En los confines occidentales de los Montes Cantábricos se eleva el magnífico Lanularri, aunque todo el mundo lo conoce como Txindoki. Al Txindoki también le apodan el Cervino vasco por la espigada silueta que muestra desde el oeste.
En la frontera vizcaína y alavesa, allí por donde el Gorbeia asoma su característica figura, vive un hayedo extraño. Sus árboles, en vez de extender sus ramas como hacen las hayas “tradicionales”, suben directas hacia el cielo. La explicación la encontraréis en el texto. El pequeño hayedo de Otzarreta (o de Isabel, como lo conocen algunos) es sólo la primera estación de una fabulosa excursión que nos llevará por la “ventana” de Atxuri, los singulares tejos de las campas de Arimekorta y la valiosa turbera de Saldropo.
Situado en la cara norte de Sierra del Sueve, y a escasos cuatro kilómetros del mar Cantábrico, el bosque de la Biescona cuenta con el distintivo de ser el hayedo a menor altitud de la península, lo que nos garantiza un otoño tardío y la posibilidad de visitarlo en su máximo esplendor cuando sus hermanos a mayor altitud ya han perdido las hojas.
La fuente sagrada de los peregrinos, o lo que es lo mismo, A Fonsagrada, es desde hace mucho tiempo la puerta de entrada para los peregrinos que desde Asturias entran en Galicia