El alpinismo francés está de enhorabuena. Después del éxito de la Banda de los Bigotes en la cara sur del Nuptse, ahora le ha tocado el turno a la Banda de los Calvos en un remoto y aislado pico llamado Pandra (6.700 m). Mathieu Détrie, Pierre Labbre y Benjamin Védrines han abierto en su cara noreste Peine plancher (1.200 m, ED, WI6, M6), una ruta técnica que combina tramos de corredores con secciones de hielo.
Situada en la zona del Kangchenjunga, esta montaña sólo había sido escalada una vez anteriormente, a cargo de una expedición danesa en 2002 que ascendió la vertiente sur. El año pasado, una cordada japonés trató de estrenar la atractiva cara noreste, pero se tuvieron que retirar a unos 300 metros de la cima.
Mathieu Détrie, Pierre Labbre y Benjamin Védrines eligieron esa misma pared, aunque su línea es original y totalmente diferente de la que siguieron los japoneses en su intento de 2016.
CB bajo y lejano
La primera dificultad para enfrentarse al Pandra es la ubicación de su campo base, situado a una altura de 5.140 metros y bastante lejos de la pared propiamente dicha. De hecho, la montaña no es visible desde ese CB, con lo que los tres guías franceses tuvieron que instalar un menos confortable campo base avanzado a la orilla de un lago a 5.500 metros desde el que lanzarían su intento.
Llegaron al CB el 6 de octubre y tuvieron el CBA montado el 7 de octubre. Invirtieron las dos siguientes jornadas en aclimatar y pasaron una noche a 6.100 metros. Tras un descanso de cuatro días en el campo base, el 15 de octubre se desplazaron al CBA y el 16 de octubre se levantaron a las 6:00 horas para partir a por su objetivo a media mañana.
Se encontraron con unas condiciones bastante secas, aunque no tanto como se esperaban por las fotografías de los japoneses. Descartaron una línea de hielo bien formado y de dificultad extrema a unos 200 metros para concentrarse en los corredores que ya habían analizado previamente.
Tres días en la montaña
Ese primer día de ascensión subieron hasta los 6.000 m, donde montaron su primer vivac. A continuación, superaron otros 400 metros, para vivaquear de nuevo a 6.400 m. En su tercer día, alcanzaron la cumbre (6.700 m) hacia las 14:00 horas, para descender inmediatamente hasta el glaciar de la base de la pared, donde llegaron a las 3:00 horas de la madrugada. El 19 de octubre regresaron sanos y salvos al campo base.
“Gracias a una méteo favorable y a condiciones de hielo ideales, la ascensión se desarrolló verdaderamente bien. Durante tres días buenos, pudimos escalar bonitos largos técnicos y exigentes sin sufrir demasiados riesgos objetivos. La incertidumbre de nuestro itinerario en el último largo, permitiendo alcanzar la pendiente somital, nos permitió mantener el suspense y la concentración hasta el final”, explicaban ellos mismos.
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