El Latok I (7.145 m) fue uno de los principales focos de atención informativa en el Karakórum el año pasado. Su arista norte es un antiguo proyecto por resolver para el himalayismo más técnico y comprometido. Más de 40 años y unas 30 expediciones han pasado desde que Jeff Lowe, Jim Donini, George Lowe y Michael Kennedy se retiraron a unos 150 metros de la cima después de 26 días de 1978 en la pared.
En 2018, tres expediciones coincidieron en el mismo objetivo: completar el trabajo y resolver la ascensión integral de la arista norte del Latok I hasta la cima. La temporada fue muy movida y tuvo final trágico con el fallecimiento de Sergey Glazunov y el rescate al límite de su compañero Alexander Gukov. Glazunov aseguró que había hecho cumbre, aunque Gukov lo pone en duda y sostiene que lo más probable es que hubiera escalado toda la arista pero que no hubiera completado la travesía que la separa de la cumbre.
Posteriormente, los eslovenos Ales Cesen, Luka Strazar y el británico Tom Livingstone también intentaron la arista norte del Latok I y ellos sí alcanzaron la cumbre. La noticia saltó inmediatamente a las portadas de los medios especializados, aunque los propios protagonistas la desmintieron explicando que se habían desviado de la arista tras escalar tres cuartas partes y que habían hecho cima por la cara oeste.
La tercera expedición era la formada por Thomas Huber, Simon Gietl, Yannick Boissenot y Rainer Treppte. Los dos alemanes, el italiano y el francés fueron los últimos en llegar, después de haber realizado varias ascensiones de aclimatación en otros picos, y la méteo no les brindó la ocasión de llevar hasta el final su intento en la arista norte del Latok I.
El sueño de una vida para Huber
No era la primera vez que Thomas Huber volvía a casa de vació desde el glaciar Choktoi, donde se sitúa el campo base para ascender el Latok. Ya había estado allí con su hermano Alex en varias ocasiones, pero por una u otra razón nunca ha conseguido un objetivo que se ha convertido casi en el sueño de una vida.
De hecho, está en su mente al menos desde 1997, cuando completó la primera ascensión de la cara oeste del Latok II (7.108 m), realizada con Conrad Anker y Toni Gutsch. En 1999, escaló el Latok IV (6.456 m) con su hermano Alex Huber. Posteriormente, llegarían otras grandes ascensiones a otros picos del Karakórum, como el vecino Ogro o la Torre Sin Nombre. En 2014 y 2015, Thomas y Alex Huber planearon sendas expediciones al Latok I, aunque la primera tuvo que ser cancelada por culpa de la inestabilidad política de Pakistán.
2.400 metros de arista
La celebridad de la arista norte del Latok I, y también su dificultad, radica en las dimensiones del proyecto. Se trata de un filo muy continuo y de dificultades constantes que asciende unos 2.400 metros de desnivel. Una vez culminada la escalada de la arista, hay que recorrer una travesía horizontal de unos 300 metros a más de 7.000 m hasta la verdadera cumbre.
El objetivo ha sido atractivo para numerosos alpinistas del más alto nivel, desde los Lowe, Donini y Kennedy hasta Gukov o Cesen, han pasado por aquí también Luka Lindic o Kyle Dempster entre otros.