La expedición andaluza al Nanga Parbat ha llegado a su conclusión sin haber podido acercarse a su objetivo. Los miembros del Club Alpino Ama Dablam pretendían trazar una nueva variante remontando el glaciar Diama tras los pasos de Tomek Mackiewicz y Elisabeth Revol, hallando un itinerario más seguro que la popular ruta Kinshofer.
El mal tiempo ha sido el gran protagonista de la expedición. En total, han permanecido 29 días en el campo base y, de ellos, solamente en seis han disfrutado de buen tiempo. Los otros 23 han sido de mal tiempo, con cielo nublado y nevadas constantes. Ya hace un par de semanas que la mitad de los expedicionarios llegó a la conclusión que este año no había nada que hacer: Enrique Osiel, Íñigo Delgado y Carlos M. Santafé abandonaron y se fueron para casa.
El líder de la expedición, Manuel ‘Lolo’ González, y Sergio Carrascoso optaron por apurar sus opciones hasta el final y todavía permanecieron en el campo base. Pero las condiciones no han cambiado y la meteorología no ha abierto ninguna ventana suficientemente amplia como para aventurarse muy arriba.
Los denodados esfuerzos de los alpinistas, que han tenido que abrir huella cada vez que intentaban salir hacia los campamentos de altura, no han tenido su recompensa. Después de instalar el campo 1 (5.350 m) a mediados de junio, apenas han podido ir más allá. Se marchan sin haber podido superar los 5.500 metros de altitud.
Última frustrante rotación
En su última salida del campo base, Lolo González y Sergio Carrascoso retomaron la ascensión por el glaciar Diama el lunes 5 de julio. La previsión meteorológica volvía a ser incierta, y la realidad volvía a confirmarles con nuevas nevadas que este no era el año del Nanga Parbat.
El 6 de julio, la cordada andaluza consiguió alcanzar su cota máxima de 5.500 metros de nuevo, adentrándose en lo que llaman el glaciar intermedio. Pero una grieta demasiado ancha les obligó a retroceder. Esa misma tarde, la nieve comenzó a caer con fuerza y los inmovilizó en el C1 durante todo el día 7.
El 8 de julio, volvieron a salir, pero las acumulaciones de nieve les dejaron claro que la mejor opción era descender. Recuperaron su depósito de material a 5.500 metros y abandonaron. Sergio Carrascoso resumía los diversos motivos que les llevaron a tomar la decisión de retirarse: “primero, la permanente inestabilidad meteorológica, que nos ha concedido 6 días de buen tiempo en 29 de estancia en el campo base, y segundo, como consecuencia de ello, la montaña y la ruta presentan una gran acumulación de nieve, que hemos padecido en la zona baja y que debe ser mayor en la zona alta, como se puede observar en el trapecio de cima desde el CB. Aclimatar a la altura necesaria para un intento a cima con garantías, seguir en la ruta sabiendo que la cima es imposible, sería asumir unos riesgos inaceptables”.
Por su parte, Lolo González destaca la extraordinaria adversidad meteorológica que han vivido y que no les ha permitido ir más allá de los 5.500 m, algo que nunca le había ocurrido en sus muchas expediciones a las grandes montañas: “nunca hasta ahora me había ocurrido, siempre superamos los 7.000 metros en anteriores expediciones y en esta ocasión no hemos sido capaces, a pesar del esfuerzo y empeño que hemos puesto. Las condiciones meteorológicas y de la nieve han sido determinantes. El día 8 de julio pasé miedo regresando al campo 1, por las avalanchas, algunas estaban demasiado cerca. Creo que ha sido la mejor decisión”.
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