Mientras que hasta hace poco el interés por el origen de la pluma se basaba únicamente en criterios de calidad y coste, hace algunos años –ya sea por convicción real o por argumento de venta ante una sociedad cada vez más concienciada con la protección del planeta– hay marcas que valoran otros aspectos relacionados tanto con la protección del medio ambiente como con el bienestar del animal.
Una de las primeras firmas que desarrolló un programa de trazabilidad que permite rastrear el origen de la pluma hasta llegar a la misma granja donde se ha criado el pato, oca o ganso al que se le quitó la pluma, fue la norteamericana Patagonia, que comenzó a trabajar en ello en 2007 hasta conseguir implantarlo en 2013. “Hoy en día todos nuestros productos de plumas de tienen el sello de trazabilidad, lo que garantiza que las aves no han sido alimentadas a la fuerza o se les ha extraído la pluma vivas”, aseguran en su web.
También la británica Mountain Equipment comenzó en 2009 a ofrecer una trazabilidad independiente y objetiva. Hoy toda su pluma está auditada bajo el programa Down Codex, elaborado por el laboratorio independiente IDFL (International Down and Feather Laboratory). Cada una de sus prendas o sacos de pluma incluye un número que permite, a través de la web, visualizar los informes elaborados por este organismo, que recoge tanto los datos técnicos (composición, fill power, cuin…) como todos los aspectos éticos del origen de la pluma (condiciones de las granjas, maltrato animal, extracción…).
En 2010 la EDEFA (European Down and Feather Association) estableció asimismo un código de conducta y trazabilidad que los miembros de la asociación se comrpometieron a cumplir. Entre otros requisitos, los proveedores deben certificar que sus productos proceden de animales sacrificados para alimento o que la colecta de la pluma ha tenido lugar durante la muda. Llevan a cabo auditorías neutrales y las prendas, sacos u otros productos de pluma que cumplen los puntos exigidos en el código, se etiquetan en consecuencia.
En enero de 2014 –tras muchos años de desarrollo previo– la organización sin ánimo de lucro Textile Exchange puso en marcha a nivel global el programa RDS (Responsible Down Standard): una certificación independiente que garantiza no sólo el bienestar animal, también la sostenibilidad en toda la cadena de producción. Para ello, realizan auditorías en las granjas, trabajan estrechamente con los proveedores y ofrecen servicios de certificación para las compañías que fabrican productos con pluma (desde sacos a chaquetas, edredones, alomohadas…).
No olvidamos también en este campo la iniciativa de la empresa vasca Ternua, pionera mundial en la utilización de pluma reciclada en sus chaquetas y sacos de plumas. Suministra esta pluma la empresa navarra Neokdun y proviene productos cuyo ciclo de vida han terminado, tanto prendas como edredones, almohadas… La pluma es recogida en Europa, seleccionada, procesada y esterilizada, manteniendo sus propiedades originales. Su procedencia está auditada por una tercera parte siguiendo el estándar de trazabilidad EDFA.
Indicar que todos estos sellos y certificaciones son voluntarios e independientes, y por ello un valor añadido para los consumidores concienciados con la protección animal.
Pluma hidrófuga y no contaminante
También ha llegado al mercado la tendencia a utilizar pluma hidrófuga en las prendas, con la consiguiente ventaja de mantener las propiedades de esta fibra natural en condiciones de humedad. Frente a las soluciones impermeabilizantes habituales en las membranas y tratamientos repelentes al agua de las prendas de montaña que incorporan los dañinos PFCs (compuestos químicos difícilmente biodegradables y por tanto persistentes contaminantes, denunciado en numerosas ocasiones por asociaciones ecologistas como Greenpeace), existen otras alternativas, como la que propone la empresa Nickwax, especialista en soluciones impermeabilizantes. Su tecnología está basada en un hidrorrepelente elastómetro (procedente de la espuma EVA, el mismo material que se encuentra en las suelas flexibles del calzado), que está libre del contaminante fluorocarbono que suele utilizar el resto de procesos. Marcas como la británica Rab la emplean en sus sacos y prendas de plumas desde hace dos temporadas.
Así que ya sabes, ahora además de valorar una chaqueta o un saco de plumas por su loft (capacidad de expansión de la pluma), su fill power (poder de relleno, se mide en cuins=cubic inches o pulgadas cúbicas), su porcentaje de plumas/plumón, sus gramos de relleno, el tejido exterior e interior, su ajuste, confección, acabados… si tienes conciencia «verde» dispones de nuevos elementos para inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
Lecturas relacionadas

Especial Material 2014/2015
Adem s de los resultados del Premio Desnivel de Material, en el número extraordinario Especi…

Desnivel nº358
En este número: Nanga Parbat Primera invernal • Corredores del Pirineo Oriental • Riders on the storm • 5 d…

Grandes Espacios nº220
En este número: Especial Camino de Santiago TODOS LOS CAMINOS ACTUALIZADOS · Camino Torres. Puro,…
- Etiquetas: chaquetas de plumas