Sito Carcavilla no se define como un gran alpinista ni mucho menos. Considera que su experiencia en los grandes picos del Himalaya es pequeña –de hecho sólo suma un ochomil, la Antecima del Broad Peak-, pero en cambio su entendimiento con Carlos Soria es enorme. A pesar de una diferencia de edad entre ambos de más de 30 años, tienen una manera de ver la montaña bastante parecida y se complementan perfectamente a todos los niveles. Es, sin lugar a dudas, el compañero de cordada con el que -en los últimos años- Carlos Soria prefiere partir de expedición. Pero los compromisos laborales de Sito Carcavilla le impiden participar en todas las expediciones a las que marcha Carlos Soria.
Por sexta vez, este geólogo de 40 años acompaña a Carlos Soria (74 años) de expedición. Su objetivo en esta ocasión es el Shisha Pangma en el Tibet. Esta conversación con Sito Carcavilla la mantuvimos el día anterior a que ambos partieran al Shisha Pangma, recien regresados de Bolivia donde habían estado aclimatando, durante su corta estancia de tres días en Madrid, centrada en ultimar los preparativos de la expedición.
¿Qué significa para ti ir con Carlos Soria?
Lo primero: significa ir con una persona que conoce muy bien la montaña, que me ofrece mucha seguridad por cómo conoce la montaña y cómo se mueve, y una persona con la que tengo muy buena conexión. Queremos la montaña de una manera muy parecida y, como entendemos el alpinismo de una manera muy similar, significa irme con el compañero ideal.
¿En qué expediciones has estado con él?
En el Ama Dablam en el año 2007, en el Broad Peak también en 2007, luego en el Manaslu en primavera de 2010 y en el Dhaulagiri en el otoño del 11 y del 12. Y ahora el Shisha.
«Carlos Soria es de entre todos los que están en el campo base es el que mejor entiende las montañas»
¿Qué es lo que más te llama la atención de Carlos Soria?
Lo que más me llama la atención, y se lo digo siempre, es que de entre todos los que están en el campo base es el que mejor entiende las montañas. No es evidentemente el alpinista más fuerte, porque por la edad no lo es, pero generalmente es el más listo, el que más y mejor sabe aprovechar las oportunidades que ofrece el tiempo, la montaña; sabe leer la montaña muy bien. Y a veces incluso ha hecho cumbre él y otros no, porque no han podido aprovechar la pequeña oportunidad y él se ha colado. Yo siempre digo que es el más listo del colegio, del patio.
¿Y lo que menos te gusta?
No hay nada que no me guste especialmente. Como todos, tiene sus manías y creo que nos sabemos apañar bien cada uno con las manías del otro, pero no hay nada que me moleste especialmente, si no no iría.
«Nos conocemos tan bien que muchas veces no tenemos ni que hablar»
¿En qué coincidís y en qué sois diferentes?
A nivel práctico, yo soy más rápido preparándome por las mañanas para salir; pero ya lo sabemos y entonces él se empieza a preparar antes. En cambio, él se maneja muy bien por encima de 7.500 metros y yo por abajo me manejo un poco mejor, con lo cual nos vamos compensando. Lo bueno de esto es que muchas veces no tenemos ni que hablar: llegamos al campo 2 o al 3 y cada uno ya sabe lo que prefiere hacer uno, lo que prefiere hacer el otro… Él aclimata más rápido que yo, con lo que durante los primeros días de la expedición yo descanso más y él se encarga más de preparar agua y esas cosas… Nos vamos apañando poco a poco.
«Soy más joven que la más joven de sus cuatro hijas»
Os separan más de 30 años de edad, ¿notas esta diferencia de edad en la forma de ver la vida o lo que sea de Carlos? Porque hablamos de una persona que viene de nuestra posguerra y otra persona como tu que viene de finales del siglo XX…
Exactamente nos separan 34 años. Siempre decimos que yo soy más joven que la más joven de sus cuatro hijas. Evidentemente, somos de generaciones diferentes y pensamos de manera diferente sobre muchas cosas, pero lo bueno de la montaña es que cuando estamos allí, estamos delante de una montaña que a los dos nos gusta y entendemos de una manera similar qué es el alpinismo y cómo se tiene que hacer. Ahí coincidimos plenamente. Y en lo demás, hay que reconocer que Carlos tiene 74 años pero no tiene la mentalidad normal de una persona de 74 años, por así decirlo. Está más al día. Tenemos una amistad curiosa, porque nos separan más de 30 años, pero somos bastante amigos, tenemos mucha confianza el uno en el otro, así que funciona bien.
«No vamos equipados igual, cada uno tiene sus gustos y manías»
Con el tema del material, ¿tenéis alguna manía especial cada uno o manías comunes?
La verdad es que nosotros somos bastante maniáticos en algunas cosas. No soy un experto en material ni estoy al día totalmente, pero hay cosas que me gustan mucho y a las que no renuncio y Carlos también. Por ejemplo, cuando subimos a cumbre vestimos de forma diferente: yo suelo llevar un mono de forro polar, él lleva un pantalón de gore tex; no vamos equipados igual, cada uno tiene sus gustos y manías. Somos un poco maniáticos.
¿Qué cosas son las que nunca faltan en tu mochila?
Yo tengo una especie de bolsita pequeña en la que llevo una serie de cosas imprescindibles: un frontal pequeñito, unos guantes finos de sobra, una navaja y un par de pilas por si llevo GPS o para el propio frontal. Eso lo llevo siempre. Luego intento, siempre que puedo, llevar cámara de fotos porque me gusta hacer fotos.
«Ser geólogo no me aporta mas conocimientos sobre seguridad con respecto a un alpinista experto»
El hecho de ser geólogo, ¿te aporta algún conocimiento especial a la hora de leer la montaña en temas de seguridad?
En algunos aspectos como aludes o cosas así, sí, pero comparado con alguien que tenga más experiencia en montaña, no, no creo que me aporte nada. Lo que sí estoy convencido que me aporta conocer mejor las montañas, entenderlas y una satisfacción extra que a lo mejor no le aporta a otras personas porque sólo se fija en la estética de la montaña; yo me fijo en la estética y en ciertos matices geológicos que puede ser que me gusten más o que me parezcan más interesantes. Pero no creo que yo vaya con ventaja con respecto a los demás sobre la seguridad. Cualquier persona que tenga experiencia, y sobre todo una experiencia como la de Carlos, sabe lo mismo que yo o más.
«El Dhaulagiri me parece una montaña peligrosa, una montaña muy bonita pero con muchos peligros objetivos»
¿Cómo recuerdas en Dhaulagiri?
El primer año, como muy decepcionante, porque hizo tan mal tiempo… Nevó como 30 días seguidos y prácticamente no pudimos hacer nada. Es muy triste irte a una expedición casi 40 días sin llegar ni siquiera al campo 2. En cambio en el segundo llegamos a pasar dos noches a 7.600 metros, y nos faltaba ya solamente que hiciera bueno el último día (que es duro, pero bueno), pero me fui con una sensación más satisfecho, de haber hecho lo que habíamos podido y estuvo bastante bien. En cualquier caso, el Dhaulagiri me parece una montaña peligrosa, una montaña muy bonita pero con muchos peligros objetivos. Tiene muchos momentos en los que hay que ir con cuidado. Creo que es una montaña que está un poco infravalorada a nivel del riesgo que tiene.
¿Cómo te esperas el Shisha Pangma?
De todos los ochomiles en que he estado, es el que todo el mundo dice que es el más fácil. Me apetece mucho ir, porque es una montaña muy bonita y está en una situación geográfica muy interesante en el Tibet, pero me da un poco de pereza el saber que va a haber mucha gente. Y después de dos expediciones en las que estábamos menos de 15 personas en el campo base, me da un poco de pereza irme a un campo base en el que a lo mejor haya 200 personas o algo así. Pero este es el alpinismo de hoy en día, es lo que tiene… No hay más remedio.
¿Tu plan sería continuar acompañando a Carlos en el resto de los ochomiles?
El problema que tengo es laboral, evidentemente. Es muy complicado que en el trabajo me dejen seguir con este ritmo, por así decirlo. De momento hay un buen acuerdo entre el Instituto Geológico y Minero de España, que es donde yo trabajo, y Carlos Soria y tenemos medio apalabrado que yo le acompañe una vez al año. Si esto sigue funcionando y las dos partes están de acuerdo, sí le seguiré acompañando, pero hay que entender que es difícil que un trabajo normal permita que un trabajador se vaya dos o tres meses al año porque sí. Mi idea sí sería que, si pudiera, continuar con él hasta que terminara los catorce.
«Las últimas expediciones a las que he ido con Carlos no hemos hecho cumbre nosotros ni ninguna otra expedición»
¿Qué ochomiles tienes tú hechos?
Ninguno. Yo subí al Broad Peak, pero a la Antecima. Todas las demás expediciones que he ido con Carlos son estas últimas en las que no ha hecho cumbre. Me queda el consuelo que en todas las expediciones en las que yo no he hecho cumbre, no ha hecho cumbre nadie. Así que no somos tan malos, sino que la cosa estaba muy mal.
Comentas que te gusta mucho la fotografía, ¿qué te llevas para hacer fotografía en altura?
En altura, reconozco que como no soy un gran alpinista no puedo hacer grandes alardes y llevo muy poco: del campo base para arriba sólo llevo la Canon G12, con varias baterías, tarjetas, duermo con ella en el saco para que no se enfríe y las baterías duren más. Al campo base sí que llevo más: a veces llevo hasta dos cuerpos y varios objetivos y el trípode y demás, pero por arriba, con eso tengo bastante.
«Siempre me ha gustado mas la fotografía pero a nivel mediático es más importante el vídeo»
Lo que se está volviendo más complicado es decidir qué hacer en altura, si fotografía o vídeo…
Sí, efectivamente, es un tema complicado. A mí siempre me ha gustado la fotografía mucho más, pero he de reconocer que a nivel mediático una imagen de vídeo de 15 o de 20 segundos suele transmitir mucho más que una fotografía para el público general. Es un gran debate sobre si se hacen fotografías o vídeos.
O sea que en las expediciones te toca hacer más vídeo que foto…
Sí. En las expediciones me suelen dejar también una cámara de vídeo para que grabe yo algunas imágenes por arriba en caso de que no vaya ninguno de los cámaras que nos acompañan. Para hacernos a la idea, si solamente puede haber una cosa, es mejor que haya vídeo, y si puede haber vídeo y fotos, pues mejor. Pero es verdad que el vídeo, con YouTube y todos estos sistemas de comunicación, es lo que más gusta.
«La clave de Carlos Soria es la motivación tan increíble que tiene»
Desde que lo conoces, ¿cómo ves a Carlos con la edad? ¿Se la notas? Porque ya tiene 74 años…
Pues yo, qué quieres que te diga… le veo más fuerte y con más mala leche que nunca… Le veo igual de fuerte e igual de motivado. Yo creo que la clave es la motivación que tiene, que me parece increíble. Yo ahora me planteo que, si en vez de al Shisha Pangma, hubiéramos ido otra vez al Dhaulagiri, me parecería poco aburrido, y Carlos ya ha ido cinco veces y está deseando volver. Tiene una fuerza, una voluntad y unas ganas que ese es su motor; además, el cuerpo le acompaña y la cabeza también. En los cinco o seis años que hace que nos conocemos, no le he visto perder ni la más mínima pizca de voluntad y de motivación.
Sobre todo que le apasiona el alpinismo, ¿no?
Sí, sí, claro. Y estos días que hemos pasado en Bolivia son un claro ejemplo. Él ya había subido al Sajama varias veces, al Huayna también y a pesar del tiempo horrible que ha hecho, lo peleaba y no daba a perder ni lo más mínimo cuando podía haber dicho “ya lo he hecho y no pasa nada”. Es su vida.
¿Cómo ha sido Bolivia? ¿Qué habéis hecho?
Hemos estado 10-11 días y nuestro objetivo era intentar subir picos un poco altos y aclimatar un poco pues ahora cuando vayamos al Shisha no tendremos mucha oportunidad para aclimatar porque se llega en todoterreno muy alto: el campo base está a 5.700 m y prácticamente se llega en coche hasta 5.000 m. Hemos subido al Huayna Potosí (6.088 m) y al Sajama (6.542 m). Han sido dos ascensiones muy rápidas, con muy buenos tiempos, con muy mala meteorología, nos hemos encontrado muy fuertes y muy bien, y creo que como aclimatación es perfecta. Nos plantamos en Nepal ya perfectamente habituados a los 5.000 metros, 5.500 metros, 6.000 metros…