El campo base del Manaslu se ha quedado sin habitantes. Las tres expediciones presentes han tomado la decisión unánime de abandonar el CB durante unos días para estar más seguros y confortables en la aldea cercana de Samagaun, después de que dos grandes episodios de intensas nevadas hayan acumulado unos tres metros de nieve en el campo base y hayan dejado un altísimo riesgo de avalanchas en la montaña.
Primera nevada y recuperación hasta 6.000 m
El primer episodio de nevadas, anunciado con bastante antelación por las previsiones meteorológicas, duró tres días a finales de diciembre y dejó dos metros de nieve en el CB. Las espectaculares imágenes de las tiendas rodeadas por enormes espesores de nieve y el entorno completamente tapizado de blanco prometían un durísimo trabajo para los alpinistas.
A la que salió el sol, los expedicionarios comenzaron a pensar en volver a trabajar la montaña, teniendo muy en cuenta, eso sí, el elevado riesgo de aludes. Despidieron el año con buen tiempo y el 3 de enero habían conseguido reabrir el camino hasta el campo 1, tras invertir un esfuerzo descomunal en la empresa.
El 4 de enero, una avanzadilla de sherpas intentó llevar la ruta de vuelta al campo 2, adonde ya habían llegado antes de Navidad. Sin embargo, el panorama por encima del C1 era todavía más desalentador, tal como contaba Oswald Rodrigo Pereira, que se sumó a los nepalíes:
La ruta sobre el C1 resultó ser una pesadilla: grietas, pero principalmente increíbles acumulaciones de nieve. Después de tres horas de trabajo verdaderamente duro hecho por los chicos, subimos 200 metros de desnivel, alcanzando una altitud de 6.000 m y tuvimos que regresar.
Otra ronda de nevadas fuertes y a Samagaun
El 5 de enero, el mal tiempo volvió a instalarse en el Manaslu. Las previsiones de aquel día ya eran claras sobre la llegada de otro temporal, con más fuertes nevadas en la montaña. No hubo debate y todos de regreso al campo base.
Esta segunda ronda de nevadas fue incluso más fuerte de lo que esperaban. “El 6 de enero, afrontamos de nuevo una pesadilla de nieve en el campo base”, describía Oswald Rodrigo Pereira gráficamente.
El espesor de la nieve ya alcanzaba los tres metros en un campo base cada vez más difícil de proteger. Los alpinistas se tenían que limitar a palear nieve y excavar fosos alrededor de las tiendas para garantizar el acceso. También construían muros de hielo para resguardarlas mínimamente del viento. “El estruendo de las avalanchas es continuo y la temperatura no sube de -10ºC”, apuntaba Álex Txikon.
Al final, lo insostenible de la situación llevó a tomar la decisión de evacuar completamente el campo base y trasladar a todo el mundo hasta Samagaun, siguiendo el ejemplo de Simone Moro. El experimentado alpinista italiano ya había pasado unos días en la aldea durante el primer temporal.
Precisamente, Simone Moro y Álex Txikon formaron parte de un grupo de cuatro personas que se trasladaron en helicóptero hasta Katmandú. Allí, se han metido en el almacén de Seven Summit Treks para reaprovisionar el campo base del material que ya escasea, como bambús, cuerdas, fogones… Todavía queda mucho invierno por delante y tienen el firme propósito de continuar trabajando la montaña en cuanto las condiciones lo permitan.