PICO DE UNOS 7.000 M

Una expedición polaca intenta la codiciada primera ascensión del Gasherbrum VI

Los intentos al menor del macizo de los Gasherbrums se han sucedido sin éxito desde los años ochenta. Jerzy Natkanski, Jacek Czech, Joaroslaw Botor y Dominik Malirz tratarán de hacer historia en este pico de unos 7.000 m.

Macizo de los Gasherbrums, con el G-VI en el extremo derecho y G-IV en el izquierdo
Macizo de los Gasherbrums, con el G-VI en el extremo derecho y G-IV en el izquierdo
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Según las fuentes consultadas, el Gasherbrum VI o Chochordin consta como un pico de entre 6.979 m y 7.004 m. Con una prominencia de más de 500 metros, se encuentra situado en un extremo de este macizo de la cordillera del Karakórum y ha sido objeto de intentos de ascensión al menos desde los años 80. Sin embargo, su cumbre se mantiene virgen.

Firmar la primera ascensión histórica de esta montaña será la meta de una pequeña expedición polaca de cuatro miembros, auspiciada por la Fundación Kukuczka. Liderará el grupo Jerzy Natkanski, con experiencia en algunas grandes expediciones invernales polacas, como la del Broad Peak 2010-11. Aunque la máxima responsabilidad deportiva corresponderá a Jacek Czech, conocido por ser el compañero de Adam Bielecki en su intento invernal al Nanga Parbat en estilo alpino de 2015-16. Completarán el cuarteto el médico-alpinista Jaroslaw Botor –participó en la expedición polaca al K2 invernal del año pasado y en el rescate de Elisabeth Revol– y Dominik Malirz.

Según las primeras informaciones, Jerzy Natkanski, Jacek Czech, Jaroslaw Botor y Dominik Malirz habrían planeado llevar a cabo su intento por la vertiente sur del Gasherbrum VI.

Larga historia de intentos

Que nadie haya hollado el Gasherbrum VI hasta la fecha no significa que no haya despertado la atención del himalayismo internacional. De hecho, se trata de la montaña que marca el final del glaciar Upper Baltoro y todos los alpinistas que se dirigen al campo base de los Gasherbrums pasan bajo sus pies. Al menos cuatro expediciones la han intentado, pero los enormes riesgos en la parte más alta les obligaron siempre a darse la vuelta cuando tenían la cima a tiro de piedra.

El Gasherbrum VI fue noticia por primera vez en 1985, cuando la joven italiana Maria Luisa Ercalani aseguró haber hecho cumbre en solitario desde el glaciar de los Abruzzos, es decir, por la cara sureste. Sin embargo, no mostró prueba alguna de tal supuesta ascensión y generalmente no ha sido aceptada como verdadera.

Sí lo intentó en solitario y por la misma vertiente el alemán Walter Hölzler en 1993. Le faltaron unos 200 metros para alcanzar la cornisa somital y superar los aproximadamente 1.700 m de desnivel que presenta. Sin embargo, el enorme riesgo de avalanchas, acrecentado por un sol que había recalentado la vertiente durante la jornada, motivaron su retirada.

Más valientes fueron los franceses Nicolas Bonhomme, Jean-Paul Cache y Jean-Noël Urban. Su objetivo era ascender el pico y completar el descenso en esquís. Consiguieron llegar hasta los 6.900 metros, también por la cara sureste, antes de que se desencadenara una avalancha y se llevara por delante a Bonhomme, que resultó fallecido.

Once años después, en 2009, los portugueses Paulo Roxo y Daniela Teixeira cambiaron de lado y lo intentaron por la cara noreste, la que da al campo base de los Gasherbrums. Avalanchas, seracs y cornisas definen aquella peligrosa vertiente con la que la cordada lusa consiguió lidiar hasta que les faltaban unos 60 metros para conectar con la arista este: “En ese punto estábamos escalando hielo a 70º, y por encima de nosotros un estrecho corredor de hielo conducía a roca podrida vertical. La única manera de pasarlo era escalando nieve vertical por cualquiera de los dos lados. La protección era virtualmente imposible. También pudimos ver que la arista este tenía muchas cornisas desplomadas. Quizás podría hacerse, por alguien dispuesto a aceptar esos riesgos, pero no por nuestra parte”, narraba en el American Alpine Journal.

En 2016, el catorceochomilista Ralf Dujmovits y Nancy Hansen llevaron a cabo el último intento conocido. Trataron de buscar una ruta alternativa que les ofreciera mejores opciones, y se abrieron paso hasta la cara suroeste a pesar de su difícil acceso. Una vez allí, progresaron con cierta rapidez, pero terminaron encontrándose con los mismos riesgos de avalanchas que habían afrontado antes que ellos Walter Hölzler y los franceses. Se dieron la vuelta a 6.500 m.


 

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