Marc Batard cumplió 70 años de edad ayer lunes 22 de noviembre. El apodado Sprinter del Everest desde que en 1988 ascendió el techo del mundo sin oxígeno en un tiempo récord de 22 horas y 30 minutos, se halla en plena cuenta atrás para intentar cumplir su sueño de volver a coronar la montaña más alta del planeta sin oxígeno. Será el año que viene, en 2022.
El alpinista francés, no obstante, no ha querido dejar ningún cabo suelto en la planificación de ese ambicioso proyecto, que supondría batir con diferencia el récord de longevidad en el Everest sin oxígeno y mandar un mensaje al mundo sobre el potencial de las personas de edad. Además de rodearse de un buen equipo y trabajar con él durante años, Marc Batard también ha querido buscar una alternativa a la sección de la ruta normal que más le preocupa: la Cascada de Hielo del Khumbu.
Él tenía esa idea en la cabeza desde hacía años y sabía la zona por la que comenzaría a buscar esa ruta que, según sus propias palabras, debía “salvar vidas” en el futuro. Hace unos meses, realizó un vuelo en helicóptero para sobrevolar los flancos del Nuptse y localizar una línea viable de ascensión que conectara el campo base (situado a unos 5.350 m) con el campo 1 (a casi 6.000 m). Y este otoño ha viajado a Nepal para llevar a cabo una breve expedición con el único objetivo de abrir dicho tramo de nueva ruta.
Espolón suroeste del Nuptse
Marc Batard llegó junto con su equipo al campo base del Everest entrado el mes de noviembre. Durante la fase de aproximación, sufrió el contratiempo de los problemas de salud de Sajid Ali Sadpara, el joven paquistaní que ocupaba el vacío dejado por el fallecimiento de su padre Muhammad Ali Sadpara en la expedición. Sajid tuvo que ser evacuado en helicóptero hasta Katmandú, para ponerse en manos de los médicos.
El veterano alpinista francés escogió montar el campo base en Gorakshep (5.150 m), un emplazamiento más cómodo y menos frío que el tradicional campo base del Everest, situado a mayor altitud. Su plan consistía en trabajar en esos mil metros de desnivel durante todo el mes de noviembre, y dejar para una época más propicia el intento a cumbre.
Su hijo Alan Batard, el nepalí Pasang Nuru Sherpa y los guías Lucien Boucansaud, Yorick Vion y Jean-Marc Demoz han llevado durante estos días la iniciativa en el trabajo de apertura. Según las primeras informaciones, se habrían decantado por un espolón rocoso de la vertiente suroeste del Nuptse, que les ofrecería las garantías de seguridad que no da el inestable hielo del glaciar del Khumbu.
En poco más de una semana de trabajo, han completado la tarea. Según informaba ayer Marc Batard: “El regalo de cumpleaños más bonito por mis 70 años es esta foto de Yorick Vion en la cumbre del pico Sundare (5.880 m) con mi hijo Alan. Ellos han puesto un punto final a la apertura de la ruta que permitirá salvar vidas”.
Ese pico al que hace referencia Batard era una cima sin nombre que han bautizado en recuerdo de Sundare Sherpa, con quien compartió la cima en el Dhaulagiri en diciembre de 1987 y que le dio la idea de subir al Everest en menos de 24 horas. Falleció a los 34 años de edad en 1989.

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