El valle de Rolwaling (Nepal) ha concentrado este otoño varias expediciones que han dejado su impronta en sus poco concurridas montañas, con aperturas y primeras ascensiones remarcables. Primero fueron Domen Kastelic y Sam Hennessey, quienes realizaron la primera ascensión de la cara oeste del Chukima Go (6.259 m) por la Kastelic-Hennessey. A continuación llegaron Oriol Baró y Paula Alegre, que se anotaron la primera ascensión del Chukima Oeste o Chukima pequeño (5.950 m) con su Infleti y que abrían también Sopeti sin cumbre al Chekigo (6.270 m). E inmediatamente después llegaba el terceto formado por Manu Córdova, Jonatan Larrañaga y Jordi Corominas con la primera de la cara sur de esta última montaña, en la que abrieron Shiva: Straight to the top.
Manu Córdova asegura que se trata de «una línea súper estética, porque va toda directa hasta la cumbre», que resulta «un pelín peligrosa en la zona de abajo porque está un poco expuesta a la caída de seracs». Para él, lo más difícil se resume en tres partes: «El L1, que es de mixto expuesto que casi no se puede proteger; el largo clave de M6 después de una columna de hielo a media vía; y arriba la arista con nieve inconsistente tipo azúcar que requiere nadar un poco». Eso sí, «¡la arista es una pasada!», se exclama.
Respecto a las odiosas comparaciones con otras rutas que hubiera realizado anteriormente, el alpinista aragonés apunta que «sería como hacer una de las clásicas a las Grandes Jorasses, tipo la McIntyre-Colton pero a más de 6.000 metros». Evidentemente, la zona no está tan concurrida: «Es chulísima, un sitio al que va mucha menos gente que al Khumbu y donde todavía queda por explorar».
Respecto al equipo, Manu Córdova reconoce que «escalar con Jordi Corominas es una pasada. Es el jefe, la voz de la experiencia, pero con la misma mentalidad que nosotros… Llama la atención la calma con la que se toma las cosas, especialmente en comparación con Jon y conmigo, que somos dos cerillas».
Crónica de la expedición
A continuación, la crónica de la expedición narrada por Manu Córdova:
Comenzamos la expedición muy bien, todo rodado, encontrándonos con nuestros amigos Oriol y Paula que ya estaban en el Valle de Rolwaling. En poco más de una semana estábamos en la base del Chukima Go pequeño (o Chukima Oeste), listos para repetir la vía abierta por nuestros amigos, Infleti (MDinf). Oriol y Paula habían realizado unos días antes la primera ascensión de esta montaña y nos habían comentado que las vistas eran preciosas, por lo que fuimos a por la segunda. Todavía estábamos aclimatando, por lo que echamos el hígado en las palas de nieve. La vía tiene un larguito de roca al comienzo y luego nieve disfrutona hasta unos mixtos sencillos en la parte superior. Es muy divertida, y lo de las vistas es totalmente acertado. Una panorámica preciosa de Everest, Melungtse, Gaurishankar, Tengi Ragi Tau, Tengkampoche y muchos más. Fue un día excepcional y con el que concluimos nuestra fase de aclimatación.
Dos días de descanso nos valieron para decidirnos a ir al pico Chekigo. Habíamos visto una línea directa a la cumbre y no podíamos desperdiciar la oportunidad de abrirla. Estaba un poco expuesta a la caída de los seracs pero la idea era ir muy rápido por la zona y “no tienen mala cara”. Optamos por la idea de ir en el día, ya que consideramos que podíamos salir de la pared y eso nos iba a permitir “correr” más.
Empezamos la actividad a las 12 de la noche, con un largo de mixto (M5) un poco expuesto, ya que no se podía apenas proteger, pero el frío había hecho que el hielo cogiera consistencia y daba confianza. Tras este le sucedieron 4 largos más de entre M4 y AI5 muy divertidos, aunque debíamos correr y no pudimos parar a disfrutarlos demasiado. Una vez superadas estas dificultades, decidimos guardar una cuerda y proseguir por unas campas de nieve hasta nuestro “desvío a la izquierda”, donde ya estaríamos a salvo de los seracs.
Ahora venían los tres escalones que veíamos desde la base. Los tres primeros los teníamos claros, eran hielo. Uno fácil, el segundo un poco más complicado (como AI5 o 5+) y el interrogante estaba en el tercero. Un pequeño desplome con carámbanos hizo que me emocionara. Ya estábamos a unos 6.000 metros e íbamos a resoplar, pero el largo pintaba divertido. Quedó un largo de nuevo un poco expuesto, ya que sólo se pudo colocar un seguro en el tramo difícil (más o menos M6), pero muy entretenido.
Una vez estuvimos los tres en esa reunión, sólo quedaban 300 metros de palas de nieve inconsistente y un poco de mixto para llegar a la cima. Volvimos a recoger una cuerda y para arriba. Poco a poco fuimos subiendo por la pared hasta alcanzar la cima. Es una cima vertiginosa. La nieve inconsistente nos hizo tener que ir con muchísimo cuidado desfilando por la arista. Aquí ya no estuvimos tanto rato como en el Chukima Go pequeño. Fueron cuatro fotos, dos vídeos y para abajo.
No se había acabado. La idea era bajar por dónde lo habían hecho nuestros amigos pero, teníamos un largo trozo de arista. Nos costó un buen rato llegar hasta donde nuestros colegas habían finalizado la ascensión, pero una vez ahí ya sólo quedaba rapelar hasta la base.
La vía la llamamos Shiva: Straight to the top y tiene unas dificultades de VI, M6, AI5/+ y una longitud de 1.200 m aproximadamente. La abrimos en estilo alpino en el día en 22 horas de actividad. “Es una suerte poder subirse a un monte cuyas ascensiones se cuentan con los dedos de una mano”.
Por último nos gustaría agradecer, a parte de nuestros sponsors personales (Haglöfs, Millet, TrangoWorld, Boreal, Beal, Grivel, Power Bar), a la beca Joxe Takolo y a Montañeros de Aragón, por confiar en esta expedición y apoyar a este estilo de alpinismo. De parte de los tres, ¡muchas gracias!