Si uno es aficionado al senderismo o a la bicicleta de montaña, lo más fácil es que haya visto unos característicos postes de madera con una chapa metálica de color granate con las palabras “Camino Natural” rotuladas en él. Están por todo el país, desde Cataluña a Huelva; desde Galicia a Murcia, y en varias islas de Canarias y Baleares.
Estos postes, junto con un ejército de paneles informativos y señales de dirección, son la parte visible de un plan de itinerarios no motorizados que se puso en marcha hace veintitrés años y que, pese a su notable desarrollo, y a la importancia que ha alcanzado en nuestro país el turismo activo, aún es muy poco conocido por la opinión pública.
Tejido Verde
Todo empezó en 1993. Aquél año, el Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente dio el pistoletazo de salida al denominado Plan Tejido Verde que tenía como objetivo acondicionar vías férreas “fuera de línea” para que fueran utilizadas por caminantes, ciclistas y jinetes.
Si bien el plan buscaba satisfacer una parte de la creciente demanda de infraestructuras para la práctica del “turismo de naturaleza” que vivía nuestro país en aquellos años de bonanza, no era éste su único propósito.
El Plan Tejido Verde se apoyaba en otros tres pilares más: uno, mantener el uso público de esas vías de comunicación obsoletas que, sin uso, corrían el peligro de “desaparecer” ganadas por la vegetación o la mala práctica de los propietarios de las fincas colindantes; dos, facilitar a los ciudadanos el acceso a la naturaleza; y tres, favorecer el desarrollo económico de los territorios cruzados por tales infraestructuras.
La elaboración de un Inventario de Líneas Ferroviarias en desuso fue la primera decisión que se tomó en este sentido. El inventario se encargó a la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, institución que participó no poco en el arranque del plan y que, más de veinte años después, sigue siendo uno de sus colaboradores más valiosos.
El informe concluyó que en nuestro país había 7.600 kilómetros de vías “muertas”, cuyo acondicionamiento podía contribuir al desarrollo del medio rural e impulsar actividades relacionadas con el turismo activo y ecológico en zonas con poco desarrollo económico, argumento que venía refrendado por la experiencia de las greenways de varios países europeos. El primero de estos caminos que se construyó en España fue el del Carrilet en Girona, sobre la base del ferrocarril Girona-Olot, un tren de vía estrecha que fue el principal vínculo de las comarcas de La Garrotxa, La Selva y el Gironés hasta los años sesenta del pasado siglo.
Se amplía el Plan
En 1996, el nuevo Ministerio de Medio Ambiente extendió el área de trabajo del Plan. Caminos reales, vías pecuarias, caminos de sirga, sendas tradicionales de montaña, senderos de ribera y caminos de servicio de antiguos canales se incorporaron al proyecto.
Todos estos “caminos” tenían en común discurrir por zonas de gran valor natural y poco humanizadas y se presentaban especialmente atractivos para pasar a formar parte del proyecto. Para ese entonces las Vías Verdes habían alcanzado cierta popularidad y ya tenían una imagen que, de alguna manera, ha ocultado la de los Caminos Naturales.
Eso explica que muchas de aquellas Vías Verdes acondicionadas en los primeros años del Plan Tejido Verde cuenten ahora con la señalización de Caminos Naturales.
Durante la primera época del Plan, los itinerarios acondicionados no superaban los cincuenta kilómetros de longitud y estaban muy dispersos por todo el país. Parecía evidente que si se quería crear una verdadera red que abarcara todo el territorio nacional era necesario construir itinerarios con mayor longitud y mejor conectados.
El punto de inflexión tuvo lugar con la puesta en marcha del Camino Natural del Ebro, un sendero que a lo largo de más de mil doscientos kilómetros acompaña al gran río ibérico desde su nacimiento en Cantabria hasta su desembocadura en Riumar después de atravesar las comunidades autónomas de Castilla y León, País Vasco, Navarra, La Rioja, Aragón y Cataluña.
El Programa recibió un impulso definitivo en 2009 cuando el Consejo de Ministros lo reconoció como una herramienta de primer orden para el desarrollo turístico de las zonas rurales y recomendó al Ministerio de Turismo que se crearan productos turísticos para atraer a los turistas internacionales a estos itinerarios.
Una red de 9.400 kilómetros
El resultado de veintitrés años de Programa son los 9.400 kilómetros de caminos naturales que se reparten en 124 itinerarios por toda España con una inversión total de unos 220 millones de euros. Los hay de todos los tamaños, desde el pequeño camino de Son Juny en la isla de Mallorca, que sólo mide medio kilómetro, hasta los más de mil doscientos del Camino Natural del Ebro. Es precisamente en los caminos de largo recorrido en los que el Programa pone el acento pensando en el futuro, sobre todo en aquellos que permitan la unión de caminos ya existentes para intentar tejer una red que abarque todo el país.
El Programa ha sobrevivido a los peores años de la crisis en los que las inversiones públicas en todos los ámbitos cayeron dramáticamente y encara el futuro inmediato con cierto optimismo, sobre todo ahora que cuenta con una aportación de casi diez millones de euros provenientes del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural para los Caminos Naturales interregionales o isleños que se construyan hasta el año 2020.
Caminos y economía
Según el estudio Impacto económico y social del Programa de Caminos Naturales, los itinerarios incluidos en el programa reciben anualmente más de 24 millones de visitantes, de los cuales, tres millones fueron turistas extranjeros.
Esta cifra supone entre el 15 y el 19 por ciento del total de las visitas que los españoles generan por la práctica del senderismo y del ciclismo recreativo en la naturaleza cuyo impacto económico se estimó en unos 251 millones de euros en 2014, dinero que repercutió, mayoritariamente, en la economía local de los municipios por donde discurren los caminos, siendo los sectores más beneficiados la hostelería y las empresas de turismo activo.
Se calcula que el Programa ha creado 3.600 puestos de trabajo a tiempo completo. Sirvan de ejemplos la apertura de media docena de albergues en el Camino Natural de la Vía Verde del Noroeste, en Murcia, la creación de pequeñas empresas de alquiler y transporte de bicicletas en el Camino Natural de la Vía Verde de la Terra Alta o en la Senda del Oso.
Parece evidente que el Programa de Caminos Naturales, tomado como una red viaria donde se pueden practicar actividades como el senderismo o el ciclismo recreativo en naturaleza, puede jugar un papel importante en el desarrollo de estas actividades como producto turístico, tanto a nivel nacional como internacional. De hecho, el potencial del Programa de Caminos Naturales como activo turístico es reconocido por los propios promotores de los itinerarios, que confirman en su conjunto un crecimiento constante de turistas y de empresas turísticas directamente relacionadas con estas rutas.
Así nace un Camino Natural
La mayoría de los itinerarios que forman la red de Caminos Naturales han surgido de la iniciativa de entidades privadas o públicas de diferente nivel. Algo más del 70 por ciento de los 9.400 kilómetros actualmente acondicionados han sido promovidos por ayuntamientos –los más activos, con un 40 por ciento ellos solos– mancomunidades, comarcas, cabildos y diputaciones provinciales. Las Comunidades, por su parte, han participado con un 12,50 por ciento, prácticamente lo mismo que fundaciones, consorcios y grupos de acción local juntos.
Pero también el propio Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente puede ocupar el papel de promotor, y así lo hace con los caminos de largo recorrido que atraviesan varias comunidades autónomas. En estos casos el Ministerio no sólo financia las obras de acondicionamiento sino que también se encarga de su mantenimiento y conservación. En los otros es condición indispensable para su inclusión que haya un compromiso por parte del promotor de ocuparse de este capítulo y también de la promoción.
Todo comienza por un estudio de acondicionamiento de la vía en cuestión que es revisado con lupa por el Ministerio. Si la obra no cumple una serie de criterios económicos y administrativos (coste por kilómetro, problemas de titularidad de los terrenos, etcétera) el proyecto se desestima. También se tienen en cuenta factores que no tienen nada que ver con la economía, como el valor natural o social del itinerario.
Cabe la posibilidad de que si un promotor no cumple con su papel de mantenedor, su apadrinado “abandone” el Programa, algo que ha sucedido una sola vez, en concreto con el Camino Natural del río Manol, en el Alt Empordà. Según se desprende de un estudio que evaluó el mantenimiento de los itinerarios de la red, la mayoría de ellos se encuentran en un estado “aceptable”. No obstante, el informe concluía que “algunos” promotores deberían comprometerse más con el mantenimiento a fin de garantizar la identificación del Programa de Caminos Naturales con la excelencia en el mantenimiento de sus infraestructuras.
Un gran desconocido
A pesar de que en la prensa tradicional y en los medios digitales aparecen noticias de los Caminos Naturales con cierta frecuencia, estos siguen siendo unos grandes desconocidos para la población, incluso entre los aficionados a las actividades al aire libre. Según los datos obtenidos en el estudio ya citado, el 63,9 por ciento de la población española no conoce el Programa y el 27,54 lo conoce poco.
La página web del Programa es hoy por hoy el principal instrumento del promoción del mismo. Este portal, alojado en la web del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, es la primera referencia que aparece cuando en el buscador de Google se escriben las dos palabras que definen al programa.
En este portal están descritos con pelos y señales los itinerarios que componen la red, con planos, fotografías, tracks para GPS que se pueden descargar gratuitamente y una ficha técnica con la distancia, desnivel, perfil y clasificación de dificultad medida con el MIDE, un método homologado por la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada que tiene en cuenta cuatro factores: severidad del medio, dificultad de orientación, dificultad en el desplazamiento y cantidad de esfuerzo necesario.
Media docena de itinerarios, los de largo recorrido promovidos por el propio Ministerio, también cuenta con un topoguía impresa, entre ellas la de los cuatro grandes caminos fluviales (Ebro, Duero, Tajo y Guadiana).
Por último, Caminos Naturales ha puesto en funcionamiento una App para teléfonos inteligentes, tanto con sistema Android como IO, que permite realizar itinerarios autoguiados en 17 Caminos Naturales distribuidos por todo el país.
Cada uno de ellos cuenta con una descripción pormenorizada, datos prácticos, avifauna, mapas e información de los principales puntos de interés del entorno. Estos mismos caminos pueden visitarse “virtualmente” en la web. La App se descarga gratuitamente desde la misma.