Ueli Steck protagonizó el pasado otoño una de las ascensiones más significativas de los últimos años de alpinismo. La conclusión, en solitario, de la histórica ruta de Pierre Béghin y Jean-Christophe Lafaille hasta la cima del Annapurna por su vertiente sur es un hito histórico en el himalayismo. El alpinista suizo ha sido galardonado por ello con el Piolet d’Or 2014, ex aequo con los canadienses de la primera al K6 Oeste, Raphael Slawinski e Ian Welsted.
Pero la impresionante ascensión de Ueli Steck en la cara sur del Annapurna se ve ensombrecida por la ausencia de pruebas fotográficas, de gps o de eventuales testigos. Lo extraordinario del horario realizado por la Máquina Suiza tampoco ayuda a añadir verosimilitud a la actividad. Analizamos a continuación las dudas generadas y las explicaciones de Ueli Steck o de otros personajes de esta historia de luces y sombras.
Vaya por delante que Ueli Steck confesó desde el primer momento que no disponía de pruebas de su ascensión. Eso fue también lo que dijo a los organizadores de los Piolets d’Or cuando le comunicaron que había sido nominado a los premios conocidos como los Oscars del alpinismo. De todos modos, las bases de estos galardones no exigen por ahora la presentación de pruebas de las ascensiones nominadas. Un detalle que podría ser modificado de cara a próximas ediciones. De hecho, ha trascendido que la organización ha recibido varios correos electrónicos listando las incoherencias de la actividad de Ueli Steck.
En declaraciones al periódico Le Monde, que dedicó un extenso artículo al Annapurna de Ueli Steck y esas incoherencias, el alpinista suizo comenta que «lo que sucede es quizás un poco mi culpa. No me gusta alardear, porque escalar montañas no aporta nada a la humanidad. Siempre he hecho lo que me ha parecido bien: doy detalles de mis ascensiones a quien me las pide, y nadie hasta ahora me había reprochado de manera tan virulenta el hecho de no aportar pruebas. No, no tengo foto de la cumbre del Annapurna, ya que perdí mi cámara y un guante durante una pequeña avalancha en la que al principio pensé que iba a morir. Eso no ocurrió y continué subiendo con la adrenalina».
Sin testigos directos
Otra manera de probar una ascensión es recurriendo a testigos directos, es decir, a otro alpinista que haya coincidido en la cumbre con el protagonista, ya sea compañero suyo o perteneciente a otra expedición. En un inicio, el plan de Ueli Steck consistía en intentar la cara sur del Annapurna haciendo cordada con el canadiense Don Bowie, que ya le había acompañado anteriormente en expediciones al Himalaya. Hubiera sido un perfecto testigo, sin embargo, Bowie decidió no acompañar a Steck, ya que no se sentía preparado para afrontar semejante dificultad técnica sin cuerdas. De hecho, y según las declaraciones de Ueli Steck y de sus compañeros de campo base (el propio Don Bowie, los fotógrafos Dan y Janine Patitucci, el cámara Jonah Matthewson y los cocineros nepalís), comenzó a subir sin intención clara de hacer cumbre y se despidió de ellos con un inconcreto «voy a ver».
Ni el fotógrafo ni el cámara documentan desde el campo base su ascensión
Esa falta de concreción en el ataque a cumbre, unida a la ausencia de comunicaciones por radio con el campo base, provocó que sus compañeros tampoco hicieran un seguimiento pormenorizado de sus evoluciones en la montaña, aunque fuera a través de la luz de su frontal. El fotógrafo Dan Patitucci ha tenido que salir al paso de las críticas que le reprochan complicidad pasiva por no haber documentado convenientemente la ascensión. «Desde hacía varios días, el cámara -que venía con Don Bowie y que disponía de un largo teleobjetivo- sufría problemas respiratorios. Se había llevado este material consigo a su tienda de la que no salió la noche de la ascensión. Mi trabajo consistía en fotografiar a la gente, lo que hice en el campo base y hasta pie de vía, donde acompañamos a Ueli. Y si hubiera tenido el material adecuado para testimoniar su progresión por la pared, tampoco lo hubiera utilizado esa noche, ya que nunca he hecho ‘time-lapse’ y no lo sé hacer. Por otra parte, en ese momento, yo ignoraba como todo el mundo si Ueli ascendía o se había detenido».
¿Horarios inverosímiles?
Otra de las críticas hacia la ascensión de Ueli Steck es la que hace referencia a los horarios extremadamente rápidos que realizó y que algunos consideran imposibles.
Andreas Kubin, periodista especializado alemán, es muy crítico en bergsteigen.com con la ascensión de Ueli, a quien entrevista planteándole todas sus dudas.
También hay que tener en cuenta la trayectoria del alpinista suizo, capaz de batir el récord de la cara norte del Eiger en 2:47 horas, la norte del Cervino (ruta Schmid) en 1:56, la McIntyre-Colton de las Grandes Jorasses in 2:21, la suroeste del Shisha Pangma en 10:30, de subir al Cho Oyu y al Everest también en horarios impresionantes. Dan Patitucci da crédito al suizo: «Vi a qué velocidad comenzó la ruta, y el timing que da es perfectamente plausible».
Más detalles al respecto dan los sherpas de la expedición, entrevistados por Patricia Jolly para Le Monde. El propio Ueli Steck publica en su página web este artículo. Patricia Jolly recoge el testimonio del cocinero Ngima Dawa, quien afirma haber visto varias veces la luz del frontal de Ueli Steck aquella noche: «No teníamos contacto por radio con él, pero desde el campo base, desde que se hizo de noche, podía ver su progresión gracias a su linterna frontal. Hacia las 23:30, cuando me acosté, él estaba justo bajo la cima -Ueli Steck afirma haberla hollado hacia la una de la madrugada-, aunque no puedo estimar exactamente a qué altura. Me volví a levantar a las dos de la madrugada y comprendí que él estaba descendiendo al ver la luz avanzar hacia abajo. Me volví a acostar y después me levanté de nuevo a las 5 de la mañana. Ueli había progresado mucho en su descenso y no le quité los ojos de encima hasta las ocho de la mañana, cuando fui a preparar la comida.»
Por su parte, Tenji Sherpa, responsable del campo base de la expedición, se encontraba en el campo base avanzado y comentaba lo siguiente: «Hacia las 18 horas, él despareció durante aproximadamente una hora: es el momento en que se refugió en un agujero antes de continuar. Entonces se vio su linterna frontal. Yo la vi a medianoche unos 200 metros por debajo de la cima. Don y yo, nos acostamos hasta las cuatro más o menos, cuando nos levantamos se le vio ya descendiendo».
Dejar algo en la cima
Otra opción para probar una ascensión de forma inequívoca, y que se realizaba de forma generalizada antiguamente, cuando la fotografía en altura no estaba tan extendida como hoy en día, consiste en dejar algún objeto en la cumbre. Sin embargo, la extrema ligereza con la que Ueli Steck acometió su ascensión a la sur del Annapurna hacen comprensible que, muy posiblemente, no tuviera nada que pudiera dejar, puesto que necesitaba todo el material que llevaba para asegurar un descenso sin contratiempos.
Benoist y Graziani no encuentran huellas, pero no dudan de la ascensión de Ueli
También se ha puesto en entredicho la ascensión de Ueli Steck por el hecho de que Stéphane Benoist y Yannick Graziani, que realizaron la ascensión de la misma vertiente en estilo alpino después del suizo, no encontraran sus huellas en la parte alta de la montaña. Sin embargo, el lapso de una semana que pasó entre una y otra ascensiones hace muy difícil que cualquier rastro se hubiera podido conservar. Los propios alpinistas franceses no tienen ninguna duda de que Steck hizo cumbre. Yannick Graziani apuntaba a Le Monde que en esa semana habían caído unos 60 centímetros de nieve fresca en la zona: «Encontrar una huella de un centímetro y medio o la marca de un golpe de piolet de alguien e una ruta, incluso en los Alpes, es ya extraño. En el Himalaya, es imposible. Yo creo firmemente que Ueli hizo cumbre. Simplemente hace falta que comprenda que, como alpinista profesional, es fundamental que presente pruebas de lo que realiza«.