K2 invernal, el equipo polaco trabajando en la ruta.
La expedición polaca al K2 invernal llevaba fraguándose desde hacía dos años. Krzysztof Wielicki ha sido su cabeza visible en todo este tiempo, en que ha buscado patrocinadores y apoyos financieros, ha resuelto las cuestiones logísticas, ha reunido un equipo de experimentados alpinistas y ha dirigido las operaciones desde el campo base.
Un equipo fuerte
Krzysztof Wielicki se rodeó de un grupo de alpinistas fuertes. Se concentraban en él buena parte de la experiencia del alpinismo polaco, con el añadido de valor de Denis Urubko (primeras invernales al Makalu y al Gasherbrum II y con experiencia en un intento anterior al K2 invernal). Además de él, también estaban Adam Bielecki (primeras invernales al Gasherbrum I y Broad Peak), Janusz Golab (primera invernal al Gasherbrum I), Artur Malek (primera invernal al Broad Peak), Marcin Kaczkan (con experiencia en un intento anterior al K2 invernal), Rafal Fronia, Marek Chmielarski, Piotr Tomala y el joven Maciej Bedrejczuk.
También figuraba en el equipo Jaroslaw Botor como médico-alpinista y cinco porteadores de altura de entre los más fuertes que hay en Nepal y con experiencia en varias expediciones invernales, como Amin Ullah.
Llegada al campo base
La expedición llegó al campo base (5.150 m) el 9 de enero, después de haber realizado el trekking de aproximación, que utilizaron como primera fase de aclimatación a la altura. En tres días lo tuvieron todo listo y paralelamente iniciaron las tareas de exploración de la montaña.
Llegada al campo base
Desde antes de comenzar la expedición, Krzysztof Wielicki tenía muy claro que debían optar por la ruta Vasca/Cesen de la cara sur. Se trata de una variante algo más a la izquierda del Espolón de los Abruzzos, línea con la que conecta a unos 7.950 m y que ofrece un recorrido más corto y directo.
La progresión, sin embargo, no fue tan rápida como cabría esperar. Tardaron una semana en alcanzar el campo 1 (5.900 m), y otros seis días en plantar el campo 2 (6.300 m). El calendario marcaba ya 22 de enero y quedaban más de 2.300 metros de desnivel por encima del punto más alto explorado hasta entonces.
Rescate en el Nanga Parbat
Ese 22 de enero, Tomek Mackiewicz y Elisabeth Revol se hallaban en pleno intento a cumbre del Nanga Parbat. Un intento que los llevó al límite de sus fuerzas, hasta el punto de que tuvieron que solicitar ayuda para el descenso después de haber coronado. Aquello afectó los planes de la expedición polaca al K2, puesto que sus miembros eran los alpinistas más cercanos, más capacitados y mejor aclimatados para tratar de realizar dicho rescate. La cordada más en forma del equipo, formada por Adam Bielecki y Denis Urubko, no dudó en subirse al helicóptero hacia el Nanga, junto con Piotr Tomala y Jaroslaw Botor.
Tras el rescate, Jaroslaw Botor regresó a Polonia por motivos personales, mientras Bielecki, Urubko y Tomala aguardaron varios días en Skardu a que el tiempo mejorara para poder ser trasladados de nuevo en helicóptero al campo base del K2.
Accidentes de Adam Bielecki y Rafal Fronia
Cuando el tiempo mejoró, los tres rescatadores regresaron al campo base, a la vez que la acción regresaba a la montaña. Una acción más arriesgada que nunca, como se pudo comprobar bien pronto. En dos salidas diferentes y a la altura del C1, Adam Bielecki y Rafal Fronia recibieron el impacto de piedras caídas desde cotas superiores. Mientras para Bielecki todo quedó en un susto, un casco magullado y unos puntos en la nariz, para Fronia significó el final de la expedición, al sufrir una fractura en un brazo.
Cambio de ruta al Espolón de los Abruzzos
Escaso avance, riesgos crecientes y un calendario que apretaba (ya había transcurrido una semana de febrero) obligaron a Krzysztof Wielicki a cambiar de ruta. Olvidarse de la Vasca/Cesen para pasar al Espolón de los Abruzzos, la vía original de la primera ascensión del K2, y comenzar otra vez el trabajo desde cero.
El progreso inicial fue bastante rápido, sobre todo gracias a un Denis Urubko que, uno tras otro, fue montando los diferentes campos de altura y ganando aclimatación. El 12 de febrero fue el primer día de Urubko en la ruta y alcanzó los 6.500 m (C2), desde donde al día siguiente fue llamado al campo base por Wielicki, aunque él pretendía superar los 7.000 m y completar la aclimatación.
En la siguiente ventana de buen tiempo, la del 20 de febrero, Adam Bielecki y Denis Urubko hicieron una punta de altura a 7.400 m y pasaron dos noches a 7.200 m.
El affaire Urubko y el fin del invierno
Denis Urubko se ha mostrado muy crítico con muchos aspectos de la expedición: elección de la ruta, trabajo de sus compañeros, organización, relaciones personales… Además, él considera que el invierno en el Himalaya y el Karakórum concluye el 28 de febrero. Así pues, y tras haber completado la aclimatación, decidió realizar un intento a cumbre antes de esa fecha. Sin permiso de Krzysztof Wielicki, se lo propuso a Adam Bielecki, que rehusó.
Sin encomendarse a dios ni al diablo, Urubko partió en solitario, con la idea de alcanzar la cima el 26 de febrero, la única posibilidad que daban los partes. El fortísimo alpinista de origen ruso realizó una nueva punta de altura para la expedición, situada alrededor de los 7.600 m, aunque la llegada anticipada de una tormenta le obligó a darse la vuelta.
A su regreso al campo base, abandonó la expedición y al día siguiente empezó el trekking de descenso por el glaciar Baltoro hacia Skardu, donde llegó 6 días más tarde. Los desencuentros entre Wielicki y Urubko han adoptado dimensión pública y han sido objeto de un acalorado debate en las redes sociales.
Fin de la expedición
La marcha de Urubko coincidió con la entrada del mal tiempo. Los días fueron pasando y la montaña se fue cargando de nieve, compensando lo cargados que ya estaban los ánimos. Sin él, se hacía patente la escasa aclimatación de los otros miembros de la expedición. Excepto Adam Bielecki, no había nadie que hubiera ido más allá de los 6.700 m. No había ninguna cordada viable para lanzar un intento de cumbre.
Así las cosas, el lunes 5 de marzo llegó la primera ventana de buen tiempo y Adam Bielecki y Adam Golab partieron hacia los campamentos de altura… para regresar antes de lo previsto con malas noticias: las cuerdas fijas estaban inutilizadas. Krzysztof Wielicki decidió poner fin a la expedición, aduciendo también la alta probabilidad de que los campamentos de altura hubieran desaparecido y un elevado riesgo de avalanchas.
Curiosamente, ese día coincidió con el de la llegada a Skardu de Denis Urubko, quien aprovechó para señalar que las condiciones de la montaña no eran el argumento principal del abandono, sino las malas relaciones entre los miembros de la expedición.
<h2>El potente equipo dirigido por Krzysztof Wielicki y liderado por Denis Urubko y Adam Bielecki ha vivido un sinfín de altibajos durante los casi dos meses de permanencia en el campo base. Recordamos en este artículo los momentos clave.</h2>
En este número: El santo grial de la escalada deportiva: Margalef. Entrevista: Urko Carmona. Sueños de agua inerte: Bielsa y Pinet…
Por: Kurt Diemberger.
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