Rin, pero más tarde se incluyeron nuevos carriles proyectados conjuntamente por los Estados participantes en el itinerario. Es condición imprescindible que las rutas tengan al menos mil kilómetros, que atraviesen como mínimo dos países, deben discurrir por vías sin tráfico o con bajo tráfico motorizado, asfaltadas o de tierra compactada, estar convenientemente señalizadas y tener suficientes servicios para los cicloturistas.
Definidos pero sin terminar
De momento, la red cuenta con catorce itinerarios definidos, aunque no todos están “terminados” en su totalidad, y posiblemente este año se aprobará una nueva ruta, la EuroVelo 17, a lo largo del río Ródano, por Suiza y Francia. No se trata de un error en la numeración, pues las EuroVelos 14 y 16 todavía no existen. Las rutas impares siguen el eje norte-sur, mientras que las pares van de este a oeste o viceversa.
La implantación de EuroVelo en los países europeos es muy desigual. En Alemania y Holanda la red está operativa casi al cien por cien pero en términos globales, sólo el 65 por ciento de la red está en servicio. Esto equivale a más de 45.000 kilómetros de los 70.000 que la Federación Europea de Ciclistas (ECF) espera tener operativos en 2020. En España, por donde pasan tres rutas EuroVelo (Ruta de las Peregrinaciones, Ruta Atlántica y Ruta Mediterránea) la implantación es mínima, aunque parece que algunas comunidades, como Andalucía y Extremadura, y el propio Ministerio de Alimentación, Agricultura y Medio Ambiente están poniendo manos a la obra.
Uno de los aspectos que más se ha cuidado a la hora de pintar el mapa de EuroVelo es la diversidad temática de cada una de sus rutas. Por ejemplo, si planeamos pedalear con niños, la EuroVelo número 15 es la que mejor se adapta a los ciclistas más pequeños. Con algo más de 1.200 kilómetros de recorrido, sigue el cauce del río Rin a través de Holanda, Francia, Alemania y Suiza. Su sencillez la hace perfecta para un viaje de un mes por Europa con toda la familia.
Los aficionados a la historia cuentan con recorridos que siguen senderos marcados por peregrinaciones ancestrales como el Camino de Santiago, a través de la EuroVelo número 3 –de Trondheim, en Noruega, a Compostela–, o la ruta de Sigerico el Serio (EuroVelo número 5), arzobispo de Canterbury que dejó por escrito en Itinerarium su viaje de Roma a Inglaterra, en el siglo X, a través de la Vía Francígena. Si el viajero quiere poner a prueba su resistencia, puede atreverse con los 4.448 kilómetros de la ruta EuroVelo 6, entre Francia y Serbia siguiendo los cauces de los tres grandes ríos europeos: el Loira, el Rin y el Danubio. La señalización del recorrido y la calidad de las infraestructuras con las que cuenta la convierten en la opción perfecta para un viaje cicloturista de varios meses.
Proyectos como EuroVelo potencian, además, una forma sostenible de viajar que se está convirtiendo en un fenómeno dentro y fuera de Europa. Adventure Cycling, versión norteamericana de EuroVelo, ha desarrollado desde 1976 una red con más de 65.000 kilómetros de recorrido para cicloturistas. Y en Asia, países como Taiwán o Japón han creado sistemas de carriles bici para recorrer sus territorios.
El negocio del cicloturismo
Un estudio de 2012 encargado por el Parlamento Europeo estima que cada año se realizan en Europa 2.300 millones de viajes en bicicleta con un impacto económico de más de 44.000 millones de euros. Más de 20 millones de turistas se alojan una o más noches durante su viaje y esas estancias tienen un impacto económico de más de 9.000 millones de euros anuales. De completarse la red EuroVelo en 2020, el estudio estima que generaría más de 60 millones de viajes al año con un impacto económico de más de 7.000 millones de euros anuales.
La bicicleta en Europa
El barómetro europeo de 2013 sobre Actitud de los europeos en material de movilidad urbana señala que el 49% de los europeos usa la bicicleta. Pero esas estadísticas varían mucho de un país a otro, del 87% de Holanda al 7% de Malta. España está en antepenúltimo lugar con un 23%. Una de las claves de la red europea de rutas ciclistas es la introducción de una consistente red de vías ciclistas de alta calidad a través de todos los países europeos, impulsando a los ciudadanos a moverse en bicicleta de manera más segura y cómoda.