
Cañón del río Águeda. Tren de la Fregeneda
Después de un tranquilo fluir por la meseta castellana, el río Duero tuerce su curso para entrar en un largo y profundo cañón que alcanza en algunos lugares los quinientos metros de profundidad. A un lado y otro, la tierra se abre en profundos barrancos. El resultado es uno de los parajes más salvajes de la península Ibérica.