Editorial
Habitación con vistas, por Dioni Serrano
DIGO yo que una de las razones por las que subimos a las montañas es para ver a lo lejos. Estaréis conmigo en que mirar hasta el fondo; hasta donde llegue la vista sin otro impedimento que el de nuestra propia agudeza, da una excitante sensación de libertad, que es lo mismo que decir de felicidad.
Juraría que fue lo que sentimos aquella tarde de septiembre sentados en una pequeña terraza justo al lado del abrigo Michaud.
Ya nos habíamos zampado los dos sobres de risotto y el paquete de fideos chinos al glutamato que llevábamos para la cena y sólo quedaba esperar a que anocheciera para refugiarnos en el incómodo y húmedo aprisco.
Nos sentamos cara al sol como aquél que se repanchinga en la butaca del cine esperando tranquilamente a que comience la película. Sólo nos faltaban las palomitas. Unas guedejas de nubes altas deformaban el disco solar que se aproximaba ya a la línea del horizonte. Una luz transparente tintaba un cielo velado que cambiaba lentamente de consistencia y de color. Miré a mis amigos.
Estaban bañados en una luz dorada casi irreal. Les dije: “Parecéis muñecos pintados con purpurina”. No hubo un segundo igual a otro y el tiempo pareció acelerarse. A los amarillos sucedieron los naranjas, y a estos los rojos y los morados; los cambios sucedían a velocidad espoleados por el crepúsculo. Mientras tanto, muy al fondo, liberados de la luz deslumbrante, iban apareciendo líneas quebradas invisibles hasta entonces. Contamos, dos, tres, cuatro, y al llegar a cinco agudizamos la vista buscando en el cielo azul marino nuevos horizontes, como el que persigue el sonido de la última campanada en una habitación vacía hasta perderlo. Aún pudimos percibir una orla de luz azulada antes del fundido en negro.
La oscuridad y el frío nos empujaron al vivac que ahora nos parecía hasta acogedor. Nos metimos en los sacos. Alguien amenazó con echar fuera al que roncara, y otro alguien hizo la temida pregunta: ¿a qué hora ponemos el despertador?
No sé si había leído, o lo había escuchado, que el Balaitús, por su posición en el borde oriental del alto Pirineo, es un palco preferente para ver cómo termina el día. ¿¡Dónde hay que firmar!? Antes de entrar en el duermevela, recordé otro atardecer menos tranquilo en la Cresta del Diablo. Pero esa, es otra historia.
Actualidad
- Tres millones de euros para construir el “nuevo” Caminito del Rey
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Test de material
- ADAPTA EL HAZ DE LUZ AUTOMÁTICAMENTE
Frontal inteligente: Tikka R+ de PETZL - COMODIDAD CON ESTILO
Bota muy ligera y con los mejores materiales: Monique de CHIRUCA
BOSQUES DE GALICIA ~ INVIERNO
Esencia de naturaleza
Bosques de Galicia es una propuesta de Turgalicia que tiene el propósito de “descubrir” al público español los bosques más interesantes de la región. Están repartidos por toda la Comunidad y han sido seleccionados por su bellezas y por sus características singulares. No hay ninguno igual, pero todos tienen algo en común: se pueden conocer caminando por senderos tranquilos y seguros.
1. O Xurés
2. Souto de Retorta
3. Bosque da Fervenza
LA MONTAÑA AMADA
BALAITÚS
El macizo del Balaitús es el primero por occidente que rebasa la cota de los tres mil metros. A la cima señera que le da nombre, le apodaron La Araña, por sus numerosas crestas y aristas que recuerdan a la silueta de un arácnido. Con sus 3.144 metros de altura, el Balaitús ocupa el puesto 37 en la lista de tresmiles del Pirineo en orden de altitud, pero figura en los primeros puestos en el corazón de los aficionados, como lo ocupó en el del pirineísta George Cadier, que proclamó en su día: “¿Qué montaña fue más amada que el Balaitús?”
- ANECDOTARIO HISTÓRICO
Subirse a «La Araña”
Se vaya por donde se vaya, a la cima del Balaitús se llega utilizando las manos, por poco que sea. Esta montaña que se ganó en su día el apelativo de Cervino pirenaico, y a la que otros llaman La Araña por sus múltiples aristas que le dan el aspecto de un arácnido, tiene más de una treintena de vías, pero en este reportaje nos limitaremos a las consideradas “normales”; es decir, las más sencillas. Incluso en éstas tendremos que “echar mano” de las mismas.
- GUÍA PRÁCTICA
TODAS LAS VÍAS NORMALES AL BALAITÚS
Hablar de “normales” en el Balaitús es un poco exagerado. Como ya se ha dicho, ninguna de las rutas que llegan a su cumbre es un paseo dominical. Incluso las dos más populares, la Gran Diagonal y la brecha Latour, exigen coquetear con el vacío.
RUTA 1. VÍA NORMAL
Desde el refugio de Respomuso por la brecha Latour.
RUTA 2. VÍA NORMAL
Desde el refugio Ledormeur y glaciar de las Néous.
RUTA 3. VÍA NORMAL
Desde el refugio de Larribet por el glaciar de las Néous.
RUTA 4. VÍA NORMAL
Desde el refugio de Larribet por el Col Noir y la Gran Diagonal.
RUTA 5. VÍA NORMAL
Por la Gran Diagonal.
RUTA 6. VÍA NORMAL
Arista Packes Russell al Balaitús.
RUTA 7. VÍA NORMAL
A la Frondella Central (3.055 m) y Oriental (3.071 m) por la vertiente oeste.
RUTA 8. VÍA NORMAL
A la Frondella Occidental (3.001 m) por la vertiente oeste.
RUTA 9. VÍA NORMAL
A la Frondella Central (3.055 m) y Oriental (3.071 m) por la vertiente este, por el conocido como corredor Vallot.
RUTA 10. VÍA NORMAL
A la aguja Cadier (3.022 m) por la vertiente este.
RUTA 11. VÍA NORMAL
Al pico Cristales (2.890 m) por el sur.
El Señor de Piedrafita
Ursi Abajo
Muchas de las personas que deciden subir al Balaitús entran en el refugio de Respomuso para pasar la noche o para tomar un respiro antes de seguir camino a la cumbre. Allí son atendidos por un guarda menudo y enjuto, de edad indefinida, ojos vivos y rostro afilado, siempre (o casi siempre) con una sonrisa franca en la cara. Es Ursicinio Abajo, Ursi para todos.
El circuito del Balaitús
Abrazar al “hosco”
La ruta que rodea al Balaitús es relativamente sencilla cuando las condiciones son buenas, y permite disfrutar de tres jornadas de pirineismo clásico. Se puede completar, si se quiere, con la ascensión a la cumbre, absorbiendo al máximo la esencia de este macizo, aunque entonces la propuesta se torna comprometida y exigente. En cualquier caso, es un reto desafiar al hosco Balaitús, admirado desde antiguo y largamente cortejado por los pioneros.
- Guía práctica
TRES, CUATRO, CINCO DÍAS…
BALAITÚS
La versión más suave del circuito alrededor del Balaitús consta de tres etapas. Hay otras más “duras” con ascensión al Balaitús y (o) al Palas. Cualquiera de estas ascensiones pide una sólida experiencia y buenas piernas.
ETAPA 1
Embalse de La Sarra –Refugio Respomuso
ETAPA 2 (OPTATIVA)
Refugio Respomuso – Pico de Balaitús – Refugio de Respomuso
ETAPA 3
Ref. de Respomuso – Puerto de la Piedra de San Martín – Refugio de Larribet
ETAPA 4
Refugio de Larribet – Port de Lavedan – Embalse de La Sarra
Esquiar A LA SOMBRA DEL BALAITÚS
¿SÓLO PARA EXPERTOS?
El circo de Piedrafita y las montañas que lo rodean son un terreno poco frecuentado por los esquiadores en invierno. Sólo los “expertos” lo hacen, pues la aproximación es larga, el día corto y el ambiente muy severo, incluso a pesar de la presencia del cómodo refugio Respomuso que permanece abierto todo el año. Tampoco en primavera es habitual ver a esquiadores por aquellos lares, y esto es ya menos explicable. Quizá con este reportaje, que muestra una pequeña parte de las posibilidades que ofrece la zona, empiecen a cambiar las cosas.
- DESDE SALLENT CONESQUÍS
- Conexiones a RESPOMUSO
DESDE EL CIRCO DE PIEDRAFITA
Rutas de travesía
Ahora que ya estamos en el circo de Piedrafita, hay que saber qué picos podemos abordar con nuestros esquís para luego disfrutar de unas buenas bajadas.
EL “CONCURSO” RELATOS DEL BALAITÚS
Ha sido todo un éxito: casi medio centenar de relatos han llegado a nuestra redacción y no pocos merecían un premio, bien por su calidad literaria, bien por la historia que contaban. No ha sido tarea fácil elegir los tres “mejores” relatos; tan difícil que hemos elegido cuatro. La historia de Jon Pérez, aunque no obtuvo todos los votos del jurado, formado por personal de la redacción, gustó mucho de modo que no podíamos dejar de publicarlo aportando un regalo de la propia editorial. Creemos que las experiencias de estos relatores (montañeros de “a pie”, como la inmensa mayoría de nosotros) os gustarán, os conmoverán y hasta es posible que os identifiquéis con alguna.
PENDIENTES Y ADRENALINA
POR PABLO GARCÍA URQUIZO
UNA NOCHE SOBRE EL MUNDO
POR JON PÉREZ FEITO
SORPRESA EN EL BALAITUS
POR ADRIANO MARTÍN CÓFRECESPINCHO
ESPECIAL BALAITUS ~ A FONDO
REFUGIO ALFONSO XIII
Un retiro principesco
Hasta que en 1993 se abrió el refugio de Respomuso, los únicos lugares en los que se podía pasar la noche a cubierto en el circo de Piedrafita eran las casetas (practicamente arruinadas) de la presa de ENDESA, la ermita de la Virgen de las Nieves o el pequeño refugio Alfonso XIII construido al borde del ibón de las Ranas. En la actualidad, este refugio inaugurado en 1929 y que es una pieza muy importante de la historia del pirineísmo, permanece cerrado, víctima del tiempo y de los vándalos
SALLENT Y BALAITÚS
El largo idilio
Los lazos afectivos entre Sallent y el Balaitús muestran peculiaridades respecto a otros sectores del Pirineo. En contra de la extendida idea de que los nativos aborrecen sus regiones superiores, los sallentinos se sienten atraídos por su montaña desde antiguo.
LAS PERIPECIAS DE UNOS INQUIETOS CUADERNILLOS
Biblioteca Balaitús
¿Podrían unos libros de cima llevar una vida de aventuras delirantes? Los cuadernos que registraron las primeras visitas a la cumbre del Balaitús, sí. Varios tomos mostraron unas tendencias de trotamundos que hicieron creer que disponían de personalidad propia. De lo más agitada, se entiende.
UN PEQUEÑO TESORO
Las piquetas de Peyter y Hossard
En el verano de 1826, dos oficiales geodésicos del Ejército francés llegaron a la cima virgen del Balaitús. Lo hacen no movidos por un espíritu deportivo, sino profesional. Nadie se entera de la hazaña. A los pocos días vuelven a la cumbre con un equipo de guías y porteadores y están a punto de perecer por una tormenta. A la desesperada se retiran dejando en la montaña sus aparatos científicos y las estacas de madera de la tienda que les cobijó.
Estas piquetas se convertirían en mudos testigos de la decepción de los montañeros que llegaron después creyendo ser los primeros. Seguro que algún coleccionista pagaría una millonada por alguna de ellas… si estuvieran en venta.
Bazar
Muestrario de material
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