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Grandes Espacios nº 279

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Grandes Espacios nº 279

Montaá Palentina. 15 excursiones

La Montaña Palentina está dejando de ser La Bella Desconocida, como se la venía conociendo. Este territorio, que tiene algunas de las montañas más altas de la cordillera Cantábrica, ofrece un sinfín de posibilidades para turistas activos, excursionistas y montañeros. El bosque primitivo PINAR DE VELILLA En la cara norte de Peña Mayor vive el […]

La Montaña Palentina está dejando de ser La Bella Desconocida, como se la venía conociendo. Este territorio, que tiene algunas de las montañas más altas de la cordillera Cantábrica, ofrece un sinfín de posibilidades para turistas activos, excursionistas y montañeros.

El bosque primitivo
PINAR DE VELILLA

En la cara norte de Peña Mayor vive el Pinar de Velilla, el único pinar silvestre que queda en la Montaña Palentina, superviviente de los extensos pinares que en un pasado remoto ocuparon gran parte de las laderas de estas montañas, como demuestran las piñas y maderas fosilizadas encontradas en las turberas del norte de Palencia.

Un secundario resultón
PICO DEL FRAILE

El cordal que cierra por el norte la comarca de La Peña es un verdadero lío toponímico en la que se mezclan, superponen y confunden nombres como Sierra de la Peña, Sierra del Fraile, Sierra del Brezo… El caso es que la suma de estas sierras forman un alargado filo calizo que coquetea con los dos mil metros de altitud, si bien el único pico que los supera es el del Fraile, una afilada cumbre que sobresale en el centro de esta bonita muralla rocosa de colores claros.

El Cervino
PALENTINO PICO ESPIGÜETE (2451 m)

El Espigüete es una montaña calcárea espectacular que forma el bastión suroccidental del macizo de Fuentes Carrionas. Su prominencia y su “espigada” silueta (¿quizá sea este el origen de su misterioso nombre?), visible desde muchos kilómetros a la redonda, le haría valedor con toda justicia del sobrenombre del Cervino Palentino, pero, curiosamente, nadie le ha apellidado así.

En lo más profundo de la montaña
LAGOS DEL VES

El circo que forman la Curruquilla y el Pico de la Hoya Contina esconde uno de los más bellos y recónditos parajes de la Montaña Palentina: las lagunas y el Pozo del Ves. Llegar hasta allí es una excursión en toda regla, y si sumamos la ascensión a ambas cumbres tendremos una ruta de alto voltaje.

La montaña palentina de Cantabria
PEÑA PRIETA (2539 m)

En su extremo occidental, allí donde confluyen Palencia, Cantabria y León, la Montaña Palentina parece arrebujarse concentrando en poco espacio un gran número de altas cumbres y circos glaciares con sus correspondientes lagunas. Allí se levanta Peña Prieta, la máxima altura de la cordillera Cantábrica, si exceptuamos Picos de Europa. Por muy pocos metros, la cumbre se sitúa en Cantabria, pero es considerada con toda justicia parte de la Montaña Palentina.

El tesoro más preciado
CURAVACAS (2524 m)

Muchos consideran a esta montaña como el tesoro más preciado de la Montaña Palentina, y lo cierto es que esa inmensa muralla que se yergue sobre la localidad de Vidrieros no deja indiferente a nadie, en especial cuando la nieve cubre la multitud de canales y fisuras que la cruzan dibujando un entramado de líneas blancas que destacan en el gran telón oscuro. Sin duda, una cita obligada para los que quieran empaparse de Montaña Palentina.

Caminando entre rocas fantásticas
LA PIEDRA QUE TIEMBLA

Las inmensas moles del Espigüete y el Curavacas son como fanales que atraen la mirada de los viajeros que se aventuran por el valle de Miranda. Sus majestuosas presencias nos acompañarán durante esta excursión que ha de conducirnos a un bello y poco conocido rincón de la Montaña Palentina que contiene una colección de rocas singulares.

Una excursión con “vista”
PEÑA DE SANTA LUCÍA

En plena divisoria de la cuencas del Carrión y el Pisuerga se levanta la Peña de Santa Lucía, una gran montaña de cumbre achatada que alcanza los 1854 metros de altitud. Su estratégica situación la convierte en un mirador excepcional. Su ascensión es muy sencilla por la pista que sube desde Santibáñez de Resoba por el bello paraje de Oñañejo, pero no debemos subestimar su escarpada ladera meridional en la que hallaremos una rareza geológica: el Ojo de la Lastra.

El misterio del chozo de piedra
MAJADA DE LOS BUEIS

A medio camino entre el fondo del valle de Pineda, por el que discurre el jovencísimo río Carrión, y la horcada de Polentinos, paso estratégico entre las comarcas de la Pernía y Fuentes Carrionas, se mantiene en pie el enigmático chozo de la majada de los Bueis. Enigmático porque no hay otro chozo igual en toda la Montaña Palentina.

El Camino de los Rojos
PEÑA CIQUERA

Desde tiempos inmemoriales, el puerto de Piedrasluengas ha sido utilizado para pasar de la meseta norte al fértil valle de Liébana. El lugar ofrece unas fantásticas vistas en 360 grados. Hacia el norte cierran el horizonte la sierra de Peña Sagra y los Picos de Europa. Al sur, los verdes y apacibles paisajes de la Pernía palentina. Justo encima de nosotros la imponente Peñalabra vigila atenta el puerto. Y entre todo este espectáculo de enormes valles y afiladas cumbres asoma nuestro objetivo de hoy, la atractiva Peña Ciquera o de Brez.

Una cumbre de leyenda
PEÑA TREMAYA

Peña Tremaya no es una gran montaña, ni su altitud es pasmosa, pero no pasa desapercibida. La peña se levanta de forma decidida, picuda y solitaria, en la curva que traza el río Pisuerga cuando, al poco de nacer en la Cueva del Cobre, toma rumbo sur. Por su posición y aislamiento depara muy buenas vistas del entorno y hasta tiene su propia leyenda. Razones más que de sobra para abordar su fácil subida.

La montaña del roble centenario
PICO DE LA CELADA

El Roblón de Estalaya es seguramente el roble más grande y longevo de la Montaña Palentina, pero no el único. La comarca es muy rica en bosques en los que habitan enormes ejemplares que han sobrevivido milagrosamente a la gestión forestal y que hacen las delicias de quienes se los encuentran, como el añoso roble del hayedo de Ruesga que conoceremos en el curso de la subida al Pico de la Celada.

Una montaña de arte
SENDA DE URSI

La Senda de Ursi es un itinerario senderista concebido como homenaje póstumo al artista local Ursicino Martínez. La senda está equipada con 39 esculturas distribuidas a lo largo de los más de once kilómetros de recorrido, realizadas por artistas pertenecientes al Grupo Muriel, que cedieron desinteresadamente sus obras. Además, se cuenta una docena de paneles informativos con información de los usos y costumbres de la zona. Motivos de sobra para que la Senda de Ursi se haya convertido, desde su creación en 2007, en una ruta estrella de la Montaña Palentina.

Una de maquis y romanos
PUENTE ROJADILLO

En el borde oriental del bosque que cubre la ladera norte de El Cotejón, al sur de la localidad de Salcedillo, en la sierra que separa los valles de los ríos Rubagón y Camesa, y a pocos metros del límite con Cantabria, se halla el Puente Rojadillo. Este era el último puente que atravesaban las legiones romanas cuando recorrían la calzada de los Blendios antes de coronar el alto paso del collado de Somahoz para empezar a bajar por el lado norte de las montañas de la sierra de Híjar.

La meseta encantada
LAS TUERCES

En el extremo sur de la comarca de la Lora, y a orillas del río Pisuerga, se encuentran Las Tuerces, una pequeña ciudad encantada formada por un laberinto de enormes “setas” de roca, túneles, agujeros, bóvedas, arcos, callejones y un sinfín de formaciones rocosas de formas curiosas producto de la disolución kárstica y la erosión.

Invierno en el Valle del Jerte

Como cada año, cuando el invierno se instala en el Valle del Jerte, la nieve se apodera de sus cumbres, los torrentes se hielan, la niebla se aferra al río y los bosques confirman está marcada estacionalidad. Es un momento perfecto para recorrer el valle buscando sus rincones más escondidos; para disfrutar de la silenciosa desnudez de los bosques caducifolios; de la multitud de cascadas que se precipitan por las angostas gargantas; o, sencillamente, relajarse y desconectar en alguno de sus alojamientos rurales. También en invierno, las posibilidades de ocio en la naturaleza que ofrece el Jerte son casi infinitas.

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