EDITORIAL
Montaña viva por Dioni Serrano
Picos de Europa tiene dos caras: una es descarnada, abrupta y casi lunar, mal sitio para vivir salvo para el rebeco, el águila y el buitre, Mal país en el que el montañés sólo entraba para pastorear, cazar, arrancarle el cinc y el plomo, y, desde fechas más próximas, a medirse con las peñas. El otro rostro empieza por debajo de los 1.400 metros de altitud, y es verde, templado y acogedor.
CARTAS
Expedición frívola. Por Pedro Millán (Fed. Canaria de Mont.)
Deuda pendiente. Por Francisco Delgado (Madrid)
Carta del mes: Alpinismo de mil caballos. Por Jorge Jiménez (Alcalá de Henares)
REPASO DE ACTUALIDAD
Muchos senderos asturianos podrían ser descatalogados por estar en mal estado.
El lema «Ni una sola montaña sin protección» se oyó en 180 cumbres en la jornada de protesta de Redmontañas.
El nuevo refugio del Meicín podría abrirse en otoño este año en Peña Ubiña.
ESPECIAL PICOS DE EUROPA
La montaña viva
Picos de Europa se ha convertido en un foco turístico de notable importancia. Ya no sóo llegan montañeros y escaladores dispuestos a medirse con montañas y vertiginosas paredes; miles de visitantes llegan a estas montañas con la única y sana intención de pasear por sus senderos, saborear los productos locales y conocer estilos de vida que vienen de muy lejos.
VACACIONES EN LOS PICOS
20 excursiones para todos los niveles
Picos de Europa está lleno de caminos aptos para la práctica del senderismo. Muchos de ellos son vías tradicionales, usadas desde antiguo por vecinos, pastores, cazadores y mineros, y que han sido habilitadas por el Parque Nacional o por los propios municipios que con estas iniciativas apuestan por un turismo sostenible. De entre todas las excursiones posibles hemos seleccionado una veintena. Son mayoría las sencillas, aptas para aficionados de todos los niveles e inclusos familias; pero para no dejar a nadie con hambre hemos incluido tres rutas de larga distancia y cuatro ascensiones. Y así, todos contentos.
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A LA DESCUBIERTA
El rostro del Tunio
En la roca caliza del Tunio, en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema, el agua ha moldeado un rostro humano inquietante y acechante. Bajo su barbilla, otras manos anónimas, éstas humanas, esculpieron en el pasado pequeñas pilas para producir hielo.