Los estragos de los terremotos de la pasada primavera se apuntan como una de las causas posibles de la proliferación de grietas en la Cascada de Hielo del Khumbu, que se presenta este año todavía más rota y peligrosa de lo que es habitual. Ese es el escenario con el que tienen que luchar los Doctores de la Cascada, el equipo de sherpas encargados de la fijación de la ruta entre el campo base y el campo 2 que sortea este peliagudo tramo.
Según informa The Kathmandu Post, los trabajos acumulan un significativo retraso, debido a las dificultades con las que se están topando los Doctores de la Cascada. Incluso a pesar de que este año se ha visto incrementado su número y en lugar de los seis habituales son entre siete y diez los sherpas que trabajan en la ruta, todavía no se ha conseguido alcanzar el C2 y queda bastante para poder completar todo el trabajo, que debería incluir dobles líneas en los tramos más complejos, para poder garantizar un flujo constante de subida y bajada.
Grietas, agujeros y nieve
«Hay varias grietas y agujeros más a lo largo de la ruta del Everest este año», declaraba el Dr. de la Cascada Ang Kami Sherpa a The Kathmandu Post, «y como resultado de ello, necesitamos más escaleras de aluminio en comparación con años anteriores, para navegar a través de esas grietas y agujeros». En consonancia con esas afirmaciones, el Sagarmatha Pollution Control Committee (SPCC) apuntaba que durante la primera semana de los trabajos de fijación de la ruta, ya se habían colocado más de 40 escaleras, y calcula que cuando la ruta llegue finalmente al C2, se habrán instalado un número cercano a las 200 escaleras entre el CB y ese punto.
De momento, sin embargo, los Doctores de la Cascada no pueden avanzar tan rápido como les gustaría. Su objetivo inicial pasaba por comenzar los trabajos la segunda semana de marzo y concluirlo a principios de abril, coincidiendo con la llegada de la mayoría de alpinistas occidentales a Nepal y el consiguiente inicio de los trekkings hacia el campo base. De este modo, las agencias tendrían tiempo al menos de tener bastante adelantado el montaje del C2, uno de los hitos importantes para las expediciones al Everest.
Los trabajos comenzaron a mediados de marzo y todavía no han concluido ni mucho menos. Así las cosas, varias expediciones ya han instalado su campo base a los pies de la montaña, pero todavía no pueden comenzar a montar el C2. Ayer mismo, The Himalayan Times informaba que los Doctores de la Cascada se habían visto obligados a suspender su trabajo durante un par de días ante el elevado riesgo de avalanchas. En los últimos tres días, dos grandes avalanchas se desencadenaron en las laderas del Pumori y el Nuptse, montes adyacentes al CB. «Sentimos la onda expansiva de las avalanchas desde el campo base, pero no estuvimos en peligro», informaba Nima Gyalzen Sherpa, un experto guía nepalí con nueve cimas en el Everest a sus espaldas.
Teniendo en cuenta el trabajo pendiente y el tiempo necesario para llevarlo a cabo, se calcula que las labores propiamente alpinísticas en la ruta no comenzarán hasta principios del mes de mayo.
Menos alpinistas
Los números todavía no son definitivos, pero las autoridades de Nepal esperan que unos 250 alpinistas intenten este año la ascensión al Everest (incluidos los guías nepalíes e internacionales) por la vertiente sur, la más concurrida. Eso significa un importante descenso respecto al año pasado, cuando fueron algo más de 350 los permisos extendidos para el Everest por el gobierno de Nepal. La cifra queda todavía más lejos de los mejores años, cuando las cifras de permisos rondaban aproximadamente el doble de la cifra indicada para 2016.