Krzysztof Wielicki se encuentra hoy en el campo base del K2 (8.611 m), buscando la última primera invernal de un ochomil. Otro 17 de febrero, en este caso el de 1980, el alpinista polaco tocaba el cielo con la punta de los dedos, alcanzando la cumbre del Everest (8.848 m), la primera cumbre de más de 8.000 metros hollada en invierno. El veterano alpinista polaco tiene el sueño de cerrar ese círculo: estando presente tanto en la primera como en la última primera invernal de un ochomil.
Es un buen momento, pues, para recordar aquel éxito que inauguraría una era de dominio polaco en las grandes invernales.
Cerca del fin de la expedición
Krzysztof Wielicki y Leszek Cichy eran los dos alpinistas más jóvenes de aquella expedición, y dos de los que mejor resistieron las duras condiciones de un invierno en el Everest. Para aquel momento, sólo ellos y otros dos compañeros seguían en condiciones de medirse a la montaña. De hecho, lo habían intentado pocos días antes y habían alcanzado el Collado Sur (8.000 m) junto con su compañero Walenty Fiut el 11 de febrero, pero un viento excesivo y un frío atroz los obligó a descender de nuevo tras una noche espantosa en altura.
El 13 de febrero, Andrzej Zawada y Ryszard Szafirski llevaron a cabo un intento heroico que los llevó de nuevo hasta el Collado Sur. El líder de la expedición terminó exhausto, pero esa fue su manera de recuperar la moral del resto de miembros. A continuación, fueron el experimentado Andrzej Heinrich y Passang Sherpa quienes ascendieron hacia los campamentos de altura, aunque terminarían dándose la vuelta a 8.350 m.
La ascensión de Wielicki y Cichy: «Si no hubiera sido el Everest, si se hubiera tratado de cualquier otra montaña, nos hubiéramos dado la vuelta»
La última oportunidad, por la inminente finalización del permiso de ascensión, volvió a situar a Krzysztof Wielicki y Leszek Cichy en el Collado Sur el 16 de febrero. Tras pasar una noche a -42ºC y con vientos fuertes, los dos se pusieron en marcha a las 6:50 horas de la mañana del 17 de febrero en dirección a la cima, llevando una pequeña mochila con una botella de oxígeno que apenas sabían usar.
Los dos alpinistas realizaron un esfuerzo enorme, siempre hacia arriba y sin tener muy claro dónde quedaba su objetivo exactamente. «Si no hubiera sido el Everest, si se hubiera tratado de cualquier otra montaña, nos hubiéramos dado la vuelta», asegurarían posteriormente. Sin embargo, no lo hicieron y a las 14:25 horas Leszek Cichy se comunicó por radio con el campo base:
—¿Me oís? ¿Me oís? Cambio.
—Negativo, repite. Repite.
—¡Adivinad dónde estamos.
—¿Dónde estáis? Cambio.
—En la cumbre. En la cumbre.
—¡Hurra, hurra! ¡En la cumbre! ¡Besos! ¡Abrazos! Un récord mundial. Cambio.
Allí arriba dejaron un termómetro de máxima y mínima para atestiguar su paso por la cumbre, y recogieron muestras de piedras y nieve con fines científicos y emprendieron el peligroso descenso. Mientras tanto, la noticia de su cumbre viajaba a Polonia y al resto del mundo.
Un descenso al límite
El objetivo ahora había cambiado y consistía en llegar a su tienda en el Collado Sur antes de que la noche invernal los absorbiera para siempre. En la cima sur comenzaron a notar síntomas de congelación en las extremidades. Las pilas de sus linternas frontales se agotaron pronto, sumiéndoles en la total oscuridad. Los dos amigos se separaron, Leskez Cichy más adelantado y Krzysztof Wielicki perdiendo terreno y desorientándose detrás.
Leszek Cichy consiguió llegar a la tienda del Collado Sur hacia las 20:00 horas. Krzysztof Wielicki lo hizo una hora más tarde, después de deambular por aquella extensión a 8.000 metros buscando su precario refugio, donde su compañero ya calentaba agua. Su principal preocupación eran sus dedos de los pies congelados. No se sacaron las botas en todo el descenso.
Las dos jornadas siguientes fueron perdiendo altura paulatinamente, con los dedos de los pies doloridos por las congelaciones y a ratos arrastrándose sobre la nieve. Finalmente, llegaron al campo base el 19 de febrero, donde el resto de sus compañeros los esperaban.
Lecturas relacionadas

Desnivel nº380
En este número: EL DOBLE EVEREST DE KILIAN. La sombra de la duda. OPINIÓN. El tiempo de la (des)información. MACIZOS CENTRAL Y OCC…

Escaladores de la libertad. La edad de oro del himalayismo polaco
Por: Bernadette McDonald.
[…]
- Etiquetas: Krzysztof Wielicki, Leszek Cichy
2 comentarios
La verdad que los horarios son increíbles … igual que ellos, menudos jabatos.
Estos tíos salieron de collado sur a las siete de la mañana y llegan a cumbre a las dos y media, y hoy en día todo el mundo sale a la once de la noche del día anterior y algunos no llegan a cima ni aunque sea en pleno verano y con O2.