Mientras las cimas van cayendo en el Cho Oyu, están a punto de hacerlo también en el Manaslu y parece que no tardarán en el Dhaulagiri, las cosas se están complicando en el campo base del Everest. Allí, el tramo inicial de ruta a través de la Cascada de Hielo del Khumbu que comparten los itinerarios normales del Everest y el Lhotse ha despertado la preocupación de las expediciones y motivado varios abandonos.
El problema
Ya desde el primer momento, la temporada se avecinaba compleja, debido a la gran cantidad de nieve acumulada. Según apuntan los alpinistas, parece que la Pared del Lhotse (donde suele montarse el C3) está más cubierta de nieve que nunca y todo apunta que más arriba será incluso peor.
Sin embargo, el motivo más inmediato de preocupación se halla mucho más abajo. Concretamente en la Cascada de Hielo, antes incluso de llegar al C1. Ya se sabía que no iba a ser fácil equipar este primer tramo de la ruta con unos recursos muy inferiores a los que se suelen utilizar en primavera. Pero parece que los riesgos objetivos van más allá de esa dificultad.
Llegando al citado campo 1, los sherpas que trabajan la ruta han detectado un serac medio desprendido. Situado a unos mil metros por encima del recorrido, amenaza con desprenderse en cualquier momento justo sobre la ruta. Si lo hace de noche o cuando no haya nadie por debajo, arruinará el trabajo de equipación de un tramo considerable. Si lo hace cuando haya alpinistas en ese espacio de la montaña, la cosa puede acabar en tragedia.
De hecho, quienes conocen bien el Everest apuntan que la situación recuerda mucho a la que se vivió a principios de la primavera de 2014. En aquel entonces, un gran bloque de hielo se desprendió aproximadamente en la misma zona, provocando una avalancha que acabó con la vida de 16 sherpas.
Las primeras retiradas
La expedición del esquiador polaco Andrzej Bargiel, integrada por un dilatado equipo audiovisual, ha desplegado sus drones para analizar el estado del citado serac. El resultado de sus pesquisas no ha sido nada halagüeño. Una sección importante del mismo parece efectivamente a punto de desprenderse. Además, es más grande y está más arriba que el bloque que provocó la tragedia de 2014, con lo que la previsible avalancha en una montaña todavía más cargada de nieve sería lógicamente de mayores dimensiones.
Así las cosas, el primero en reaccionar fue Tim Emmett. El escalador británico, más conocido por sus actividades en roca, hielo y salto BASE, anunció su abandono de la montaña: “Durante toda mi vida he navegado por el riesgo. Intento tomar buenas decisiones en entornos potencialmente peligrosos utilizando mi formación y mi instinto para guiarme. He perdido demasiados amigos para cerrar los ojos y utilizar la ignorancia como excusa… Por supuesto estoy totalmente decepcionado por perder esta oportunidad de experimentar algo por lo que he tenido curiosidad durante buena parte de mi vida, pero cuando ves una bandera roja, toma nota y toma buenas decisiones”.
A continuación, también la marca que lo patrocina, Mountain Hardwear, decidió retirarse del CB del Everest (su director general estaba en la expedición).
Finalmente, otro equipo que ha hecho las maletas y ya está de camino a casa es el polaco dirigido por Marcin Kaczkan, que pretendía ascender este otoño al Lhotse como parte de su camino de preparación para regresar el invierno del año que viene al K2.
Qué soberanamente mala es la envidia.
ASI LOS MILLONARIOS SE KEDAN SIN KUMBRE.