Los alpinistas rumanos Zsolt Torok y Vlad Capusan acaban de regresar de una exitosa expedición otoñal al Himalaya de Nepal. Se traen consigo la primera ascensión del virgen Peak 5 o Saldim Ri (6.374 m), que lograron el 1 de noviembre. Se trata de una montaña situada en la cabecera del remoto valle de Arun, una zona cercana al Makalu. Su itinerario, que asciende la cara sur, fue abierto en estilo alpino y bautizado como Romanian Flame (6a+, M6, WI4, 90º), «porque los sueños nunca mueren», según el propio Vlad Capusan.
Kyajo Ri para aclimatar
Los dos expedicionarios llegaron a Katmandú el 16 de octubre. Un par de días más tarde, volaban a la región del Khumbu para llevar a cabo la aclimatación en el Kyajo Ri (6.189 m). Su plan pasaba por intentar una ruta en la pared este, aunque lo seco de las condiciones les hicieron decidirse por la arista sureste, donde repitieron la ruta Americana de 2006 con algunas variaciones entre el día 22 y el 25. «Fue una aclimatación perfecta antes del siguiente objetivo», apunta Vlad Capusan.
A continuación, partieron hacia la zona del Makalu, donde tenían como meta ascender el conocido como Peak 5 o Saldim Ri, un pico virgen de 6.374 m que contaba con siete intentos anteriores infructuosos. Nada más llegar, se dieron cuenta de que la cartografía que llevaban estaba equivocada y que su cima se hallaba en un valle diferente. Ello les obligó a recolocar el campo base, donde se instalaron el 28 de octubre «gracias a los precisos mapas de 1980 recibidos directamente del señor Doug Scott».
Tres días en estilo alpino
Las condiciones meteorológicas no eran las mejores pero, como tampoco se avecinaba cambio alguno, Zsolt Torok y Vlad Capusan decidieron partir el 30 de octubre en estilo alpino y con un equipo mínimo. Atacaron la primera pared directamente, superando pasos de 6a+ en granito sólido. «En las partes inferiores, la escalada fue realmente agradable, pero cuando alcanzamos el glaciar, el tiempo cambió y empezaron a soplar fuertes vientos que nos obligaron a montar nuestro primer campamento, que situamos dentro de una grieta a 5.800 m», narra Vlad.
Aquella noche registraron temperaturas de hasta -27ºC. Al levantarse tenían claro que ese debía ser el día de cumbre. El muro superior presentaba un terreno mixto, con dificultades de M5 y M6, y de hielo de hasta WI4. «Después de 6 largos, alcanzamos la cima de esta pared, donde encontramos una arista algo más fácil. A continuación, entramos en la arista final hasta la cumbre. Totalmente exhaustos por el viento y las bajas temperaturas, nos llevó dos o tres horas atravesarla, alcanzando la cumbre a las 14:10 horas», resume Vlad Capusan.
En ningún punto de toda la parte alta de la ruta encontraron huellas de expediciones anteriores. Tras disfrutar 5 minutos de la cumbre iniciaron el descenso con baja visibilidad y viento hasta un vivac a 5.900 metros, que alcanzaron tras 15 horas de trabajo durante esa jornada. El tercer día regresaban hasta el campo base.
Estaría bien saber la longitud de la ruta.