EXPLORANDO

Ocho sherpas fijan y suben hasta la cumbre del Everest

Ayer 5 de mayo, a las 16.00 aproximadamente (hora nepalí) un grupo de 8 sherpas ha alcanzado la cima del Everest fijando cuerda.

Campo base del Everest 2011. Vista del campo base.  (©Darío Rodríguez 2011)
Campo base del Everest 2011. Vista del campo base.
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Ayer 5 de mayo, a las 16.00 aproximadamente (hora nepalí) un grupo de 8 sherpas ha alcanzado la cima del Everest fijando cuerda. Partieron del campo 2, situado a 6.400 metros, a las 12.30 de la noche. La cuerda estaba fijada hasta el collado sur y es desde este punto donde han seguido fijando la cuerda hasta la cima. La previsión de tiempo en estos momentos es que los días 7 y 8 el viento en altura serán fuertes por lo que la mayor parte de las expediciones, que en estos momentos están en proceso de aclimatación en el campo 2 y campo 3, se plantean ya el ataque a la cima en las fechas posteriores. Los dos últimos años los sherpas habían alcanzado la cima en esta misma fecha. Sin embargo la fecha de cima de los alpinistas fue entre el 21 y 23 de mayo. Respecto al Lhotse aún falta por instalar, por parte de los sherpas, la cuerda hasta la cima. En cualquier caso las fechas de cima en el Lhotse suelen ser más amplias que en el Everest pues el viento es menos fuerte.

Juanito Oiarzabal, Manolo González”Lolo” y Juanjo Garra se encuentran ahora en el campo 2 –por segunda vez– aclimatando. Ascenderán mañana 7 mayo al campo 3, dormirán allí y volverán al base. Hoy  Carlos Soria, Carlos Pauner y Javier Pérez ascenderán al campo 2 y mañana al campo 3 para aclimatar. Solo queda esperar luego que los sherpas instalen la cuerda fija hasta la cima del Lhotse y la ventana de buen tiempo.

Sherpas, teorías y Barça-Madrid

Ascender un ochomil es un juego complicado en el que entran muchos matices. Una pieza clave de esta actividad, que estoy descubriendo en este viaje, son los sherpas. Instalan las cuerdas fijas y los campamentos, transportan todo tipo de material, las botellas de oxígeno… En el caso de Carlos Soria, que afronta el reto de ascender al Lhotse “solo” (sin compañeros europeos) y sin oxígeno, el sherpa Muktu es para el un compañero esencial, no solo a la hora de tener con quien compartir el transporte de material y comida, sino también la ascensión. Carlos Soria pasó unos días muy malos pues Muktu se encontraba enfermo y esto puede hacer peligrar su proyecto. Ascender el Lhotse sin apoyo de ningún tipo es una tarea muy difícil para un hombre de 72 años. Lo resumió en una frase que se me quedó grabada: “Lo único que tengo es mi sherpa”. Y voy a transcribir otra frase de Carlos, que aunque no viene a cuento en este contexto, me ha gustado: “Esto de la montaña no consiste en echarle cojones.”, y otra: “Muchos de los problemas que se dan en la montaña se evitan madrugando” (A Carlos Soria le encanta madrugar y aprovechar la luz del día)

Por lo que estoy viviendo en este campo base las teorías respecto a la aclimatación son de lo más variadas. Hay quienes necesitan seguir el proceso de aclimatación clásico y dormir lo más alto posible antes del ataque a cima. Y hay quienes consideran que esto produce un desgaste innecesario y que no es preciso dormir muy alto. Mi conclusión es que nos encontramos, sobre todo, con un proceso mental. Cada cual debe seguir el sistema de aclimatación con el que se encuentre más a gusto y seguro.

El grupo de Edurne Pasaban (Nacho Orviz y Asier Izaguirre) regresó hace dos días al campo base tras permanecer cuatro días en el campo 2. Ferran Latorre había regresado el día anterior pues se encontraba mal. Nacho Orviz ha llegado al campo 3 y regresado al 2.  Han vivido la experiencia de la recogida por parte de un helicóptero del alpinista fallecido en el campo 3, parece que de un ataque al corazón, cuyo cadáver permaneció cerca de su tienda dos noches. Una precisión a la nacionalidad del fallecido: su nombre es Rick Hitch, americano, 52 años, parece que murió de paro cardiaco en el propio campo 3, desde donde le descendieron al campo 2 donde recogió el cuerpo el helicóptero.

Por la tarde, en su campamento, nos reunimos hace unos días muchos de los alpinistas de nuestro país presentes en el campo base para vivir en diferido la final del partido Madrid-Barcelona. Ha sido divertido: casi veinte personas en una pequeña tienda animados por Ferran Latorre (fan del Barna) y Manuel González “Lolo” (fan del Real Madrid).

La vida en el campo base del Everest, se resume en estas palabras de Ferran Latorre: “Vida de morrenas”. Y, sobre todo en esto que me decía Juanito Oiarzabal: “Antes pasábamos más tiempo en la montaña que en el campo base, ahora es al revés.” Lo cierto es que el juego ahora, en estas rutas normales del Everest y Lhotse, consiste en esperar a que los sherpas equipen la montaña con cuerdas fijas, campamentos, material…. El papel de los alpinistas, mientras los sherpas equipan la montaña, consiste en aclimatarse lo mejor posible (durmiendo según las distintas teorías en el campo 2 o 3), descender al campo base y descansar unos días para estar preparados para aprovechar la primera ventana de buen tiempo tras la instalación de las cuerdas fijas hasta la cima.

Llegaron los doctores Morandeira y Nerín

El equipo formado por el doctor Morandeira y la doctora María Antonia Nerín, que durante el trekking han venido realizando un programa de ayuda a la población local, ya ha instalado su pequeña clínica en el campo base del Everest. Aquí hay un hospital llevado por médicos voluntarios que cobran su servicio a los alpinistas y solo las medicinas a sherpas, porteadores y demás gente local. Los médicos aragoneses no cobran nada y ofrecen un servicio excelente, así que están siendo muy solicitados. A los alpinistas de nuestro país les han traído un completo botiquín para posibles emergencias en altura. He asistido a la entrega a Carlos Soria de su botiquín. La doctora Nerín le ha ido explicando el funcionamiento de cada una de las medicinas. Y me ha impresionado la primera frase que le ha dicho antes de comenzar la explicación: “Este botiquín es para, en caso de necesidad, poder descender no para continuar subiendo».

Pero Carlos no había ido sólo por él. Hace dos días acompañó a Muktu a la “clínica” que en el campo base ha instalado el doctor Morandeira y la doctora Maria Antonia Nerín. Este pequeño hospital constituye un oasis para todos los que estamos en el campo base, más este año en que el frío hace que sherpas y alpinistas padezcamos de todo tipo de infecciones. Sobre todo de una molesta tos, que los locales han bautizado aquí como “tos del Khumbu”. La doctora María Antonia Nerín auscultó a Muktu y lo medicó. La esperanza de Carlos Soria, en estos momentos, es que Muktu se ponga bien en los próximos días.  Tal y como está de avanzada la temporada en estos momentos es realmente difícil conseguir otro sherpa. Carlos no quiere prescindir de Muktu, pero tampoco quiere –por no contratar a un segundo sherpa– renunciar a su proyecto. Por suerte ayer Muktu se levantó mucho mejor y más animado. Mañana acompañará a Carlos Soria al campo 2 y luego al 3.

Carlos Soria también se ha sometido a un chequeo médico con la doctora Maria Antonia Nerín y el doctor Morandeira. Un electrocardiograma, análisis de sangre para ver el ionograma, medida de la tensión y oxigenación. Resultado: está hecho un chaval. Como siempre en oxigenación alrededor del 90%, pulsaciones alrededor (o algo menos) de 60 y hematocrito 51.

El proyecto de los médicos comprende también la filmación de una película que se titulará “Un hospital entre el cielo y la tierra”. El director de fotografía es Sergio de Uña, que lo está filmando en cine digital y sonido estéreo (Nacho Blanco es el técnico de sonido). Transportan una cámara impresionante en cuanto a dimensiones y peso. He tenido la oportunidad de ver algunas partes del trabajo que han realizado y me ha parecido de gran calidad. Filmar en estos lugares con una cámara de estas proporciones no es fácil pero, si se sabe hacer y se le dedica tiempo, el resultado realmente merece la pena. El director de la película será Javier Calvo. Será un documental médico que reconstruirá la historia de la medicina de montaña en nuestro país.

756.000 dólares en oxígeno

Es difícil calcular el número de expediciones que se encuentran aquí. He oído todo tipo de versiones. Desde las 25 expediciones al Everest que nos dijo un alto responsable (en lo relativo a los permisos) del gobierno nepalí hasta las 60 sumando Everest/Lhotse que nos han dicho otras fuentes. El caso es que en la Cascada de Hielo y hasta el campo 1, en el Valle de Silencio que lleva al campo 2, en las cuerdas fijas que llevan el campo 3, en las bandas amarillas que conducen al Collado Sur… hay un auténtico ejército de sherpas (parece un auténtico hormiguero) transportando todo tipo de material, y abriendo y equipando la ruta. Hay que tener en cuenta que un alpinista que quiera alcanzar la cima del Everest con oxígeno (que es lo habitual) necesitará aproximadamente 9 botellas de oxígeno (cinco para él y 4 para su sherpa). Mis datos (tomados en un momento en que aún no habían llegado todas las expediciones), era que 168 alpinistas querían intentar el Everest (lo que supone 840 botellas oxígeno) y aunque el dato de ese momento eran 230 sherpas, podemos rebajar esta cifra a un sherpa por alpinista a ochomil metros lo que nos daría 672 botellas de oxígeno. En total es muy posible que alrededor de 1.500 botellas de oxígeno se muevan por la montaña. A un precio medio de 500€ la botella (dependiendo de donde se compre es algo mayor o menor), supone un negocio de 756.000€ por temporada…. Respecto al número de personas que residimos en este campo base, entre alpinistas, sherpas, porteadores, cocineros, etc. Estoy casi seguro que ronda las 1.000 personas o más….

Hace días, en el campo 2, a su regreso tras subir una parte del tramo de cuerda fijas que conduce al campo 3, Juanito me resumía así su sensación: “El Everest es la montaña más segura del mundo”. Estaba totalmente sorprendido por las cuerdas fijas que se habían instalado en la pared, que no eran las clásicas cuerdas coreanas (baratas,  poco pesadas, y también menos fiables), sino cuerdas nuevas impecables de 10 mm. E incluso, entre el campo 2 y 3, hay instalada una doble línea de cuerda para facilitar el descenso y ascenso.

Trajín de helicópteros

El helipuerto que se encuentra en el campo base recibe helicópteros muchos días desde primeras horas de la mañana. Por una parte se están produciendo las primeras evacuaciones de personas con distintas dolencias. Por otra parte hay quienes prefieren llegar al campo base o marchar de él en helicóptero. No es precisamente barato: 10.000 dólares cuesta “fletar” un helicóptero a Katmandú en el que, dada la altura del campo base (5.300 metros), solo caben dos personas. El caso es que a primera hora de la mañana (que es el momento en que las condiciones son mejores para volar) tienen lugar, muchos días, hasta media docena de despegues y aterrizajes. Incluso algunos días hemos vivido vuelos turísticos bordeando el Everest y Lhotse, y otros vuelos de entrenamientos (suponemos para rescate) de dos helicópteros. En resumidas cuentas, a mí, que me apasionan los helicópteros, constituyen estos vuelos una excelente oportunidad fotográfica. Pero tengo que reconocer que no hacen del campo base del Everest precisamente un lugar tranquilo. Aunque sin duda se trata de una herramienta imprescindible para casos de rescate. No tengo contrastado el dato pero he oído que hasta 10 personas han sido ya evacuadas en helicóptero desde el campo base del Everest.

 

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