El mundo del alpinismo lleva años denunciando la situación de masificación en el Everest, donde se ha impuesto el modelo de negocio de las expediciones comerciales masivas, con clientes sin experiencia montañera, uso indiscriminado de oxígeno embotellado, cuerdas fijas del campo base hasta la cumbre y sherpas acompañantes a razón de 1:1 (o más). La solución para cualquiera que vea el Everest desde la perspectiva alpinística pasa por reducir las cifras de récord que año tras año llegan a la primera plana de los medios, limitando el acceso exclusivamente a aquellos que puedan demostrar cierta experiencia en otros ochomiles o, cuando menos, en picos del Himalaya de 6.000 o 7.000 m.
Sin embargo, cada vez resulta más evidente que el gobierno de Nepal y los empresarios turísticos locales no están por la labor. De fondo, la necesidad económica de un país empobrecido, que tiene en el Everest su gallina de los huevos de oro, a la que no va a renunciar fácilmente. De hecho, todas las noticias que llegan desde el país asiático van en la dirección de reforzar el turismo del Everest y continuar haciendo crecer las cifras de visitantes y los ingresos.
¿Contra la masificación? Doblar las cuerdas fijas
En una entrevista publicada por la agencia de noticias Associated Press al fin de la temporada de ascensiones de esta primavera, el ministro de Turismo y Aviación Civil de Nepal descartaba que los 11 muertos (9 de ellos por la vertiente nepalí) tuvieran nada que ver con la masificación. De hecho, vaticinaba que los candidatos a ascender el techo del mundo crecerían en los próximos años “por el placer y por la gloria”.
En ese sentido, el ministro tenía una receta infalible para evitar las largas esperas en determinados cuellos de botella de la parte alta del Everest. Él abogaba por doblar las cuerdas fijas en esos puntos, con el objetivo de “gestionar mejor los flujos” de montañeros.
Multiplicar los precios de los permisos
Otra propuesta que está sobre la mesa es la de modificar los precios de los permisos. Según publicaba esta misma semana en su blog Alan Arnette, el cronista oficioso del Everest, ya hace tiempo que se habla de un significativo aumento del precio desde los actuales 11.000 dólares hasta unos 15.000 dólares.
Sin embargo, en las últimas semanas las cifras están cambiando de forma notable y parece que el gobierno podría poner patas arriba el mercado elevando el coste del permiso hasta unos 25.000 dólares por persona.
Vaya por delante que, según fuentes de Alpenglow, una de las agencias occidentales más reputadas, la mayor parte de quienes hoy en día viajan al Everest se enrolan en expediciones low-cost, pagando una cantidad total de entre 25.000 y 35.000 dólares. El rango de precios de la oferta de expediciones al Everest empieza en esos 25.000 dólares y se eleva hasta los 100.000 dólares o incluso más, dependiendo de la agencia contratada y de los servicios extra escogidos.
¿Teleféricos en el valle del Khumbu?
Mientras tanto, ha trascendido que se está estudiando la posibilidad de instalar teleféricos en el valle del Khumbu. Nepal ya ha comenzado a autorizar instalaciones de este tipo en varias localizaciones de su accidentada orografía. El teleférico de las Chandragiri Hills (valle de Katmandú) es todo un éxito. Y el Annapurna Cable Car será una realidad en breve, pues las obras ya están muy avanzadas para unir Sedibagar-Sarangkok desde el lago Phewa, en Pokhara.
En este contexto, se ha comenzado a hablar de conectar Lukla (2.800 m) y Namche Bazar (3.500 m) por teleférico. Un primer paso hacia objetivos más ambiciosos para el futuro del Everest.
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