Un par de semanas atrás, informamos acerca de la primera ascensión absoluta del Link Sar (7.401 m), aunque en aquel momento, los alpinistas todavía no habían completado ni tan siquiera el descenso y la información sobre su ruta era escasa. Uno de ellos, Graham Zimmerman, nos hace llegar el siguiente texto para ampliar la información:

Desde el 31 de julio hasta el 8 de agosto de 2019, Graham Zimmerman, Steve Swenson, Chris Wright y Mark Richey realizaron la primera ascensión del Link Sar (7.041 m) en el Karakórum Central pakistaní a través de su cara sureste, de 3.400 m. Tras haber sido el objetivo de al menos nueve expediciones, la primera ascensión de este pico ha sido un premio muy deseado por la comunidad escaladora. El equipo ha llamado su ruta la Cara Sureste (M6+, WI4, 90º, 2.300 m), aunque el grado no contribuye a retratar el desafío de esta ruta que el veterano del Karakórum Swenson califica como “una de las más vías más complejas y difíciles que he escalado jamás”.
Swenson intentó originalmente la ruta en 2001, con George Lowe, Joe Terrevecia, Steve Larson, Andy Tuthill y Eric Winkleman. Fue una oportunidad increíble para el equipo ya que la vertiente se sitúa muy cerca de la frontera en disputa entre Pakistán e India, y la parte este de la montaña no se había permitido desde mediados de 1970, cuando un equipo japonés realizó los primeros intentos de alcanzar la cima. A pesar del hecho de que el equipo no logró llegar muy arriba en el pico, sirvió de inspiración a Swenson para regresar, y realizó repetidos intentos a lo largo de la década siguiente para conseguir otro permiso para el pico, pero le fue denegado.
A lo largo de los años siguientes, se llevaron a cabo cierto número de intentos en el lado oeste del pico, a través del valle de Charakusa.
En 2015, Swenson y Zimmerman, junto con Scott Bennett, realizaron la primera ascensión de la cercana Changi Tower (6.500 m) a través de su arista norte (M6, 5.10, A2, 1.200 m) y desde su cima tuvieron una vista excelente de la enorme cara sureste, proporcionando mejor información sobre la mejor forma de escalar la ruta y espoleando todavía más la motivación de intentar la montaña.
En 2017, parecía que la zona volvía a abrirse otra vez a la escalada, y Swenson y Zimmerman recibieron finalmente un permiso para acceder a la cara sureste del Link Sar. También invitaron a Wright a la expedición, ya que Zimmerman y él habían formado una fuerte sociedad en las montañas de Alaska. Durante esa expedición de dos meses y medio, el equipo experimentó un tiempo atroz, y después de múltiples intentos alcanzaron solamente los 5.900 m. A pesar del fracaso en escalar el pico aquella temporada, el equipo realizó una serie de observaciones de las inmensas complejidades de la vertiente, que les proporcionaron la información que necesitaban para realizar una ascensión que fuera segura de los muchos riesgos objetivos que amenazan la pared.
Este año, los tres alpinistas, junto con Mark Richey, con quien Steve ganó un Piolet d’Or en 2012, regresaron a la cara sureste. Partieron desde sus casas en Estados Unidos el 4 de junio.
La aproximación al pico se realizó a través del valle de Kondus y luego remontando el glaciar Kaberi. Al tratarse de la zona militarizada cercana a la AGPL, existe una carretera que discurre adyacente al glaciar y sube hasta la localización del campo base del equipo, al que llegaron el 10 de junio. La altura de este campo base era de 3.600 m.
A partir de su experiencia anterior, sabían que una de las primeras claves de la ruta era la aclimatación. El valle de Kaberi es uno de los más profundos del Karakórum y sus paredes son vertiginosamente verticales. En la mayoría de picos de 7.000 m, se puede usar un pico cercano de 6.000 m más fácil para aclimatar antes de empezar con el objetivo principal, pero no existe un pico así en el Kaberi, así que el equipo se vio forzado a usar las porciones inferiores de su ruta en la cara sureste para la aclimatación. Para contribuir a ella, establecieron un campo base avanzado por encima de los prados que conforman los 1.100 metros inferiores de la vertiente. Para hacerlo, contrataron a cinco porteadores locales para quienes fijaron un entramado de cuerdas en una seria de placas de Vº grado, fáciles pero expuestas, para garantizar su seguridad durante la ascensión al CBA.
El equipo tuvo montado el CBA para el 4 de julio, pero en este punto se vieron obligados a esperar a que mejoraran las condiciones en la montaña. El invierno 2018-2019 en el Karakórum fue uno de los más nevosos registrados, convirtiendo la montaña en muy peligrosa, un hecho enfatizado por una avalancha de placa húmeda de magnitud 3 que se observó en la parte baja de la montaña desde el CBA el 7 de julio. Afortunadamente, el tiempo a principios y mediados de julio fue excelente y permitió que las condiciones mejoraran considerablemente, con lo que el equipo fue capaz de escalar hasta los 6.000 m en el pico y considerarse suficientemente aclimatados para intentar la ruta.
En la mañana del 31 de julio, el equipo empezó su intento en estilo alpino a la ruta desde el campo base avanzado a las 7:30 horas (la disparidad entre los 3.400 metros de la pared y los 2.300 metros de la ruta vienen del hecho de que empezaron desde el CBA). Durante las frescas horas de la mañana, escalaron nieve vertical y terreno glaciar hasta un campamento a 5.100 m, donde pasaron las primeras horas de la tarde descansando antes de lanzarse a por el crux inferior de la ruta.
Escalar por la noche era necesario debido al intenso calor a esa altura en orientación sureste. La sección clave de la ruta incluía diez sostenidos largos de escalada de hasta M6+ que incluso en plena noche resultaron muy cálidos, húmedos y consiguientemente en condiciones difíciles. Al llegar a un vivac excelente y seguro a 5.900 m alrededor de la 9:30 horas de la mañana, se detuvieron otra vez a esperar que se apagara el calor del día, así como a recuperarse de la escalada durante la noche.
La mañana siguiente, partieron justo antes del amanecer. Por encima del segundo campamento, había una barrera de seracs que representaba tanto una causa de preocupación en términos de riesgo de desprendimientos como un considerable desafío para rodearla. Es importante aquí puntualizar que esta barrera de seracs había cambiado significativamente desde que el equipo la había observado en 2017 y se presentó como una gran sorpresa. Por suerte, el equipo fue capaz de encontrar un camino a su alrededor por el lado derecho del muro que significaba una mínima exposición y escalada en hielo bien formado de grado WI4. Después de un centenar de metros de escalada más fácil, el equipo se vio en otro vivac grande y seguro a 6.200 m, situado debajo de la banda mixta del final de la ruta.
En este punto, el equipo se resguardó para 36 horas previstas de mal tiempo que llegaron a primera hora de la tarde del 3 de agosto, su tercer día en la ruta.
El 5 de agosto, a las 3:00 horas de la madrugada, partieron desde su tercer vivac con mal tiempo, confiando en la previsión de que mejoraría esa mañana. Una hora por encima del campamente, se vieron forzados a parar ya que se enfrentaban a escalada mixta técnica con un tiempo que todavía no había mejorado. Excavaron una cueva en la nieve para mantenerse calientes y huir de la ventisca, donde esperaron hasta las 9:00 horas. Cuando el tiempo por fin se aclaró y fueron capaces de continuar, tres excelentes largos de hielo y terreno mixto condujeron a una gran aleta de nieve que incluía cinco largos de escalada en nieve muy complicada e improtegible y un largo de hielo de serac duro y vertical. Al anochecer, finalmente alcanzaron un buen lugar para vivaquear a unos 6.700 m.
Empezando al amanecer del 5 de agosto, el equipo dejó sus tiendas montadas y se lanzó a por la cumbre. Un largo excelente de hielo alpino les llevó a más escalada en nieve complicada, mezclada con secciones cortas de hielo y terreno mixto. La naturaleza de la escalada daba al equipo escasa confianza en su capacidad de alcanzar la cima, incluso aunque parecía erigirse imponente justo sobre sus cabezas. En los últimos y dramáticos largos hasta la cima, Wright realizó un esfuerzo excelente, alcanzando un punto unos 20 metros por debajo de la cumbre después de un largo bloque como primero, donde se vio bloqueado por nieve vertical y no consolidada. Richey, que tiene una larga experiencia en las complejas condiciones de nieve vertical de Perú, salió a por los metros finales alcanzando la cima con la puesta de sol.
Como se puede imaginar, el equipo estaba eufórico. La ruta había llevado seis días de dura escalada durante los cuales habían ascendido 30 largos técnicos y cubierto aproximadamente 2.300 metros verticales desde su campo base avanzado y unos 3.400 m desde el CB.
El 8 de agosto, nueve días después de partir, el equipo regresó al campo base avanzado. El descenso del pico había llevado tres días debido al desafío de montar reuniones en las malas condiciones de nieve y a la necesidad de nuevo de esperar a que terminara el calor diurno.
La primera ascensión del Link Sar había exigido el máximo esfuerzo físico y mental de todo el equipo. Requirió toda su experiencia y fortaleza colectiva. Están orgullosos de señalar que la intensa toma de decisiones necesaria para realizar la escalada de forma segura llegó a partir de un proceso muy democrático y discutido, sino el cual no creen que hubieran alcanzado la cumbre de esta cima tan preciosa como evasiva.