Artículo técnico

Chaquetas Ultra Ligeras para montaña

Las actividades “de velocidad” en montaña han obligado a los fabricantes a buscar nuevos materiales y diseñar ropa adaptada a las actuales exigencias. Las chaquetas impermeables y cortaviento son un claro ejemplo de ello. En poco tiempo han rebajado tanto su peso y volumen que se han convertido en “pesos pluma”.

Chaquetas ligeras de montaña
Chaquetas ligeras de montaña
José Isidro GORDITO | No hay comentarios |

Los partes meteorológicos cada vez más fiables posibilitan adaptar las actividades y su duración, sugiriendo qué puedes esperar y qué debes llevar para afrontar las inclemencias.

Si la previsión dice que va a llover o hacer viento tienes dos opciones: saber que tu equipaje debe contener obligatoriamente prendas impermeables-transpirables, o quedarte en casa.

Conociendo esos detalles los fabricantes crean ropa para cada ocasión, pero es cierto que si la prenda no alcanza cien gramos o se encuentra muy lejos de los doscientos… ¿qué razón impide meterla en la mochila? Sí, es cierto, si eres un corredor, un alpinista o un excursionista que mira hasta el último gramo quizá renuncies a llevar un elemento que tal vez no uses, pero ante esos números es mejor no jugársela e incorporar entre tus cosas una prenda que puede protegerte en caso de un cambio súbito.

Rebajando gramos

Reducir peso y volumen es siempre una premisa para obtener mayores prestaciones deportivas. Pero en el mundo de la montaña es especialmente importante ya que permite al usuario progresar con velocidad, sin lastre, redundando en su seguridad.

Las chaquetas exteriores han ido evolucionando en ese sentido y hasta las más pesadas de entre las actuales son mucho más livianas que las de temporadas precedentes.

De conjuntos compactos, que incluían aislante térmico, se pasó a prendas con grueso exterior y completo forro interior. De ahí a otras en construcción tres capas para desembocar en ligeras dos capas sin protección interna de su inducción o su membrana.

Las corazas pesadas y robustas han evolucionado para ser compresibles y ocupar muy poco en la mochila, para ser ligeras sobre el cuerpo, etc.

Y las actividades rápidas han invitado a la incorporación de artículos minimalistas sin refuerzos, sin bolsillos, sin detalles superfluos.

La progresión continúa y se ofrecen elementos que recuerdan el clásico “chubasquero” pero con muy buena transpiración.

Chaquetas muy ligeras que en unos casos incorporan una lámina impermeable-transpirable termosellada en su interior, para ofrecer la máxima protección, o simplemente un tratamiento deperlante exterior que las hace repeler la humedad permitiendo la evacuación de sudor.

Protegen, pues, del viento o una ligera llovizna pero no de condiciones extremas que, a la vista de partes meteorológicos fiables, es difícil que nos sorprendan.

Grandes promesas

Los fabricantes anuncian una enorme protección en muy pocos gramos. Está claro que cuanto más pesada es la prenda generalmente mayor es la protección que ofrece, aunque no siempre es así ya que en ocasiones se emplean tejidos elásticos para toda o parte de la confección, realmente anatómicos pero también de un peso más elevado.

Al ir rebajando gramos es evidente que tenemos que restringir el campo de actuación de estas chaquetas al espectro de proteger exclusivamente del viento o de una lluvia ligera.

El objeto de este texto es centrar el foco en protectores ultraligeros que rondan los cien o ciento cincuenta gramos, pero no en esas otras que, incluso sin llegar a los 200, ya tienen una membrana de superiores prestaciones, un soporte que ofrece mayor resistencia mecánica… y que no se cortarían en usar desde un corredor bajo una tormenta hasta un alpinista que buscan máxima libertad de movimientos y horarios exprés, pasando por un excursionista que debe reducir al máximo el peso de su mochila por acometer una actividad de varias jornadas.

Se trata de analizar si, incluso rebajando mucho peso, las prendas siguen resultando útiles y realizan correctamente su función.

Efecto cortaviento

Siendo estrictos, y diferenciando las chaquetas que tratamos de esas otras impermeables ligeras citadas líneas más arriba, estamos hablando en realidad de escudos primordialmente cortaviento.

Prendas que ofrecen una barrera a dicho meteoro pero sin verdadera resistencia a la humedad continuada. Se emplean los mismos materiales que en las impermeables al agua, sin sellar interiormente las costuras, o se reduce el gramaje e incluso se eliminan membranas, lo que facilita la transpiración y es apreciado por quienes disfrutan de la montaña a toda velocidad.

bUna chaqueta cuyas costuras no están termoselladas no puede considerarse impermeable, por muy estanco que sea su tejido. Lo que se pierde, por lo que se gana: transpirabilidad.

Porque la clave, se usen materias con o sin membrana, es configurar un protector que proteja en condiciones no extremas.

Recordemos que, además de la impermeabilidad propia de la membrana, los tratamientos aplicados sobre la superficie del tejido también potencian la impermeabilidad, especialmente haciendo escurrir las gotas de agua para evitar la rotura de la tensión superficial.

Es lo que se conoce con el nombre de “tratamientos deperlantes”, que, lamentablemente, duran poco con el uso, los lavados repetidos, la fricción… pero mientras lo hacen proporcionan un bloqueo suficiente en gran cantidad de situaciones.

De ahí que muchos fabricantes opten por la eliminación de membranas y sólo empleen tejidos de bajo peso con tratamientos deperlantes, consiguiendo chaquetas increíblemente compactas y ligeras.

¿ Y la transpiración?

Fabricar una prenda totalmente impermeable es relativamente fácil, pero para uso deportivo normal, donde hay movimiento y se genera condensación, llegar a la saturación de la prenda desde el interior es relativamente sencillo.

Conformar una barrera contra el viento implica emplear un tejido muy tupido o añadir membranas, inducciones, o como mínimo tratamientos deperlantes a base de cirados (tratamientos químicos que recuperan el nombre del clásico encerado), siliconados, etcétera.

Se logra bloquear el viento y el agua, por supuesto, pero también se ralentiza la transpiración que, en condiciones de gran ejercicio aeróbico combinadas con humedad exterior y potenciadas por las características particulares de muchos individuos, pueden lograr que la cara interna se empape.

Esa es la razón por la que algunas prendas cuentan con ventilaciones adicionales más allá de haber eliminado las costuras termoselladas o usar membranas transpirables.

¡Fuera capucha!

Tanto se aligera que muchas chaquetas no llevan ni capucha. La protección se restringe, pero si sólo se quiere bloquear el viento y se lleva una banda, gorra o gorro en la cabeza… ¿para qué cargar con unos gramos de más e incluso sufrir incómodos movimientos de flameo del tejido?

Las cremalleras frontales son, en muchos casos, parciales o las prendas incorporan únicamente unos broches para su cierre. Los bolsillos se eliminan y, como mucho, se conserva uno para la llave del vehículo, el móvil o un reproductor de música que se transforma en funda de transporte.

Los logotipos o apliques suelen ser impresiones reflectantes que permiten ser visto si se camina o corre por asfalto.

Los puños sólo tienen un ligero elástico y los bajos o van ajustados con goma o, si tienen cordón, acostumbra a ser fino y regulado por una única tanka.

Se prescinde de costuras y se emplea la tecnología de pegado. Todo ello para lograr un conjunto mínimo y ligero, pero básico y esencial.

Para qué

Además de para montar en bici, caminar o correr por montaña en condiciones de viento pero con temperatura relativamente baja que impida la saturación por transpiración, estas prendas son muy prácticas para llevar todo el año en la mochila especialmente en estación estival.

Es cierto que si eres uno de esos deportistas que juegan con la velocidad te gustará llevar uno de estos cortavientos incluso en condiciones más extremas, pues por su bajo peso permitirán que te muevas sin lastre aunque no te garanticen más que una protección somera en esas situaciones en que sabes queda poco para llegar a la civilización sin sufrir de hipotermia.

Los cortaviento son prendas para uso intensivo que, si bien no son tan robustas y duraderas como otras más armadas, son más fáciles de transportar pero sobre todo de usar, porque lo mismo nos las ponemos para resguardarnos de la brisa o cuatro gotas mientras caminamos por el campo, que nos protegen en una cascada de hielo por cuya superficie casi no corre agua en un día anticiclónico, que nos quitan el viento en una vía de escalada, que la colocamos sobre un plumífero fino para evitar su deterioro.

Pero, ya sabes: del mismo modo que un cortaviento viene bien en la mochila incluso cuando crees que no hará falta (emergencia ante un cambio súbito o un imprevisto), una prenda más “sólida” también puede proteger con mayores garantías si la actividad se prevé extrema o de larga duración.

Es muy importante realizar la elección después de un meticuloso análisis.

//Por José Isidro GORDITO


 

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