Llueve sobre mojado. Un nuevo terremoto afectaba este martes 12 de mayo la zona del Himalaya. Otra vez Nepal se veía gravemente afectado por este seísmo, de magnitud 7,3 en la escala de Richter. Un total de 42 personas perdían la vida en el país a consecuencia de este temblor, que no se considera una réplica del fuerte terremoto de 7,8 del 25 de abril (que causó más de 8.000 muertos) y que a su vez ha tenido otras dos réplicas de magnitud 5,6 y 6,3. Los países vecinos también han sufrido la desgracia, con 17 fallecidos en India y una en China.
El ministerio de exteriores español ha podido localizar rápidamente a los 152 ciudadanos de nuestro país que se sabía que estaban en Nepal. Entre ellos, se cuentan Kilian Jornet y Jordi Tosas, quienes llegaron tras el primer terremoto para ayudar a la población local. De hecho, el seísmo los sorprendió en el aeropuerto -que permaneció cerrado durante dos horas-, donde esperaban subir a un avión para regresar a Europa.
Ayuda directa para las aldeas más necesitadas
Ya en España después de varias semanas en Nepal, primero con la expedición de Carlos Soria al Annapurna y después ayudando en el desescombro tras el terremoto del 25 de abril, el alpinista y cámara de altura Luis Miguel López Soriano conseguía hablar con contactos en Nepal. De este modo, ha podido dar testimonio de lo ocurrido tras el segundo gran terremoto en el país en poco más de dos semanas. «Nos han explicado que se han vivido momentos de mucho pánico y que volvían a los campamentos», comentaba Luis Miguel.
Luis Miguel López Soriano (junto con Carlos Martínez, médico de la expedición de Carlos Soria) ha estado llevando a cabo una tarea de ayuda a los habitantes del distrito de Sindhupalchowk, que se encuentra en la franja de territorio situada entre el valle de Katmandú y las montañas del Himalaya. «Es de los que ha resultado más dañado y que menos ayuda ha recibido; calculo que un 95% de las casas están destrozadas y las que no estaban caídas tenían la estructura totalmente dañada», apunta, y comenta que «la ayuda oficial se está suministrando a las zonas más accesibles por carretera, principalmente en el valle de Katmandú, y las agencias de trekking se están encargando de coordinar la ayuda en los valles del Himalaya, como Langtang o el Khumbu, pero las zonas intermedias como esta han quedado en el olvido».
«La gente está en tiendas de campaña o se refugia en chamizos improvisados con techos de lata y lonas; estos días empezaban a volver a sus casas…»
Él mismo estuvo viviendo en uno de los campamentos de refugiados a los que la gente se ha desplazado en busca de seguridad: «La gente está en tiendas de campaña o se refugia en chamizos improvisados con techos de lata y lonas; estos días empezaban a volver a sus casas, ya sea a buscar sus cosas y comida entre los escombros o a instalarse de nuevo, pero con esto han vuelto otra vez a los campamentos; ha sido como volver al principio».
«Lo más importante es analizar las necesidades, para mandar lo que realmente hace falta y que no se dupliquen las zonas donde ya se ha repartido».
Para ayudar a estas comunidades, Luis Miguel López Soriano recomienda recurrir a «personas directas o a grupos de acción local». Lo más importante, para él, es «el trabajo de campo para analizar las necesidades, para mandar lo que realmente hace falta y que no se dupliquen las zonas donde ya se ha repartido». Él se puso manos a la obra en este sentido, recibiendo las aportaciones económicas de familiares y amigos, invirtiéndolas en comprar arroz en un almacén de Katmandú y alquilando camiones para transportarlo a familias concretas, identificadas como las más necesitadas por las propias comunidades locales.
«Con ayuda de amigos y familiares han comprado cerca de 15.000 kilos de arroz que han repartido entre más de 550 familias»
«En tres días trabajando en el proyecto, compramos cerca de 15.000 kilos de arroz; asistimos a más de 550 familias con comida para casi un mes», dice, agradecido por tan gran y desinteresada aportación. Ahora está trabajando para organizar mejor el sistema de trabajo y poder ayudar todavía más, recibiendo a partir de la semana próxima aportaciones de otras personas, más allá de amigos y familiares.
«Todo lo que llega al aeropuerto está intervenido por el gobierno«
Además, advierte que «todo lo que llega al aeropuerto está intervenido por el gobierno, que lo maneja todo y no se sabe lo que se puede quedar por el camino. Controlan totalmente la acción de las ONG’s, a las que mandan a donde tienen que ir». Por otro lado, señala que «han llegado muchos grupos y ONG’s de ayuda médica y lo que ahora hace falta son otras cosas, como el desescombro, alimentos y refugio, especialmente de cara al Monzón, que se echa encima, y luego al invierno».