A los 93 años

Fallece el alpinista Heinrich Harrer

Harrer, que alcanzó la fama internacional con la filmación de su libro autobiográfico Siete años en el Tíbet, ha fallecido a los 93 años.

Heinrich Harrer
Heinrich Harrer
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Heinrich Harrer era el único de los cuatro alpinistas que lograron alcanzar por primera vez la norte del Eiger en 1938 que aún vivía, tras la muerte de Heckmair en febrero del año pasado. Junto a sus tres compañeros de aventura, Heckmair, Kasparek y Vörg, logró lo que tanto se había buscado a lo largo de muchos años e intentos, ascender la norte más temida de los Alpes.

Además de por esta hazaña alpinística, el austriaco alcanzó la fama por su amistad con el Dalai Lama y la filmación en 1997 de su libro autobiográfico Siete años en el Tíbet, película protagonizada por Brad Pitt y dirigida por Jean-Jeaques Anaud.

Harrer nació en Austria en 1912, en los Alpes de Carintia. Estudió geografía y deporte en la universidad de la ciudad de Graz, mientras se ganaba algún dinero como guía de montañeros y entrenador de esquí. En 1936 participó en los Juegos Olímpicos en el equipo de esquí austriaco y dos años después es pionero en escalar la cara norte del Eiger. Este triunfo llama la atención de Hitler, que lo recibió personalmente y lo invitó a entrar en las SS. Harrer acepta y se convierte en entrenador del equipo alemán de esquí femenino de descenso y eslalon.

Amistad con el Dalai Lama

Harrer siempre intentó ocultar esta etapa de su juventud, pero al estrenarse la película de Siete años en el Tíbet, sale a relucir su pertenencia el grupo nazi y se desata la polémica.

Harrer se defendió declarando tener «la conciencia limpia», que haber pertenecido a las SS fue un capítulo de su pasado que tenía que «tragar y superar«, y que el nazismo le parecía «extremadamente desagradable». El alpinista admitió que los nazis supieron aprovechar sus heroicas hazañas para fines propagandísticos.

Poco después de regresar del Eiger, se casa con la hija del famoso explorador de Groenlandia Alfred Wegener y en 1939, comienza una expedición al Nanga Parbat para exploarar el Diamir. Pero al regresar de allí, estalla la Segunda Guerra Mundial y es internado en un campo de prisioneros británico en la India, donde aprende tibetano e hindi. En 1944 consigue escapar y llega a Lhasa, donde conoce al Dalai Lama y es aceptado como maestro personal del Dalai y asesor de funcionarios y ministros en cuestiones de agricultura y urbanización.

Entre Harrer y el Dalai Lama surge una gran amistad, que continuaría cuando el Dalai se tiene que exiliar y Harrer regresa a Austria. De hecho, fue condecorado por el Gobierno tibetano con la Luz de la Verdad por su apoyo al Tíbet, al que él calificaba como su «segunda patria».

Actividades y libros alpinísticos

Se casa por segunda vez en 1951 y en 1957 vuelve a su actividad en las montañas: explora el Ruwenzori, Congo, en ese mismo año, hace la primera absoluta de la Pirámide de Carstensz (1962), hoy una de las Siete Cumbres y de 1965 a 1982 viaja por Amazonia, Guayana Francesa, Borneo, África y Tíbet.

Además de estas actividades, se dedica a escribir libros y sus memorias, entre ellos, el ya conocido Siete años en el Tíbet, Vengo de la Edad de Piedra (1964), y Reencuentro con el Tíbet. Otro de sus libros más famosos, escrito en 1959 aunque reeditado y publicado hace dos meses por la editorial Desnivel, es La Araña blanca, (título original Die weisse spinne) en la que narra su ascensión al Eiger, además de introducirnos en la historia de los dramáticos intentos anteriores de escalar la temible pared.

Éstos se desarrollaron en un ambiente de feroz competencia deportiva y desembocaron en una larga lista de víctimas. Entre ellas, tal vez el caso más trágico sea el del joven Toni Kurz, quien agoniza durante largas horas colgado de una cuerda a pocos metros de un equipo de rescate, que no puede hacer nada por salvar su vida.

Finalmente se incluye una crónica de las más importantes actividades en la pared norte del Eiger hasta el momento actual, con repeticiones invernales, aperturas de nuevas rutas y actividades en solitario.

Comentarios
3 comentarios
  1. Junto con Erwin Rommel, Heinrich Harrer son los unicos nazis que valen la pena. Rommel por ser fiel a su ejercito y respetar a sus soldados que no querian pelear(recordemos que se les castigaba con la muerte, cosa que Rommel omitio) y Harrer por dar a conocer el drama, que hasta hoy, 13 de septiembre de 2014, vive tan hermoso pais.

  2. Tenia 26 años y queria escalar, ademas en esos momentos supongo que no se sabia muy bien donde iria a parar el nacionalsocialismo. Tampoco participó en actividades politicas ni mucho menos delictivas. Era un alpinista. Y personalmente no hizo mas que bien por donde pasó.

  3. El nazismo le parecía extremadamente desagradable, claro, a toro pasado… Hipocríta.

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