Bosques y vacas. Ese es el resumen con el que algunos excursionistas relatan sus visitas a esta zona del valle de Erro. No hablan de hayedos, regatas, laderas, nieblas, montes, paisanos, gastronomía o Camino de Santiago. Con un mínimo de sensibilidad, el Pirineo navarro es uno de esos destinos en los que todo suma. Y encontrar estos pequeños rincones otoñales en este entorno supone un disfrute para muchos de nuestros sentidos. Nuestra propuesta atraviesa el bello hayedo de Odia, que cubre las laderas de umbría entre los montes Iturrumburu y Adi, cimas modestas que habremos de alcanzar para saborear el otoño desde las alturas.