Simone Moro ha desvelado hoy, en una presentación ante la prensa celebrada en la ciudad alemana de Munich, algunos detalles sobre su expedición al Nanga Parbat este invierno patrocinada por The North Face. El alpinista italiano es uno de los mayores especialistas en primeras ascensiones invernales a ochomiles: consiguió la del Shisha Pangma en 2005, repitió con la del Makalu en 2009 y sumó también la primera en Pakistán, el Gasherbrum II en 2011. En esta ocasión, viajará acompañado de su compatriota Emilio Previtali y del alemán David Göttler.
Emilio Previtali es un deportista polivalente, capaz de destacar en disciplinas tan variadas como la escalada deportiva o los triatlones distancia ironman, pasando por el snowboard freeride y las carreras ciclistas de ultradistancia. En el terreno de las grandes montañas, su figura se relaciona especialmente con los descensos extremos en snowboard: ascendió la cara norte del Cho Oyu (8.201 m) y descendió desde 8.000 metros en snowboard; ascendió la cara norte del Shisha Pangma (8.027 m) para descender en snowboard desde los 7.600 metros; y también subió al Pico Lenin (7.134 m), desde donde descendió en solitario a través de una nueva línea en la cara norte.
David Göttler, por su parte, es guía alpino y cámara de altura, además de haber conseguido varias realizaciones. Quizás la más destacada fue su cumbre en el Nuptse (7.861 m) a través de la arista norte con Gerlinde Kaltenbrunner en 2012. Además, cuenta en su currículum con las ascensiones a cuatro ochomiles: Gasherbrum II, Broad Peak, Dhaulagiri y Lhotse, así como dos intentos al K2, alcanzando los 8.200 metros. Más allá del Himalaya, ha realizado las invernales a la trilogía de famosas caras norte de los Alpes (Eiger, Grandes Jorasses y Matterhorn), y ha ascendido exigentes vías en varios macizos del mundo, como la patagónica Supercanaleta al Fitz Roy.
Segundo intento para Simone Moro
Será la segunda vez que Simone Moro intente la ascensión invernal del Nanga Parbat. Hace dos años ya estuvo en la vertiente Diamir con Denis Urubko, para intentar reeditar en la “montaña desnuda” el éxito que habían alcanzado meses antes con la primera invernal del Gasherbrum II. En aquella ocasión, el italiano y el kazajo no terminaron de encontrarse nunca cómodos en la ruta y con las condiciones meteorológicas. Lo estuvieron intentando hasta el mes de febrero, cuando se dieron por vencidos ante la peligrosidad que mostraba la montaña. “Es una ruleta rusa, no es alpinismo”, dijo Simone Moro, quien añadió que “Denis y yo hemos construido una cordada muy fuerte, pero somos humanos no extraterrestres”.
Una razón más que justifica el apelativo de “montaña asesina” que le dio la expedición germano-austriaca que consiguió la primera absoluta del Nanga Parbat, gracias al épico ataque final de Hermann Buhl y de la que tamibén formaban parte Karl Herrligkoffer y Peter Aschenbrenner. Aquella cumbre llegó el 3 de julio de 1953, cuando ya habían fallecido 31 personas en sucesivos intentos.
Esa fama de montaña peligrosa adoptó una nueva dimensión el pasado mes de junio, cuando un grupo de terroristas talibanes irrumpió en el campo base de la vertiente del Diamir en plena noche y asesinó a 11 personas de varias nacionalidades (Ucrania, China, Eslovaquia, Estados Unidos, Lituania, Nepal y Pakistán). Por suerte, la gran mayoría de los alpinistas extranjeros (otros cincuenta) se encontraban en aquellos momentos en los varios campos de altura de la montaña, con lo que pudieron escapar de la masacre. La seguridad es, pues, otro elemento muy a tener en cuenta para cualquier expedición que pretenda viajar al Nanga Parbat, y una de las razones que ha motivado la ausencia de Denis Urubko del equipo de este año.
La carrera por el penúltimo 8.000 invernal
Simone Moro, David Göttler y Emilio Previtali no estarán solos en el Nanga Parbat este invierno. Sólo quedan dos ochomiles por subir en temporada invernal y el otro es el K2, una montaña que ha enseñado los dientes (y ha mordido) a quienes han intentado ir a por su cumbre en invierno. Por eso, no es de extrañar que se haya generado una especie de carrera por conseguir la primera invernal del Nanga Parbat.
Los más madrugadores serán una vez más los polacos Tomasz Mackiewicz y Marek Klonowski, cuyos planes pasaban por viajar a Pakistán este mismo domingo 1 de diciembre. La intención era disponer de tres semanas buenas para completar los últimos preparativos en el país, desplazarse hasta la zona del Nanga Parbat y aclimatar convenientemente. De este modo, estarían listos para enfrentarsea la montaña justo con el cambio de estación. Será su cuarto invierno consecutivo en el Nanga Parbat, y preven regresar a la misma ruta Schell de la vertiente Rupal que ya intentaron la temporada pasada.
La tercera expedición que ha fijado su atención en el Nanga Parbat este invierno está todavía envuelta en interrogantes, aunque lleva la credencial de uno de los grandes, el catorceochomilista alemán Ralf Dujmovits (y marido de Gerlinde Kaltenbrunner). La noticia sobre sus intenciones de liderar una expedición invernal al Nanga han surgido desde Pakistán, a partir del permiso de ascensión que ha tramitado bajo su nombre. Contactado por Desnivel.com, Ralf Dujmovits no ha confirmado que vaya a llevar a cabo la expedición ni los detalles, aunque asegura que hablará al respecto el próximo mes de enero de 2014.
Una larga historia de intentos
El Nanga Parbat no ha sido escalado todavía en invierno hasta la cima, pero no por falta de expediciones que lo hayan intentado, casi todas ellas de nacionalidad polaca. Este invierno se cumplirán 25 años de la primera tentativa invernal a la montaña, liderada en 1989 por Maciej Berbeka (que curiosamente falleció el año pasado tras la cumbre invernal del Broad Peak) y que alcanzó las 6.500 metros de la ruta Messner, en la pared del Rupal.
Maciej Berbeka regresó otra vez a la vertiente Rupal en 1992, para intentarlo entonces a través de la ruta Schell. Su incursión más elevada llegó hasta los 7.000 metros.
El intento que más cerca se ha quedado de la cumbre del Nanga Parbat en invierno data de 1997. El también polaco Zbigniew Trzmiel se decantó por la vertiente Diamir y su ruta más transitada, la Kinshofer, para tratar de cumplir su objetivo. En su ataque definitivo consiguió llegar hasta una altura de unos 7.800 metros, a poco más de 300 metros de desnivel de la cima.
En 1998, Andrzej Zawada lideró la última expedición al Nanga Parbat de aquella primera época de ochomilismo invernal. Los planes consistían en regresar de nuevo a la ruta Kinshofer de la pared del Diamir, pero las condiciones no les permitieron pasar de los 6.800 metros de altura.
Krzysztof Wielicki fue el encargado de organizar la siguiente expedición invernal al Nanga Parbat, nueve años después de la anterior, en 2007. Su equipo volvió a la ruta Schell de la pared del Rupal y, como Maciej Berbeka en 1992, consiguieron llegar hasta los 7.000 metros.
Mucho mejor que la siguiente tentativa, bajo el liderazgo de Jacek Teler, que en 2009 apenas pudo ir más allá del campo base por la vertiente Diamir.
A partir del invierno de 2011, la cordada formada por Tomasz Mackiewicz y Marek Klonowski ha tomado el relevo de la tradición de intentos polacos de conseguir firmar la primera ascensión invernal al Nanga Parbat. El dúo ha pasado los tres últimos inviernos en la montaña y en 2013 realizó su mejor campaña, alcanzando Tomasz Mackiewicz los 7.400 metros por la vertiente del Rupal en un último ataque en solitario. Se trata de la segunda mayor altura alcanzada jamás por una expedición invernal al Nanga Parbat, sólo por detrás de Zbigniew Trzmiel en 1997… Son las dos únicas personas que han sido capaces de ir más allá de los 7.000 metros hasta ahora.
En 2012, Mackiewicz y Klonowski coincidieron con Simone Moro y Denis Urubko, que llegaban con el bagaje de la primera invernal a un ochomil pakistaní del año anterior (Gasherbrum II), aunque se toparon con unas condiciones imposibles en la vertiente Diamir.
En 2013, además de los dos polacos, otras tres pequeñas expediciones compartieron objetivo. Compartiendo con ellos la vertiente Rupal estuvo el solitario snowboarder francés Joel Wischnewski, quien terminó desapareciendo en la montaña: su cuerpo fue recuperado después de la estación de verano tras ser localizado a 6.100 metros de altura, donde parece que fue arrastrado por una avalancha. En la vertiente Diamir, la cordada formada por el italiano Daniele Nardi y la francesa Elisabeth Revol nunca pasó de los 6.400 metros de la ruta Mummery (la del descenso de Messner). Finalmente, la expedición húngaro-americana de Zoltan Acs, David Klein e Ian Overton tuvo numerosos problemas, con congelaciones y mal de altura que dieron al traste con sus opciones.