EXPLORANDO

Primera nacional a la Norte-Sur del Campo Hielo Norte

José Mijares e «Hilo» Moreno completan la primera nacional, la sexta absoluta, de la travesía Norte-Sur al Campo de Hielo Norte patagónico, en 25 días, con total autonomía, recorriendo cerca de 170 km.

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«El campo de Hielo Norte, de 4.500 km2,  está situado en la Patagonia chilena y tiene, según dicen, uno de los peores climas de montaña del mundo. Además es la masa glaciar mas cercana a la línea del Ecuador (de estas características). Los campos de hielo son 2, y están separados por casi 50 km de distancia entre si. Norte y Sur (el Sur tiene 14.000 km2) sus hielos caen al océano Pacifico en multitud de glaciares, algunos en crecimiento. La travesía del campo de Hielo Norte es una actividad al estilo «travesía polar», con el añadido de ser en un lugar de alta montaña (en el CHN se encuentra la mayor cima de Patagonia, el Cerro San Valentín, de 3.950 m) además esta muy poco transitado, no existen mapas de la zona, es decir los que hay no tienen visión estereoscópica (o sea curvas de nivel), son burdas hojas en blanco con escasos símbolos,  así que entre el mal tiempo, la dificultad de los accesos y la escasa información, así como la cantidad infame de grietas, hacen de esta travesía un desafió de envergadura». 

Así, con este párrafo, nos ponía José Mijares (40) en situación. Acompañado por Hermenegildo «Hilo» Moreno, de 28 años, emprendían, a finales de 2007, la dura travesía Norte (Glaciar San Rafael) Sur (Glaciar Steffen) del Campo Hielo Norte, logrando la primera nacional de la ruta y la sexta absoluta. Realizada con total autonomía, durante 25 días gastaron los esquís de Telemark y las pulka para recorrer los aproximadamente 170 kilómetros (culminados a finales de diciembre) de recorrido.

Ya en diciembre de 2006, José Mijares, en aquella ocasión formando equipo con José Antonio Fernández Seguro, se aventuraban por las tierras chilenas para completar el Campo de Hielo Norte, o Patagónico Norte, de Este a Oeste. Fueron 23 largos días, en los que a buen seguro se valieron de los consejos de Pablo Besser, uno de los escaladores que mejor conocen las tierras patagónicas, quien recientemente también completaba recorría el Hielo Norte, ascendiendo un buen número de cimas, con la expedición Frío Profundo.

Ayer y hoy

«La historia de las travesías aquí la inaugura Eric Shipton, en la temporada 1960/1961, cuando entró por el glaciar San Rafael (a orillas del Pacífico) y salió por el glaciar Colonia (a mitad de recorrido). Su intención era alpina, así pues, una vez escaladas las montañas decidió salir por el Colonia, la foto de uno de ellos en el Lago Colonia, sobre una colchoneta hinchable, con una camisa hecha trizas a modo de vela fue portada en su época del American Alpine Journal. Desde ese momento la entrada para una travesía longitudinal debía comenzar por el glaciar San Rafael (que en realidad es el Noroeste). Nadie ha entrado aún por un lugar más al Norte, y si quieres salir por el lugar más austral debes salir por el glaciar Steffen, este es el glaciar mas al Sur. 

Una travesía Norte-Sur es, en realidad, glaciar San Rafael-glaciar Steffen. Desde los años 60 hasta hoy se cuentan mas fracasos en el Campo de Hielo que éxitos. La nuestra ha sido la 6º absoluta y la 1º nacional. Como detalle, este año, hasta la fecha, había 4 expediciones en los Campos de Hielo (3 en el Norte 1 en el Sur) y solo la nuestra ha logrado el objetivo. 

El clima es tan malo que vas sobre la masa glaciar esquiando entre nieblas y lloviendo (¡!), y como hay tantos glaciares que caen hacia el mar, te pasas la travesía sorteando grietas, muchas sin apenas visibilidad. Para orientarnos; a golpe de fotos satélites y coordenadas gps de antecesores». 

Los componentes de la expedición son tipos curtidos. Hermenegildo Moreno a realizado travesías similares en Laponía, y es guía de montaña. José Mijares es alpinista (ha centrado buena parte de su actividad en los Andes), pero sus últimas aventuras le ha llevado a sumar más de 2.000 km de travesías (la mayor parte de ellas en Laponia y Groenlandia). «La nuestra ha sido una travesía realizada son esquís de Telemark y pulkas (trineo para llevar la carga), en total autonomía y que ha durado 25 días, durante los cuales no hemos encontrado a nadie (lujo total)». 

«La naturaleza de estas travesías es la de la exposición absoluta en un clima casi siempre adverso con difícil orientación. Al principio debes portear toda la carga al plateau a través del glaciar San Rafael (vas por un costado del hielo junto a la roca, 8 días nos costó). Una vez subido al plateau, debes negociar zonas de grietas, después cruzas una planicie de unos 25 km (el campo mide 120 km norte/sur y 50 este/oeste de media) y cruzas un collado (paso Colonia a 2.200 m), esta es la llave de toda la travesía, imposible de atravesar a ciegas y además está al limite de la pendiente esquiable, cargado con mochila y pulka, nosotros íbamos directamente subiendo sobre restos de avalanchas. Es un lugar peligroso has de pasar rápido. 

Al llegar arriba se levantó un tiempo pésimo y la verdad es que decidimos acampar allí mismo. Imaginaos el viento que hacía, por suerte solo estuvimos 2 días atrapados y ¡la tienda resistió! Allí soportamos la temperatura mínima del viaje (-9,5ºC), después quedaban otros 20 km de llano, zona de grietas y la complicada salida del glaciar Steffen. 

El CHN todavía tiene una cantidad enorme de cimas sin ascensión, todo el Cordón de Aysen, y muchísimas rutas por hacer en lo poco ascendido. No se ve un alma y la sensación de aventura, por lo aislado del lugar, es impresionante. Además un rescate es difícil (este año tuvo problemas el equipo de Al Filo, si se mete mal tiempo te dan las uvas esperando al helicóptero)».

Para sus dos miembros, buena parte de la expedición fue «de película». Cargados cada uno con 65 kilos, comida y gasolina para 33 días, uno de los capítulos más sorprendentes lo vivieron al salir del glaciar Steffen. «Cuando llegas a la hierba, dejas el glaciar por un lateral al final casi del mismo hielo, y tienes que ir a buscar a un matrimonio que vive por allí. Ni siquiera sabíamos si estarían, no habíamos contactado de antemano». Por suerte, estaban, y pudieron servirse de sus caballos y barcas para bajar con el material desde el hielo hasta el fiordo. Luego emprendieron el regreso, «dos días de viaje por lugares increíbles, vacíos, sin gente».

De toda su actividad nos hablarán en persona en la Librería Desnivel el 27 de febrero a las 19 horas.

 

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