METEOROLÓGICAS, ASTRONÓMICAS O PURAS

Ochomiles invernales, cuestión de criterio

Según se apliquen razones administrativas, meteorológicas o astronómicas, una expedición puede ser acreditada o desacreditada como invernal. El K2 es el único ochomil virgen en invierno, pero otros cuatro ochomiles aguardan su primera cima si aplicamos el criterio más estricto: que toda la expedición -incluida instalación del campo base- tenga que realizarse en la temporada invernal.

Simone Moro
Simone Moro
Isaac Fernández | 5 comentarios |

El reciente anuncio de la expedición de Álex Txikon al Everest invernal ha destapado la antigua caja de Pandora sobre el criterio de las expediciones invernales. Un tema que ya se debatió a principios de los años ochenta y que alcanzó su clímax de discusión a principios de 2005, con la primera invernal del Shisha Pangma que se disputaron Jean-Christophe Lafaille y Simone Moro.

Invernales administrativas, meteorológicas, astronómicas o puras

El meollo del asunto radica en el criterio que se aplique para considerar que una expedición es invernal.

Criterio administrativo: el primer criterio a tener en cuenta para las expediciones invernales es, curiosamente, administrativo. El gobierno de Nepal –y también el de China, India y Pakistán– tiene por costumbre expedir permisos de ascensión para expediciones invernales con un notable adelanto respecto a las fechas del invierno según el calendario.

No pocas expediciones invernales dieron inicio incluso a mediados de noviembre con el sello de la autoridad competente.

El listado de cumbres invernales a ochomiles basadas en el criterio administrativo incluye un buen número de expediciones japonesas que, junto con los polacos, fueron los alpinistas más activos durante los inviernos de los años ochenta. Entre esas cumbres, destacan dos que arrastraron polémica porque se hicieron antes que su homóloga astronómica, con lo que podrían ser consideradas la primera invernal: la citada al Shisha Pangma de Jean-Christophe Lafaille (11 de diciembre de 2004) y la del Dhaulagiri de Akio Koizumi y Nima Wangchu Sherpa (13 de diciembre de 1982).

Además, una que nos tocó bien de cerca fue la de Alberto Iñurrategi y Jon Beloki al Cho Oyu, el 3 de diciembre de 2002. Este criterio administrativo tiene una segunda parte, que hace referencia a su conclusión: los permisos invernales tradicionalmente acababan el 15 de febrero; de ahí que el gobierno de Nepal no aceptara inicialmente como oficial la primera invernal al Everest, culminada el 17 de febrero de 1980, dos días después de la finalización de su permiso.

Criterio meteorológico: para muchos este sería el criterio más razonable desde el punto de vista alpinístico, pues debería servir de baremo objetivo para medir el nivel de ‘invernalidad’ (temperatura, viento, humedad, condiciones de la nieve, horas de luz…) en determinado momento y lugar.

Sin embargo, es el criterio menos objetivable de todos, según explicó a Desnivel.com hace unos años Juan Guerra, montañero y meteorólogo del Instituto Nacional de Meteorología: «La entrada y características del invierno meteorológico es algo apreciativo, varía además según cada país e incluso según cada zona dentro de un país debido a la latitud y altitud a la que se encuentre.

Por ejemplo, las condiciones de un invierno en España serían las de primavera en un país más al norte de Europa. En la meseta el invierno climático puede comenzar en noviembre. Y en el Pirineo durar desde las primeras nieves de diciembre hasta finales de abril.

En el Himalaya, debido a su latitud más cercana al ecuador, el invierno meteorológico, mejor dicho el monzón seco, puede empezar antes del 21 de diciembre y acabar hacia fines de marzo para dar comienzo al premonzón, que es cuando van las expediciones.

Para definirlo, podría decirse que es cuando durante un mes se dan mayormente (no excepcionalmente) las condiciones climáticas propias de enero y febrero».

Se dan las circunstancias de que desde principios de diciembre el Himalaya experimenta condiciones meteorológicas invernales, así que el invierno meteorológico coincidiría en gran medida con el invierno administrativo. Este criterio es defendido, entre otros expertos alpinistas invernales, por Denis Urubko, quien además apunta que debería acotarse por detrás al 28 de febrero, pues a partir de esa fecha las condiciones comienzan a ser demasiado ‘primaverales’, especialmente en cuanto a horas de luz solar.

Criterio astronómico: el calendario del hemisferio norte marca claramente una frontera entre el otoño y el invierno, que coincide con el solsticio de invierno, es decir, el momento del año en que el sol se sitúa a mayor distancia de la Tierra.

Ese momento se produce anualmente entre el 20 y el 23 de diciembre (generalmente, el 21 o el 22). De forma equivalente, el límite entre el invierno y la primavera llega con el equinoccio de primavera (20 o 21 de marzo).

Para que una ascensión fuera considerada invernal desde el punto de vista astronómico, debería haber sido culminada durante este período, es decir, entre el 21 de diciembre y el 21 de marzo (fechas concretas, según el año). Este criterio ha sido del que se ha valido siempre otra de las grandes figuras del himalayismo invernal, el polaco Krzysztof Wielicki, pues admite pocas discusiones y siente unas bases objetivas para todo el mundo.

Criterio purista: basándose en el criterio astronómico, el alpinista con un mayor currículo invernal de la historia, Simone Moro, desarrolló un criterio todavía más estricto.

Básicamente consistiría en evitar iniciar la expedición antes del inicio del invierno astronómico. Según él no sería una verdadera invernal aquella expedición que incluso montase el campo base antes del 21 de diciembre… Eso sí, igual que el invierno astronómico, su calendario llegaría hasta el 21 de marzo.

Simone Moro lo explicaba así en la entrevista que le hicimos poco antes de partir al Manaslu con Tamara Lunger:

«Desde el punto de vista histórico, es interesante darse cuenta de que hay bastantes ochomiles en los que falta la primera ascensión completamente invernal. O sea que no se acabará con el Nanga Parbat y el K2.

Estas dos montañas son dos iconos increíbles, mientras que las otras montañas ya se han subido en invierno. A los que nos gustaría hacerlas todas en invierno como a mí, el juego está abierto».

Y así lo explicaba con respecto a su objetivo invernal aquel año 2015, el Manaslu:

«La primera ascensión al Manaslu la hicieron los polacos en 1984 y fue el primer ochomil sin oxígeno que se subió en invierno y el segundo de la historia.

Fue una ascensión muy importante porque, después del Everest de 1980, llegó el Manaslu como segunda cumbre en invierno, y esta vez sin oxígeno.

La expedición partió en noviembre de Polonia y el primer día del invierno, el 21 de diciembre, ya estaba en el último campo a 7.200 metros. Después llegó el mal tiempo y subieron en enero, y esa fue una ascensión invernal, sin duda».

«La idea es intentar hoy hacer una revisita de esta escalada con la regla muy clara que hoy tenemos todos que es de llegar al campamento base y empezar todo después del 21 de diciembre.

Repito que esta ascensión no es para cancelar o destruir la primera invernal de los polacos, sino una revisión con un estilo actual. Es como una vía de roca que se hubiera subido en los 80 con un estilo y hoy se repitiera en un estilo diferente. No es mejor o peor».

Aplicar este criterio, como explicamos más abajo, supone que hay cinco ochomiles, incluido el Everest, que no están ascendidos dentro de una expedición completamente invernal. Lo que supone, si no queremos reescribir la historia del ochomilismo invernal, considerar que estos ochomiles sí que están ascendidos en invierno pero que aún pueden ser ascendidos en un estilo más puro.

Primera invernal sin oxígeno al Everest, la historia de Ang Rita Sherpa

Teniendo todo esto en cuenta, ¿son legítimas las pretensiones de Álex Txikon al anunciar que intentará ser el primero en ascender al Everest en invierno sin oxígeno? Es sabido que Ang Rita Sherpa alcanzó la cima del Everest el 22 de diciembre de 1987, acompañando al coreano Young-Ho Heo.

Era la cuarta vez que este fortísimo nepalí subía al Everest sin oxígeno, y eso que sólo habían pasado nueve años desde que Reinhold Messner y Peter Habeler subieran sin oxígeno por primera vez.

La crónica de la época, publicada en el American Alpine Journal de 1988 y firmada por Elizabeth Hawley y Michael J. Cheney (del Himalayan Club), reza lo siguiente:

«Una expedición coreana liderada por Tak-Young Hahm ascendió con éxito el Everest por el Collado Sur. Young-Ho Heo y Ang Rita Sherpa alcanzaron la cumbre el 22 de diciembre.

Heo usó oxígeno mientras dormía en el Campo IV en el Collador Sur, donde permaneció tres noches, y por encima, mientras escalaba y vivaqueaba, pero Rita no lo utilizó en ningún momento.

Dejaron el Campo IV a las 00:30 horas de la noche y llegaron a la cima a las 14:20 horas de la tarde, tras haber tenido problemas para encontrar la ruta después de cruzar numerosas grietas.

Empezaron su descenso a las 15:00 horas de la tarde y cerca de la cumbre Sur improvisaron un vivac. Heo había caído 15 metros por la cara este cuando una cornisa colapsó debajo de él. Salió ileso. Rita y él estaban encordados y el sherpa sostuvo la caída. Sólo sufrieron ligeras congelaciones.

Esta fue la cuarta ascensión del Everest de Ang Rita, convirtiéndolo en el segundo hombre en haber subido cuatro veces al Everest (siguiendo a Sundare Sherpa). Él afirma haber realizado todas las ascensiones sin oxígeno artificial. Esto lo convertiría en el primero en realizar cuatro ascensiones sin oxígeno embotellado, incluyendo la única ascensión invernal sin él«.

En cuanto a las fechas se refiere, y a pesar de que alcanzaron la cumbre durante el invierno astronómico, su ascensión queda encuadrada en el listado de las realizadas durante el invierno meteorológico.

Y es que, no sólo la expedición, sino la mayor parte del intento que los llevó a la cumbre se llevó a cabo durante el otoño astronómico. De hecho, como curiosidad, el solsticio de invierno de 1987 se produjo el 22 de diciembre a las 4:45 horas, unas diez horas y media antes de que los dos alpinistas llegaran a la cima.

Así las cosas, y si culmina su objetivo con éxito, Álex Txikon podría reclamar ser el primero en subir al Everest sin oxígeno en el contexto de una expedición completamente invernal, mientras que Ang Rita habría sido la primera persona en alcanzar la cima del Everest sin oxígeno en invierno siguiendo el criterio tradiccional aceptado hasta el momento por personalidades de la talla de Miss Hawley, el gran documentalista ochomiles Eberhard Jurgalski (autor de la web 8000ers.com, referencia en la materia) y por la gran mayoría de los alpinistas.

Otros ochomiles sin ascensiones completamente invernales

Tirando del hilo de este argumento, Simone Moro ya advirtió que existen otros ochomiles que, a pesar de haber sido ya ascendidos en invierno, no lo fueron en el contexto de una expedición completamente invernal.

¿Cuáles son estas cimas? Atención a los nombres de los protagonistas de algunas de las primeras invernales de estos ochomiles que, aplicando este criterio, no serían válidas: nada menos que Jerzy Kukuczka, Krysztof Wielicki, Anatoli Boukreev…

K2 (8.611 m): el pico más alto de Pakistán no ha sido todavía ascendido en invierno siguiendo ningún criterio.

Kangchenjunga (8.586 m): la tercera montaña más alta del planeta fue ascendida por primera vez en invierno el 11 de enero de 1986, a cargo de Jerzy Kukuczka y Krysztof Wielicki.

Es, evidentemente, una invernal astronómica, aunque no sería una invernal pura, puesto que instalaron su campo base el 10 de diciembre. Dos años más tarde, hubo otra cima invernal al Kangchenjunga, a cargo del coreano Jeong-Chel Lee, el 2 de enero de 1988, aunque tampoco fue una pura invernal por la misma razón.

Lhotse (8.516 m): la increíble ascensión invernal en solitario de Krysztof Wielicki al Lhotse, integrado en una expedición belga cuyos compañeros se retiraron unos días antes, tampoco se puede considerar estrictamente como una pura invernal, puesto que el campo base fue instalado ya en el mes de noviembre.

Dhaulagiri (8.167 m): como ya se ha mencionado, la primera ascensión invernal al Dhaulagiri fue una invernal meteorológica, culminada por el japonés Akio Koizumi y el nepalí Nima Wangchu Sherpa el 13 de diciembre de 1982.

Posteriormente, los polacos Andrzej Czok y Jerzy Kukuczka firmaron la primera durante el invierno astronómico, el 21 de enero de 1985. Sin embargo, tampoco puede considerarse una pura invernal, puesto que empezaron a trabajar en el CB a finales de noviembre.

Manaslu (8.163 m): la primera ascensión invernal al Manaslu, que firmaron los polacos Maciej Berbeka y Ryszard Gajewski el 12 de enero de 1984, tampoco sería una pura invernal, puesto que su CB fue instalado el día 2 de diciembre.

Con posterioridad, otras tres expediciones hicieron cima en el Manaslu durante el invierno meteorológico: la japonesa de 1985 (Yasuhira Saito y Noboru Yamada, el 14 de diciembre), la kazaja de 1995 (Aleksandr Baimakhanov, Anatoli Boukreev, Shafkhat Gataoulin, Oleg Malikov, Yuri Moiseev, Dmitri Mouravev, Dmitri Sobolev y Vladimir Suviga, el 8 de diciembre), y la coreana de 1998 (Young-Seok Park con el nepalí Ang Dawa Tamang II, el 6 de diciembre).

 

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