El 24 de diciembre Ralf Dujmovits y Darek Zaluski llegaron al campo base de la vertiente del Diamir, que encontraron cubierto de nieve. Esto les ha impedido ver si queda alguna huella del terrible asesinato que tuvo lugar allí a finales de junio. Les acompañaron treinta porteadores que, debido al intenso frío reinante, nada más recoger su paga emprendieron el camino de regreso. Tenían previsto hacer un acto de homenaje a las víctimas del ataque terrorista pero las condiciones de la méteo les obligaron a posponerlo.
Tres policias armados con Kalashnikovs en el campo base para protegerles
Con ellos quedan en el campamento el cocinero, Essan, su ayudante de cocina, Karim, y tres policías armados con Kalashnikovs que les han sido asignados para protegerles. Permanecerán en el campo base todo el tiempo. Ralf cuenta que “están siempre muy alerta. Incluso cuando iba al WC durante la marcha de aproximación uno de ellos se mantenía alerta en los alrededores”. La parte negativa de tener esta escolta cuenta Ralf es que “son tres personas más a alimentar y calentar”.
La memoria del asesinato siempre presente en la marcha de aproximación
Durante los dos días y medio que ha durado la marcha de aproximación al campo base, la memoria de los asesinatos ha estado muy presente. Los locales les hablaban de ello todo el tiempo, pues esta expedición es la primera que regresa a esta zona tras los terribles sucesos. Ralf dice que “los habitantes del valle de Diamir nos están dando la bienvenida”. Tras la matanza no ha habido mas trekking ni expediciones y esto ha afectado muy gravemente a su economía.
Primera incursión en la parte inferior del Nanga Parbat
El termómetro marcaba –18ºC en el campo base ¡dentro de la tienda! “Tenemos tan solo dos horas y media de sol al día en el campo base”, dice Ralf. Apenas da tiempo para calentar el ordenador y el módem de la conexión vía satélite lo suficiente para que puedan funcionar.
Ralf y Darek Zaluski hicieron ayer (26 diciembre) su primera excursión de exploración del glaciar inferior de la montaña: “Ha sido un trabajo de rastreo difícil”, dice Ralf. “En la parte superior teníamos nieve en polvo, y debajo una dura costra de nieve vieja, que a menudo se rompía cuando la pisaba”.
Demasiado hielo azul en la ruta normal, que queda descartada
Ascendieron hasta una altura de 4.850 metros, “justo bajo el campo 1 de la ruta Kinshofer. He descartado la ruta normal y también la variante que el alpinista austriaco Gerfried Goeschl abrió en 2009. Hay tanto hielo azul que serían necesarias muchas personas para fijar cuerdas en estas rutas”. Ralf probablemente intentará escalar la misma ruta por la que ascendió Reinhold Messner en solitario en 1978. Explica que “hay muchas grietas, y más pendientes empinadas de hielo azul de lo que esperaba. También hay muchas barreras de hielo en la parte inferior que hacen que sea muy complicado encontrar la ruta”. Tiene previsto hacer nuevamente este recorrido para volver a estudiar la ruta de cerca.
Han tenido un día estupendo en esta primera incursión en la parte inferior de la montaña: “Solo unas pocas nubes al oeste, sin viento a 4.800 metros y tampoco mucho por encima (entre 40 y 50 km/h)”.
Un momento de silencio por las víctimas
Al regresar al campo base, han guardado todos un minuto de silencio en memoria de los once alpinistas asesinados allí el pasado verano. “Fue una ceremonia muy emotiva”, dice Ralf, que desea que el turismo vuelva pronto a la región.
Fuente: Stefan Nestler