Ayer miércoles por la tarde, el desprendimiento de una roca del techo de la cueva del Jaspe sorprendió a una pareja de espeloólogos que se encontraban dentro de ella, causando heridas graves a uno de ellos. Afortunadamente, el otro espelólogo pudo salir y solicitar ayuda al 112.
El accidentado, que sufría una fractura abierta de fémur, fue rescatado por el Grupo de rescate en montaña de la Guardia Civil que tuvo que emplearse a fondo para evacuar al herido, como señalaba a esta redacción un miembro del GREIM: “pensábamos incluso que tendríamos que hacer microvoladuras para extraer la camilla”. Uno de los guardias civiles que participó en el rescate alabó la conducta de una enfermera del SACYL que no dudó en penetrar en la cueva para estabilizar al herido.
La cueva del Jaspe es una cavidad horizontal de unos 300 metros que no requiere de una material técnico o preparación especializada en espeleología para ser explorada, por lo que es muy visitada por personas sin formación deportiva. Sin embargo, es una cueva muy peligrosa por los grandes bloques de caliza muy inestables que hay en el techo.
Por este motivo, el GREIM advierte a los posibles visitantes que se abstengan de entrar en ella porque la cueva “tiene un elevado riesgo de colapso inminente”.