Ueli Steck había viajado este otoño al Himalaya con un ánimo y unos objetivos muy diferentes a los habituales para él. Esta vez no tenía pensado realizar ninguna ascensión exprés o abrir una ruta espeluznante en un muro peligroso. Simplemente, había ido al Shisha Pangma de vacaciones con su mujer Nicole, para ascender tranquilamente una montaña a la que ya había subido en 2011 en un tiempo récord de 10 horas y media, y en la que había completado el circuito CB-cima-CB en 20 horas.
Sin embargo, una vez en el campo base de la montaña, se dejó llevar. Allí coincidió con el motivado y fuerte equipo Dynafit de Benedikt Böhm, Sebastian Haag y Andrea Zambaldi. No les conocía de antes, pero su proyecto Double 8 le gustó. Subir lo más rápido posible dos ochomiles que él ya había escalado (Shisha Pangma y Cho Oyu), descenderlos en esquís y recorrer la distancia entre ambos campos base en bicicleta.
En la montaña, las condiciones de la nieve dejaron claro desde el primer momento que las ascensiones no se iban a regalar. «Me di cuenta de que una ascensión con mi esposa en esas condiciones era imposible, ya que se necesita mucha fuerza cuando hay tanta nieve», apunta Ueli Steck en una entrevista en profundidad concedida al diario Sonntagszeitung de su país, «pero la gente del Doble 8 quería intentarlo de nuevo y entonces surgió el plan para que les apoyara; pensé que era buena idea y que podía ayudarles a abrir huella en la nieve profunda». Además, «no me gusta quedarme sentado en un campo base», añade.
El equipo Dynafit había realizado ya dos incursiones en la ruta normal de la montaña. Inicialmente, su objetivo era la cumpre principal, pero las condiciones ya les habían hecho renunciar a ello y fijarse una nueva meta más asequible en la cumbre Central. «El escenario estaba claro: íbamos a echar un vistazo», recalca la Máquina suiza, puesto que «nunca puedes decidir desde el campo base si va a ser posible o no, el peligro no se puede medir».
La avalancha
Además de lo que ya se conoce sobre la avalancha que les costó la vida a Sebastian Haag y Andrea Zambaldi, y de la que se salvó de milagro Martin Maier con la ayuda de Nurbu Sherpa, Nigma Tsering y Nigma Tendruk y del equipo de Carlos Soria, Ueli Steck proporciona algunos detalles más de lo ocurrido. Precisa que, en el momento de la avalancha, Benedikt Böhm y él iban ligeramente adelantados respecto a sus tres compañeros, en una zona en la que progresaban desencordados, «cuando de repente se desprendió una placa de nieve y los barrió. La placa se desprendió casi sin hacer ruido. Fue espeluznante».
Su primera reacción al darse cuenta de lo que había ocurrido fue comunicar con el campo base para pedir ayuda e intentar ir a socorrer a sus compañeros desaparecidos. «Estuvimos un par de horas intentando entrar en el cono de la avalancha, pero era demasiado arriesgado. Hubiéramos provocado nuevas avalanchas… Finalmente, tuvimos que descender. En un momento de desesperación, no debes cometer errores que puedan poner en peligro a otras personas», apunta.
La salvación de Martin Maier y responsabilidades
Sobre Martin Maier, que consiguió salir por su propio pie de la avalancha y llegar hasta el C3, poco tiene que decir Ueli Steck: «No tenía heridas graves, fue capaz de descender y encontrarse con el equipo de rescate. Ahora está en Alemania». Lo cierto es que Maier tuvo la gran suerte de que a alguien del campo base, por casualidad, mirando con prismáticos, le pareciera detectar movimiento en el C3 y que los tres sherpas Nurbu Sherpa, Nigma Tsering y Nigma Tendruk se agarraran a ese detalle para subir hasta allí, encontrarlo y ayudarlo a descender. Un poco más abajo, el equipo de Carlos Soria también contribuyó a ese descenso. Carlos Martínez, el médico de la expedición, subió al campo 2 para ayudarlo y permaneció toda la noche con el en la tienda asistiéndole.
En la entrevista del Sonntagszeitung, se le pregunta a Ueli Steck sobre si se siente parcialmente responsable de la muerte de Haag y Zambaldi, a lo que responde que «no; cada uno de los cinco alpinistas pudimos decidir si tomar parte o no. Nadie es responsable por los demás. Todos estábamos allí porque queríamos estar allí. También podría haber sido yo quien hubiera sido barrido por la avalancha».
Expedición suicida y la presión de los patrocinadores
Alguna gente piensa que una expedición como la planteada por el equipo Dynafit en el proyecto Double 8 es poco menos que suicida. «Por supuesto que no», asegura Ueli Steck, «no se iban a escalar paredes extremadamente peligrosas; para mí, es un proyecto atractivo e inspirador, aunque haya tenido un trágico final».
Eso sí, el alpinista suizo admite que «una vez que se da a conocer un proyecto y se vincula a los patrocinadores, siempre existe una cierta cantidad de presión. Hay profesionales que pueden manejarla bien. Yo no puedo y por eso evito mencionar los planes exactos en mis propias expediciones. En la montaña, sentir la presión de los patrocinadores aumenta la tasa de error«.