EXPLORANDO

Antonio Barea, amante de la libertad

El escalador y navegante estuvo en la librería Desnivel para hablarnos de sus vivencias cruzando el Atlántico y de la libertad que siente al surcar los mares y subir montañas.

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Antonio BareaAntonio Barea

El pasado miércoles 3 de junio se vivió uno de los momentos más interesantes dentro del conjunto de actividades que ofrece la librería Desnivel a los visitantes. En pleno centro de Madrid, unos afortunados tuvimos la suerte de desconectar del ruido y el ajetreo de la urbe para sumergirnos en la libertad de la mano del navegante y escalador Antonio Barea Velázquez, “El Bene” para los amigos de la escalada. Muchos de esos amigos acudieron al acto para disfrutar de las vivencias de su compañero de montaña. Entre los asistentes se encontraban miembros del grupo de escaladores conocido como La Patonae: “Paconan”, “Brinwell”, Jose Mary “Coletas”, “El Rana”, Nacho Guadaño, Nacho “Garrapato”, Ana “La Grande”, “El Godo” y el miembro más longevo Antonio Barea, padre del protagonista de la tarde.


Amante de las montañas y la libertad “El Bene” dio un giro a su vida hace diez años cuando vendió sus acciones de una empresa de trabajos verticales para surcar los mares a bordo de un pequeño velero. Cruzó cinco veces el Atlántico, disfruto de los sitios y de sus gentes y sobre todo puede decir bien alto que conoció la libertad de viajar como ya no se hace, disfrutando de la esencia de cada rincón porque como se pregunta Antonio Barea: “¿Para qué te vas a coger un avión que te lleve rápido a un sitio cuando el trayecto puede ser apasionante?”.

Un navegante autodidacta

Los escaladores Los escaladores «Brinwell» y «El Bene»

Nadie le enseñó a navegar, sólo recibió unas lecciones de trigonometría plana por parte de su padre, lo demás lo hizo él como todo lo que hace por libre y en tres años se sacó el título de capitán de yate. No era la primera vez que Barea se enfrentaba a algo en solitario puesto que como buen escalador ya llevaba en sus pies algunas montañas sin más compañía que la de la naturaleza salvaje. Quizás por eso pueda decir que en el mar nunca ha sentido miedo “pero sí muchísimo respecto”, reconoce el navegante. “La forma de vida en el mar es igual que en la montaña, hay que estar muy fuerte de cabeza, pero en el mar la sensación de aislamiento es mayor”, afirma “El Bene” quien reitera en varias ocasiones que “en la mar la sensación de soledad es abrumante”.

De su vida en tierra firme poco echa en falta el navegante, aunque reconoce que se acuerda de su familia y que de vez en cuando echa de menos las cañas con los amigos. “En el mar dependo de mí, ahora mi mujer lleva tres años conmigo en el barco y queremos seguir viviendo así porque cuando volvemos aquí todo sigue igual”, afirma con rotundidad “El Bene” Pese a que pasa meses sin saber de su familia, sin un periódico que leer, sin la televisión para entretenerse, no lo echa en falta porque tiene en su poder la libertad. Reconoce que en la mar se pasan penurias y afirma que “en un barco tienes todo el mundo para recorrerte, pero te tiene que gustar, tienes que ser amante de la mar y estar muy fuerte de cabeza”. Su vida de navegante transcurre en su barco “siempre estoy pendiente de él, porque un barco tiene que ir donde lo quiera llevar su patrón”, reconoce el navegante quien, pese a todo, saca tiempo para dormir y leer. “Tenemos muchos libros y donde paro intento cambiar libros, además en Argentina y Uruguay los compro muy baratos”, comenta “El Bene”.

Para subsistir, Antonio Barea se ha convertido en un trabajador multidisciplinar. “Cuando llego a puerto pido trabajo en los astilleros, arreglo barcos, trabajo de marinero, monto palas, arreglo cubiertas, motores y si me contratan también trabajo como patrón y ahí cuando voy con tripulación sí que tengo que marcarme unas pautas”, relataba el navegante.

La belleza del mar no ha hecho que “El Bene” olvide la montaña y afirma que “siempre que paro en un sitio donde hay montaña la subo”. Ahora se va a la Patagonia y allí disfrutará de la escalada en todo su esplendor, con toda la libertad porque reconoce que no tiene ningún proyecto en mente. “Estoy cansado de hacer proyectos que no sirven para nada, cuando vives así se rompen a la mínima”, comentó el navegante.

Sus vivencias hechas literatura

Miembros de La Patonae que acuedieron al eventoMiembros de La Patonae que acuedieron al evento

A lo largo de estos diez años Antonio Barea recogió en forma de notas su día a día en la mar. En sus escritos recoge sus travesías por el Atlántico y el recuerdo de las cosas que vio como lo hacían en su día los exploradores guiados por las gentes del lugar, sin un guía comercial que sirva de ayuda. Animado por su familia, “El Bene” pulió los textos con sus memorias en el mar y le dio forma de libro que saldrá en septiembre. El navegante comentó en la librería Desnivel: “Lo he escrito para mi gente, para todas las personas con sed de libertad, para los amantes de la naturaleza salvaje, para marinos, para escaladores, para oficinistas… es un libro para que la gente se anime a soñar”.

 

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