Abril de 1934. Después de un impresionante vuelo en solitario desde GranBretaña hasta el norte de la India para el que no había obtenido el permisodel Ministerio Británico del Aire británico, y varias semanas recorriendo apie el Tíbet-casi siempre de noche y a menudo disfrazado-, el alpinista británico MauriceWilson, históricamente conocido como ‘el loco de Yorkshire’, conseguíaalcanzar el Valle del Rongbuk, antesala de su gran sueño: convertirse, como yaintentaran otros antes, en el primer hombre que ascendía el Everest.
Y como les sucedió a otros antes que a él, su solitaria tentativa terminóen una épica muerte que unió para siempre su nombre a la historia de lamontaña más alta del mundo. Realizó un primer asalto el 16 de abril, cargadocon una pesada mochila de veinte kilos, pero nueve días después se dio lavuelta frenado por las tormentas y el cansancio. Sólo dieciocho días mástarde volvía a intentarlo con la compañía de dos sherpas hasta la base delCollado Norte.
Todos sus intentos de ascender hasta el Collado fueron inútiles, y el 31 demayo partía por última vez hacía su objetivo, perdiendo la vida. Un añodespués, los restos del primer alpinista que intentó ascender el Everest ensolitario fueron hallados por la expedición británica de 1935 (Charles Warren,EricShipton y Edwin Kempson) en el glaciar del Rongbuk, al pie del ColladoNorte.
Tras envolver su cuerpo en una tienda y sepultarlo en una grieta, Warren,Shipton y Kempson se enfrascaron en la lectura del diario de Wilson, que ademásde reflejar su valor y determinación de propósitos (en palabras de Warren yShipton), dejó algunas dudas sobre los detalles de su solitario asalto alChomolungma. Por ejemplo, ¿por qué apareció en su campamento del glaciar delRongbuk si según su propio diario había partido hacia la cumbre desde elCollado Norte?. Y si todo su equipo estaba junto a él, ¿por qué no seencontró allí su saco de dormir?
Cinco décadas después
Con el paso de los años, la peculiar historia de Maurice Wilson quedóregistrada en los anales de la historia del Everest como un excéntrico -así sele consideró siempre a él- y triste fracaso, fruto de su fe y una sólidaconfianza en el poder de la mente humana para superar los obstáculos másinsalvables
Hasta 1985. Tal y como se relata en www.everestnews.com,cinco décadas después de la desaparición de Wilson, el artista americanoThomas Noy comenzó a indagar de nuevo acerca de la aventura del alpinistabritánico en la cara norte del Everest. Los rumores y defensores de que ‘elloco de Yorkshire’ consiguió alcanzar el Collado Norte, e incluso llegar másarriba, siempre habían existido, pero el principal punto de apoyo de lainvestigación de Noy fue la sorprendente revelación del alpinista tibetanoKonbu, que en 1960 formó parte de la expedición china que coronó por primeravez el Everest por su vertiente norte.
Según Konbu, durante su ascensión descubrieron una vieja tienda a 8.500metros, es decir, mucho más arriba del Collado Norte (7.010 m), desde dondeWilson comenzó su definitivo asalto a la cima. En 1960, el punto más altodonde se tenía la certeza de que se hubiera instalado una tienda eran los 8.300metros, tienda que la expedición china también halló. Según www.everestnews.com,esta ‘misteriosa tienda’ solo podía pertenecer a Wilson, algo tambiéncorroborado por otras pesadas pruebas, según el propio Thomas Noy.
2002, comienza la búsqueda
El capítulo final de esta historia se podría escribir durante la próximatemporada premonzónica, en la que se pondrá en marcha una nueva expedición’rastreadora’ en la cara norte del Everest. Como ya ocurriera en añosanteriores con los restos de GeorgeMallory (hallados en 1999) y Andrew ‘Sandy’ Irvine (nuevamente buscados lapasada primavera), la expedición de búsqueda ‘Ever-Wrest’ – nombre del avióncon el que Maurice Wilson llegó a la India- tratará de conseguir nuevoshallazgos que permitan esclarecer si realmente la primera tentativa en solitarioal Everest acabó tan cerca de la cumbre.
Una búsqueda para que la que los organizadores no han dudado en buscar lacolaboración popular. ¿Cómo? A través de la adquisición de una postaldecorada con una representación de la cara norte del Everest (en la foto), obradel artista Thomas Noy, uno de los principales promotores de la expedición.Además, ya se ha anunciado la publicación de un libro sobre la expediciónpara el mismo 2002, en el que también serán mencionados todos los quecontribuyan económicamente a la expedición. ‘Sólo’ son 89 dólares, unas16.000 pesetas.