Mathieu Maynadier y Tom Livinstone ya están de regreso de su expedición al Karakorum de este verano. El francés y el británico formaron cordada para intentar la primera ascensión del Pumari Chhish Este (6.850 m). Es una de las cimas secundarias del macizo del Pumari Chhish, cuya cumbre principal (7.492 m) fue ascendida por primera y última vez por Yannick Graziani y Christian Trommsdorff en 2007.
Protagonismo del mal tiempo
En realidad, ellos mismos reconocen que escalar la arista sureste del Pumari Chhish Este no era su objetivo original. Sin embargo, sus grandes planes se vieron irremediablemente desplazados por culpa del mal tiempo. De los treinta días que Mathieu Maynadier y Tom Livinstone permanecieron en el campo base, solamente tuvieron cuatro jornadas de cielos despejados.
Llevaron a cabo la aclimatación bajo una meteorología inestable, con la que fueron capaces de lidiar para pasar un par de noches a 5.200 metros. Bajo esas condiciones, no tuvieron dudas en cuanto a la ruta que escogerían para ascender… la única que veían viable y que se elevaba a través de la arista sureste.
Arista sureste y casi cima
“Esta arista menos inclinada que nuestros planes iniciales, nos ofreció una lucha bastante hardcore con la nieve y con algunas partes de crestas típicas del Karakorum”, precisaba Mathieu Maynadier, quien se alegraba por haber disfrutado de tres días completos de estabilidad meteorológica, “sin nubes y con más de 150 km de visibilidad”, añadía.
Sin embargo, la suerte los abandonó por completo en su cuarto día en la pared. El mal tiempo volvió a entrar de forma prematura, con nubes, nieve y pérdida de visibilidad. A pesar de todo, lo siguieron intentando hasta las 11.00 horas de la mañana. Ya entonces era evidente que las purgas de nieve comenzaban a merecer el nombre de avalancha.
Cuando ya habían superado el último tramo de escalada mixta, Mathieu Maynadier y Tom Livingstone tomaron la decisión de darse la vuelta. Habían escalado toda la arista, pero no se veían lanzándose a por el hongo somital en dichas condiciones. “Claro que en Escocia voy a escalar en invierno con tormenta, pero es algo un poco diferente a casi 7.000 metros”, reflaxionaba Tom Livingstone.
Descenso épico
La retirada no fue fácil. No solo por lo duro de tomar esa decisión tras haber escalado el 99% de la montaña, sino también por las condiciones que rodearon esa bajada. Hallaron la tienda de su campamento de altura superior barrida por la nieve y destrozada. A medida que perdían altitud, las avalanchas se sucedían a su alrededor, recordándoles que su ruta presenta cierto grado de exposición ante una serie de amenazantes seracs.
Finalmente, necesitaron un esfuerzo ininterrumpido de casi 20 horas en ese cuarto día para alcanzar sanos y salvos el glaciar.
Ambos dan por buena la actividad que consiguieron realizar, así como el entendimiento entre los miembros de una cordada inédita hasta ahora. Se han conjurado para volver a escalar juntos y Tom Livingstone asegura que quiere regresar para terminar el trabajo en el Pumari Chhish.