
La alpinista gallega ChusLago, primer Everest femenino nacional sin oxígeno (salvo tres horas durante eldescenso), ha cambiado las normales equipadas y con huella abierta del Himalaya,por los fríos techos ex soviéticos del Pamir y Tien Shan, «donde tú telo comes todo». Próximo destino, el Pobeda Peak.
Has visitado varias veces el Everest, una montaña que conoces bien. ¿Cómo hasvivido todo lo relacionado con el 50º aniversario de la primera ascensión?
Como una locura. Si a mi, una de muchos, me ha sonado el teléfono cuatroveces al día para entrevistas, imagino que para los más implicados comoHillary ha debido ser una locura. No me gusta, debe ser muy bonito, pero laprensa fuera de la montaña no está educada para hablar de estos temas.Desprestigian el tema. Además, me da mucho miedo que se junte tantísima genteen la montaña, no por lo que pueda pasar, sino porque la filosofía en sí sedeteriora, se mancha un poco el nombre del Everest. Eso da pena viéndolo desdefuera.
¿Es cierto que has decidido no volver definitivamente a los ochomiles?
Forma parte del momento en que volví del Everest. El trabajo tambaleando,el entorno familiar y mi determinación para hacerlo, sabían que si no loconseguía a la tercera sería a la sexta…tuve que prometer que a la vueltadejaría los ochomiles. Además, durante esos años estuve mucho en el Himalaya(Cho Oyu dos veces, Everest otras dos) y todo lo que supone montar unaexpedición sola, era casi más agotador que luego ascender, mucho esfuerzomental. Nunca he pretendido hacer los Catorce, me parece aburrido, quería hacerel Everest, y ahora, todas esas montañas de 7.000 metros que estoy haciendo. Melo estoy pasando muy bien, me las tomo como si fueran de 10.000 metros, estoyigualmente feliz…
Entonces compaginabas trabajo, familia, y montaña. ¿Cómo lo llevasactualmente?
Estamos más acoplados, mejor, pero no puedo descuidar elhorario…levantarme, escribir, entrenar, preparar la comida, trabajo a lascuatro, segundo entrenamiento del día…
¿Escalas en roca habitualmente?
Si, escalo en roca siempre, pero tengo que reconocer que llevo un añoentero, desde que vine de Nepal, que no me subo a una banqueta. Entreno mucho,eso sí, porque quiero subir el Pobeda.
Forma parte de tu proyecto actual, el Leopardo de las Nieves. ¿En queconsiste exactamente?
Supone coronar los picos más altos de las ex Repúblicas Soviéticas, en elPamir y Tien Shan: Lenin, Khan Tengri, Comunismo, Pobeda, y Korjenevskaïa.Realmente he estado en todos, y en algunos me he quedado a 100 por debajo de lacima, como en el Korjenevskaïa. Estaba ya en la arista, pero hacía tan maltiempo que no se podía ni andar. He hecho el Lenin (1993) y el Khan Tengri(2001), y el Pobeda casi (2002), y el Korjenevskaïa casi (2000), y el Comunismocasi (2000)… (risas). Ahora vuelvo al Pobeda, el 20 de julio, porque en agostoes cuando mejor está.
¿Cómo empezaste?
De casualidad. Volví del Everest pensando dónde podía ir de expedición,y no recuerdo bien por qué, me decidí por el Comunismo. Contacté con unagencia para buscar información, y al decirles que era para mi, para unapersona, no me contestaban, y pensé que aquello no iba a ser tan fácil.Entonces contacté con Merab Khabazi, un alpinista de Georgia que habíaconocido en el Everest, que también estaba interesado en el proyecto. Yoquería irme sola al Comunismo pero no pude, la gente no me hizo ni caso(risas).
¿Cuál es la principal atracción de estas montañas?
Cuando llegas acostumbrado a las normales de los ochomiles, todo montado yla huella hecha, te lo comes todo tu sólo, te hartas de fijar cuerda. Me gustanpor eso, porque ha sido una zona olvidada -que ahora se está recuperando-, ysalvo el Khan Tengri, que está muy pisado, iba poca gente a estos montes. Esrecuperar un poco aquel alpinismo de los Andes, cuando ibas con tus colegas y nohabía nadie en la montaña. Te tienes que poner el motor, empezar otra vezdesde cero. Me lo estoy pasando muy bien…me he quedado ciega, me he caído unagrieta, me han caído dos avalanchas… Y hace bastante frío, el Pobeda en unamontaña friísima.
A nivel de comercialización, ¿muchos grupos de agencias?
En el Khan Tengri sí. Cuando estuve yo había 35 españoles, y luegosubimos muy poquitos. En el Pobeda no, porque la montaña es un poco más seria.

¿Has contado con financiación para el proyecto?
Si, tengo un buen patrocinador, Caixanova.
¿Gracias al Everest?
Sí, yo creo que sí. Ya les pedí un préstamo para ir el Everest, ydespués me concedieron un patrocinio anual.
¿Tuviste mucho reconocimiento en Galicia por tu Everest sin oxígeno?
Sí, en Galicia sí. Ha facilitado conseguir patrocinadores, un montón depremios… pero al principio muy tímidamente, como que no sabían muy bien loque significaba. Ahora, con todo este boom, quizá lo han hecho de formamayor.
¿Crees que la gente ha asimilado lo difícil de tu ascenso, valorándolocomo se merece, aunque tiraras 3 horas de mascarilla bajando?
Un poco mejor sí, sobre todo gente en la calle que ya maneja otros nombres.Algunos todavía te preguntan por la diferencia entre con y sin oxígeno, no losaben, y se lo tienes que explicar. Y que cuando lo haces tampoco te sirve demucho, te toman por un loco. El porqué es una pregunta que un periodista demontaña nunca te haría, y en ese sentido es un poco agotador. Pero para mi hasido mi montaña, como he querido hacerla, si los demás lo entienden o no mepreocupa menos.

¿Cómo recuerdas la montaña con el paso del tiempo?
Fue una experiencia muy, muy especial. La cumbre ya no es algo físico, rocay nieve. La cumbre es invisible. Da igual que subamos 500 metros, el Everest ocualquier montaña, cada uno tiene su cima invisible. Tu subes por una ruta ytienes tu recompensa, también si lo haces en grupo o solo, con oxígeno,usándolo sólo un poco… Yo también tengo la mía, y dentro hay muchas cosas:lo difícil que me resultó ponerme a pie de pared, la cantidad de superacionespersonales, lo bonito de decidir hasta por una tontería, por estar sola y nopoder consultar esas dudas con nadie… Mi montaña invisible es muy interior,va más por dentro que por fuera. La tengo mucho cariño.
El último viaje a Nepal fue para escalar cascadas ¿Lo viviste de otraforma?
Sí, cambia, sobre todo la cuestión mental. Fui mucho más relajada. Cuandovoy a una montaña como un ochomil, sólo estoy pendiente de eso. Ahora eradiferente, ir en grupo era diferente, más relajante. No es el comerse la cabezade los proyectos personales. Me lo pasé muy bien, escribí mucho, departimosmucho…

Sobre tu nuevo libro…
No pretendía escribir un libro de escaladores, sino de la parte másinterior, lo que uno piensa, siente, cuando está en la montaña. Me apetecíahacer ese tipo de libro.
¿La autonomía en montaña, por necesidad, estilo…?
Un poco por estilo, y eso que no soy de las personas más autónomas. Peroes que nunca he entendido que una persona se coja cinco botellas y delegueabsolutamente en otros toda la responsabilidad, el montar campamentos, tomardecisiones…Entonces ¿qué te queda de la montaña? Otra cosa es ir en grupo,o con un compañero, y compartir, pero ir en una expedición de ese tipo yo nolo puedo entender. Lo respeto mientras sea una cuestión ecológica, y te bajestodas las botellas que subas, pero desde fuera, como espectador, me llama muchola atención… De ahí lo de la cumbre invisible, tu vivencia personal no puedeser igual que la de otra persona.
¿Qué es para ti lo más importante en la vida?
La conclusión más importante a la que he llegado subiendo montañas es queseas sincero contigo mismo. Por qué estoy subiendo a este sitio, por qué estoyhaciendo esto… Al final es lo que te va a quedar, y el cómo te sientas, loque vas a poder transmitir a los demás. Entonces, tu verás…